Ha llegado la primavera, una de las estaciones preferidas por muchos, con muchas horas de sol y no demasiado calor. No es así para aquellos que sufren alergia al polen y que, en estas fechas, se ven obligados a tomar antihistamínicos y a no separarse de su paquete de pañuelos.
La prevención es básica en los casos de alergia estacional para evitar que los síntomas de la alergia puedan con nosotros y nos impidan hacer una vida normal, así que te damos una serie de consejos y trucos para saber prevenir la alergia al polen antes de que aparezcan los primeros síntomas.
¿Cuándo aparece la alergia al polen?
Unos ocho millones de personas en España sufren de alergia primaveral. El polen, que se encuentra presente en los árboles y las hierbas, es el responsable de que un alto porcentaje de la población española sufra los síntomas de esta alergia estacional, sobre todo en los meses que van de marzo a junio y que coinciden con la primavera.
El polen de las plantas se transporta por el aire: estos granos minúsculos producidos por las plantas contienen células espermáticas, que el organismo de los alérgicos al polen percibe como un agente nocivo, produciendo así una respuesta de su sistema inmune.
En España, la planta que más alergia al polen causa es la familia de las gramíneas, que además cuentan con un período de polinización muy amplio, por lo que el período de alergia también se alarga en el tiempo.
¿Cuáles son los síntomas de la alergia al polen?
Como hemos dicho, el organismo de las personas que sufren de alergia al polen reconoce a este como a un agente invasor o nocivo, y ofrece una respuesta para «defenderse» de él. Esto supone que se liberan en el torrente sanguíneo una serie de sustancias químicas (siendo la más conocida la histamina, que suele ir acompañada de otras cinco sustancias inflamatorias principales más: las triptasas, las quimiocinas, las citocinas, los leucotrienos y las prostaglandinas) que son las responsables de los síntomas de la alergia.
Los síntomas más comunes de la alergia comienzan siempre en la nariz: todos respiramos de forma natural alérgenos como el polen, y como la nariz actúa como sistema de filtro natural, es el primer lugar donde se experimentan los síntomas de la alergia. Estos son la congestión nasal, los estornudos, el goteo nasal, el picor de nariz y el picor y lagrimeo en los ojos. La rinitis alérgica es una consecuencia de estos síntomas.
¿Qué podemos hacer para prevenir la alergia al polen?
No hay por qué esperar a que aparezcan los síntomas de la alergia para tomar las medidas necesarias para evitarla, sino que es conveniente comenzar a actuar tiempo antes tomando las medidas de prevención necesarias.
- Evitar las salidas al campo y las actividades al aire libre: al menos en los días en los que la concentración de polen sea más elevada.
- Cerrar las ventanas de la casa y viajar con las ventanillas del coche cerradas: de este modo evitamos en la medida de lo posible el contacto con los alérgenos.
- Ser estrictos con la limpieza del hogar y con la higiene de nuestras manos y cara: a la hora de limpiar nuestra casa, es mejor utilizar aspiradores que absorben el polvo en lugar de escobas que mueven las partículas en el aire. Nuestra higiene personal también es importante: debemos mantener las manos bien limpias y refrescar ojos y nariz cada poco tiempo.
- No practicar deporte intenso al aire libre: sobre todo en los días de alta polinización, ya que puede dar lugar a episodios de asma en personas alérgicas. También es importante protegernos con gafas de sol y mascarilla en caso de que sea necesario.
- Evitar tender la ropa al aire libre y utilizar filtros antipolen y purificadores de aire: la idea es siempre evitar exponernos a los agentes alérgenos.
Los niveles de polen en 2017
En distintas páginas web (como por ejemplo eltiempo.es) podemos encontrar los valores de concentración de polen por provincias y así nos podemos mantener informados y tomar las medidas de prevención necesarias cada día. Debemos tener en cuenta que existen otros factores que influyen en la concentración de polen, como la pluviosidad, la temperatura o la altitud del lugar en el que nos encontremos.
También varía la concentración de polen en la atmósfera a lo largo del día, aumentando durante las primeras horas de la mañana y durante el atardecer. Además, las zonas rurales cuentan con mayores proporciones de polen que las grandes ciudades, gracias al efecto barrera de los edificios.
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