No hay una terapia equina sin razón. Montar a caballo combina destreza física y mental que se entrena y mejora con cada paseo. Este es un tipo de actividad es apta para todo tipo de personas y a todas las edades. Subirse a lomos de un caballo para pasear por el campo o por la orilla del mar tiene un gran atractivo y supone una terapia física y mental perfecta.
A nivel físico, montar a caballo tiene numerosos beneficios. Para comenzar, la postura que se debe adquirir en la silla de montar propicia que entrenemos la espalda y el core. Debemos mantenernos bien erguidos para llevar una postura correcta y tener un mejor equilibro a caballo. A la larga, montar a caballo no solo provocará mantener una correcta postura cuando practicamos este deporte, también en nuestro día a día. Colocar correctamente el cuerpo, especialmente cuando estamos sentados puede ayudar a combatir dolores de espalda típicos que vienen dados por el sedentarismo. Demasiadas horas sentados con una mala postura es la antesala de molestas lesiones de espalda y cuello.
Además, la equitación potencia nuestro equilibrio tanto horizontal como vertical. Hay que adaptarse y adecuarse a los movimientos del caballo, por lo que adaptarnos y mantener el equilibrio será clave para poder disfrutar de esta actividad. Esto también está relacionado con la coordinación psicomotriz. Al no estar completamente al control de lo que pasa, ya que el caballo es una parte muy activa en esta práctica, mejoras tus reflejos para poder adaptarte a cada situación.
Entre los grupos musculares que más beneficios pueden obtener de la equitación encontramos la espalda, el core, las piernas y los glúteos. Todos ellos están involucrados de manera activa cuando montas a caballo, por lo que se puede tonificar prácticamente todo el cuerpo con este deporte.
Equitación: mejora la memoria
Montar a caballo tiene también beneficios a nivel mental. La equitación tiene una repercusión muy positiva en el autoestima y el autocontrol. Para estar en sintonía con el caballo hay que aprender a controlar las propias emociones, superar miedos y entrenar la percepción para poder prever posibles cambios en el compañero equino. Además, se produce una mejora en la memoria gracias al aumento en la capacidad de atención y en la concentración que se produce cuando montamos a caballo.
Además, la relación con el animal puede inculcar tanto en niños como en adultos, el sentimiento de empatía y respeto. Aprender a cuidar a un caballo también contribuye a aumentar el sentimiento de responsabilidad, especialmente en niños.
Por supuesto, como ocurre con la práctica habitual de cualquier deporte, la equitación enseña disciplina. Esta cualidad no solo la podemos emplear en el deporte, sino que puede ayudarnos a mejorar en cualquier aspecto de nuestra vida.
La equinoterapia es ideal para personas con fobias o miedos, ya que les ayuda a trabajar en el dominio de sus emociones y la superación de esos miedos para poder montar a lomos del caballo. También está especialmente indicada para personas con discapacidades tanto psíquicas como psicomotrices. No solo les ayuda a movilizar el cuerpo y trabajarlo, también les ayuda a socializar e identificar sus emociones, mejorando su confianza en sí mismos.
La equitación es un deporte muy completo para todas las edades y para todo tipo de personas. ¡No dejes de practicarla si tienes la oportunidad!
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