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En forma dentro del agua: así te ayudan los distintos estilos de natación

La natación y el ejercicio dentro del agua son unas de las mejores opciones para trabajar nuestras capacidades físicas básicas reduciendo el riesgo de lesión.

Uno de los deportes más recomendados por médicos y entrenadores, y muy atractivo sobre todo en los meses de verano, es la natación. Se trata de un deporte que puede practicar cualquier persona, independientemente de su edad y sexo, adaptable a todas las condiciones físicas y que nos puede reportar numerosos beneficios, tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente. ¿Has pensado en comenzar a nadar este verano?

Los beneficios de ejercitarse en el agua

La natación y los deportes de agua como el aquaeróbic son deportes ideales para cualquier edad y además son un buen ejercicio complementario para aquellos deportistas que realizan otros tipos de entrenamiento. Los ejercicios dentro del agua mejoran todas nuestras capacidades físicas básicas (fuerza, resistencia, flexibilidad…) además de ayudarnos a desarrollar otras capacidades específicas como el control corporal, la coordinación o la agilidad. Los deportes acuáticos suelen ser muy completos: nos ayudan a ejercitar el cuerpo en su totalidad, tocando todos los grupos musculares y también nos ayudan a aumentar el gasto calórico.

¿Por qué el ejercicio en el agua es una de las formas de entrenamiento más recomendada? Es sencillo: dentro del agua el peso de nuestro cuerpo disminuye y el entrenamiento que realizamos es de bajo impacto. De esto se benefician nuestras articulaciones, que no sufren tanto como lo hacen con otros deportes más agresivos para ellas como pueden ser el entrenamiento con pesas o el running. El agua nos ofrece la posibilidad de realizar un trabajo de fuerza y resistencia con un riesgo de lesión mucho menor que en otros deportes.

A través de la natación no solo tonificamos nuestros músculos, sino que además aumentamos en gran medida nuestra capacidad cardiopulmonar (importante para la mejora en otros deportes aeróbicos como pueden ser el running o el ciclismo) y mejoramos nuestra circulación.

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Los distintos estilos de natación y sus beneficios

Natación

Dentro de la natación, podemos practicar diferentes estilos de nado, de mayor o menor dificultad. El estilo más habitual para practicar la natación es el crol o estilo libre: este es el estilo preferido por los nadadores de competición, ya que es con el que se alcanzan mayores velocidades, aunque también supone un gasto calórico elevado por la necesidad de mantener un ritmo constante. Al nadar a crol trabajamos también la coordinación y nuestra respiración: es importante que llevemos una respiración rítmica (una respiración completa por cada tres brazadas) para alcanzar un ritmo óptimo. Las partes del cuerpo más trabajadas con este estilo se encuentran en nuestro tren superior: dorsales, pectorales y hombros.

La braza o especialidad de pecho es otro de los estilos más apreciados por los nadadores. En este caso el trabajo se encuentra más diversificado entre el tren superior (pectorales y espalda) y el inferior, ya que la patada en el agua nos ayuda a avanzar de forma más rápida. Este estilo es muy cómodo para los nadadores ya que la respiración es mucho más sencilla que en los demás y reparte el esfuerzo a lo largo de todo el cuerpo; sin embargo, también requiere una buena coordinación y un buen rango de movimiento de las articulaciones tanto de los hombros como de las piernas.

El nado a espalda es muy similar al crol o estilo libre, y también nos permite nadar a una buena velocidad. Es importante tener en cuenta que en estos dos estilos necesitaremos un rango de movimiento amplio en la articulación del hombro, que realiza un movimiento circular de gran amplitud. La respiración en este estilo es bastante más sencilla que en los demás, ya que nos encontramos flotando boca arriba, lo que hace del nado a espalda uno de los estilos más relajados para los nadadores, y uno de los preferidos para aquellos que nadan simplemente por diversión.

La mariposa es quizás el estilo más complicado ya que requiere una buena coordinación muscular (ambos brazos y ambas piernas se mueven a la vez para impulsarnos hacia delante) y también una coordinación correcta de la respiración. El nado a mariposa requiere un mayor esfuerzo anaeróbico para sacar el cuerpo del agua, y con él se pueden alcanzar velocidades similares a las del crol, aunque supone un esfuerzo bastante mayor.

Sea cual sea el estilo que practicamos, es importante tener en cuenta que debemos tener una buena técnica que nos aleje de las lesiones. Una vez que hemos aprendido la técnica perfecta podemos ir realizando progresivamente sesiones de natación más largas y más exigentes, combinando los distintos estilos para obtener unos beneficios completos.