Niños, Prevención

Señales de que tu hijo no ve bien

La visión juega un papel fundamental en el desempeño deportivo de los más pequeños, en su rendimiento escolar… aprende a detectar si ve correctamente.

Según el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León, el 25 % de los niños españoles presenta algún problema visual. A su vez, estas alteraciones son responsables de un tercio de los casos de fracaso escolar, a tenor de las cifras que se manejan en las consultas de los oftalmólogos infantiles y en las de pediatría, según corroboraba la Dra. Lucía Galán recientemente en su blog.

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Por otro lado, la vista ayuda a que el niño se desenvuelva mejor en Educación Física o en el deporte que más le guste. De esta manera, resulta fundamental estar pendientes de ciertas señales que pueden indicar que el pequeño no ve correctamente, dado que es bastante difícil que el menor se dé cuenta por sí mismo de que tiene un problema visual; al fin y al cabo, no tiene experiencia para comparar, es posible que siempre haya visto mal o que no sepa explicar muy bien qué le ocurre por su corta edad.

Cómo puedo darme cuenta de que el niño no ve correctamente

  • Se acerca mucho al papel al leer o escribir. Tuerce la cabeza, frunce el ceño o guiña los ojos cuando está leyendo o escribiendo.
  • Necesita guiarse con el dedo para seguir los renglones cuando lee o escribe demasiado torcido.
  • No tiene interés por la lectura, su comprensión lectora es baja, pierde el hilo del argumento de lo que lee, no es capaz de estar mucho tiempo leyendo o se salta renglones cuando lee en voz alta.
  • Pierde interés en los deportes de equipo en los que se requiere mucha coordinación con los compañeros o en las actividades basadas en la puntería. Recibe balonazos o golpes por no haber visto la pelota, tropieza con facilidad…
  • Se pone muy cerca de la pantalla de la televisión.
  • Entrecierra los ojos cuando intenta leer la pizarra o carteles que ve por la calle.
  • Le lagrimean los ojos excesivamente y se queja de que le pican o le escuecen. Parpadea demasiado y parece demasiado sensible a la claridad o la luz del sol.
  • Se queja de que le duele la cabeza cuando lleva un rato leyendo o haciendo tareas que requieren fijar la vista.
  • Se frota los ojos cuando lleva mucho rato leyendo y dice ver borroso.
  • Desvía un ojo y parece que no mira fijamente.


Estos síntomas no siempre serán indicativos de que el niño tiene un problema visual, pero sí pueden poner a los padres y a los profesores sobre la pista. La primera revisión oftalmológica debe llevarse a cabo en torno a los seis meses en la consulta de su pediatra.

A partir de ese momento, se recomienda llevar al niño a revisión cada año para detectar problemas muy frecuentes como el ojo vago y otros menos habituales, como el daltonismo. Es aconsejable no saltarse esta pauta en caso de que haya antecedentes familiares de problemas de refracción (alta miopía, astigmatismo o hipermetropía), cataratas prematuras o estrabismo.

Según los especialistas, la vuelta al cole es el momento idóneo para llevar al niño al oftalmólogo infantil para que le haga una revisión completa, aunque si se observan las señales antes descritas, lo mejor es llevar al pequeño en cualquier momento del curso, ya que la detección y el tratamiento precoces (la mayoría de las veces basta con poner gafas al menor) pueden ayudar a prevenir problemas mucho más serios relacionados con el rendimiento académico y la integración del pequeño.

Además, los expertos recuerdan que no es necesario que el pequeño sepa leer para pasar los test visuales, ya que los oftalmólogos infantiles tienen recursos y herramientas a base de formas, dibujos y colores para poder hacer la exploración adecuadamente.