Bienestar, Salud

Los antihistamínicos: ¿qué efecto tienen en nuestro cuerpo?

La alergia puede ser tan molesta que puede llegar a condicionar la vida diaria. Descubre cómo los antihistamínicos pueden ayudar.

Las personas con alergia tienen siempre que tener cuidado con los alergenos que les afectan para evitarlos (si son ciertos alimentos, por ejemplo), y en caso de que sean inevitables (los ambientales), tratar de prevenir lo máximo posible su afectación y hacer uso de antihistamínicos cuando los síntomas sean ya acusados y quieran tratarlos.

Las alergias son reacciones de nuestro cuerpo al entrar en contacto con alguna sustancia alergénica. En primavera aparecen más alergias que el resto del año porque se activan los pólenes. En otoño hay otro repunte, cuando se ven más afectados los que tienen alergia a los ácaros, el moho, los hongos y las plantas que polinizan en esa época.

Los síntomas más habituales son conjuntivitis y rinitis alérgica, pero también pueden producir otras afecciones en vías respiratorias altas como consecuencia de la inhalación de esos componentes alérgicos.

Si eres uno de los afectados debes conocer en qué te ayuda la rutina diaria de tomarte un antihistamínico y qué efectos secundarios en tu organismo provoca. Te recordamos, antes de comenzar, que cualquier duda la consultes con tus profesionales sanitarios de confianza, médico, enfermera y/o farmacéutico.

Los 11 tips sobre los antihistamínicos que debemos conocer

  • Los antihistamínicos son los fármacos más recetados a la población general y, aunque pueden adquirirse sin receta, su prescripción la debe hacer siempre un médico, ya sea un tratamiento a demanda o continuado.
  • Son fármacos que inhiben el efecto de la histamina, una sustancia química que se encuentra en todos los tejidos corporales y que se activa ante una reacción alérgica.
  • Los hay de primera generación, de segunda generación y de tercera generación, todos ellos con efectos secundarios diferentes.
  • Los de primera generación son la difenhidramina, el dimenhidrinato, la clemastina, la doxilamina o la clorfeniramina. Los de segunda generación más conocidos son la loratadina, la cetirizina, la ebastina y la rupatadina. Los de tercera generación son la desloratadina (metabolito de la loratadina), la levocetirizina (isómero de la cetirizina) y la fexofenadina. Nombres técnicos pero que resultarán muy familiares para quien los toma.
  • Los de primera generación penetran en todo el Sistema Nervioso Central y pueden causar somnolencia (la histamina nos ayuda a estar despiertos), aumento del apetito, sequedad en los fluidos, visión borrosa, estreñimiento, retención de la orina, etc.
  • Los de segunda generación se denominan también «no sedantes», por lo que son más seguros de cara al rendimiento laboral y escolar. Al introducirse menos en el Sistema Nervioso Central, se consideran medicamentos aptos para poder conducir y realizar otras actividades de la vida diaria que requieran concentración.
  • Los de tercera generación derivan de la segunda generación y tienen como objetivo potenciar la eficacia y disminuir los efectos secundarios aún más.
  • Actúan controlando la histamina, eliminando los síntomas que provoca esta sustancia cuando aumenta su concentración; controla los picores y lagrimeos de las mucosas respiratorias y oculares, el edema, la urticaria y enrojecimiento de la piel, estornudos, etc. No curan la enfermedad, sino que la palían. Son un tratamiento sintomático.
  • Además de los efectos descritos, los antihistamínicos también inhiben el vómito y la sensación de mareos.
  • Su administración produce sequedad en todos los fluidos del cuerpo: se suele sentir más ganas de beber agua, los niveles de saliva se reducen (ojo a esto pues la saliva protege a la boca de la caries y otras enfermedades dentales), inducen a tener menos ganas de relaciones sexuales (por la sequedad vaginal) y a nivel dermatológico, pueden condicionar la aparición de manchas en la piel si no realiza una buena protección solar.
  • Por último, convertirlos en un hábito hará más fácil para la persona afectada sobrellevar esa alergia tan molesta, pues son medicamentos muy eficaces. E insistimos, no deberían tomarse antihistamínicos por propia iniciativa, siendo lo ideal consultarlo todo con los profesionales sanitarios de confianza. Ellos ayudan a cuidar de la salud.

Foto | iStock / AntonioGuillem