La piel de los párpados y la del contorno de los ojos es muy fina y muy susceptible de sufrir especialmente ante las agresiones externas, ya que a ese poco grosor hay que añadir que apenas tiene glándulas sebáceas que contribuyan a nutrir y proteger esta zona tan delicada. El hecho de no retirar el maquillaje de los ojos contribuye a que la piel se deteriore más deprisa que en otras zonas del rostro más resistentes. Esto contribuye a que el rostro presente un aspecto apagado y a que aparezcan de forma prematura edemas (hinchazón en la zona de la ojera) y arrugas. Por otro lado, si la máscara de pestañas no se quita antes de acostarse se endurece, un factor que dificulta su retirada posterior e incrementa la fragilidad de las pestañas, que se vuelven más quebradizas y se caen con facilidad.

No obstante, los motivos para no saltarse la rutina de retirar el maquillaje de los ojos no son únicamente de índole estética. Las sombras de ojos y el rímel acumulado obstruyen los poros y pueden llegar a taponar las vías lacrimales. Esto incrementa el riesgo de irritaciones, miliums (pequeños granitos blancos y duros en la línea de las pestañas o alrededor de los ojos), conjuntivitis e, incluso, infecciones oculares más graves.

Recientemente, un artículo recogido en la revista de la Sociedad Americana de Oftalmología (AAO, por sus siglas en inglés) recogía el caso de una mujer que después de años sin retirar el maquillaje de sus ojos había desarrollado una serie de quistes debajo de los párpados y de la conjuntiva (la membrana transparente que tapiza el ojo). Estos quistes habían adquirido una consistencia muy dura que había causado inflamación, dolor, conjuntivitis y úlceras en la córnea de diversa consideración. Aunque se trata de un caso extremo, los autores del trabajo querían llamar la atención sobre un gesto (el de retirar el maquillaje de los ojos) al que no siempre se le da la importancia que tiene.

¿Cómo hay que maquillarse los ojos?

• Los productos de maquillaje que van a estar cerca de los ojos (sombras, máscara de pestañas y lápices y pinceles delineadores) deben ser de calidad para evitar alergias e irritaciones. Estos productos deben ser de uso individual.
• Respetar las fechas de caducidad de los productos y desechar los que después de su aplicación causen enrojecimiento de los ojos, picores o tirantez en los párpados.
• Tener cuidado de que los productos no entren en los ojos y no colorear la línea de agua (la base de las pestañas) por su parte interior.
• No maquillarse los ojos si hay conjuntivitis o problemas oculares y deshacerse de los productos que hayan podido contaminarse.
• Hay que tener en cuenta que los productos resistentes al agua (waterproof) son más oleosos y difíciles de quitar. Además, suelen dejar más residuo incluso después de haberse desmaquillado, por lo que es conveniente que su uso sea esporádico.

¿Cómo hay que retirar el maquillaje de los ojos?

• Hay que hacerlo con productos específicos para esta zona de la cara. Estos desmaquillantes no son agresivos y están formulados para no causar irritaciones en los ojos ni resecar la fina piel del contorno ocular. Lo mejor es que no contengan ni alcohol ni perfume. Recurrir a productos como el aceite de oliva o de almendras, la vaselina o a lociones corporales para retirar el maquillaje de los ojos generalmente no es buena idea porque pueden contener ingredientes que irriten la superficie ocular y, además, su textura es muy densa, lo que favorece la obstrucción de los poros y las vías lacrimales.
• Lo mejor es retirar las sombras de ojos y la máscara de pestañas con un disco de algodón suave que no suelte pelusa usando un disco para cada ojo. Hay que repetir esta operación si con la primera aplicación se observan restos de maquillaje y hasta que el disco salga completamente limpio.
• En primer lugar, hay que empapar el disco con el producto desmaquillante y aplicarlo suavemente sobre el ojo cerrado sin presionar ni frotar. Este gesto debe durar entre 20 y 30 segundos aproximadamente para ablandar el maquillaje y facilitar su retirada con movimientos suaves en una sola dirección (normalmente de dentro hacia fuera) que no dañan ni la piel ni las pestañas.