Seguro que alguna vez al hacer algún esfuerzo has escuchado la frase “ten cuidado que te vas a herniar”. Esta advertencia no ha sido lanzada sin razón, ya que muchas de las hernias más comunes pueden ser provocadas por un sobreesfuerzo. Pero padecer una no es sinónimo de inmovilidad, practicar ejercicio con moderación puede ayudarte a mantener tu salud, fortalecer tu cuerpo y evitar futuras lesiones de este tipo.
¿Qué es una hernia? ¿Qué tipos hay?
Una hernia se produce por el desplazamiento de una víscera o hueso, en el caso de la hernia de disco, de la estructura anatómica que normalmente la fija. En la mayoría de ocasiones suele reconocerse por una protrusión en la zona afectada y no en todos los casos provoca dolor. A continuación, te enumeramos las hernias más comunes:
- Inguinal. Este tipo de dolencia se da de manera más habitual entre los hombres. Se identifica por un abultamiento en la ingle, que incluso puede llegar hasta el escroto. Por su parte, la hernia femoral se produce más entre las mujeres. En este caso, se puede identificar por la aparición de un bulto bajo la ingle.
- Discal. Se da cuando una parte del disco invertebral desplaza, presionando los nervios y produciendo lesiones neurológicas.
- De hiato. Se trata de un desplazamiento de la parte superior del estómago, que empuja la pared abdominal a través de una abertura en el diafragma. Famosa por producir reflujo y acidez en quien la padece.
- Umbilical. La hernia se forma en la zona del ombligo. En ocasiones, los síntomas aparecen una vez se alcanza la edad adulta.
- Quirúrgica. Este tipo de hernia que se produce a consecuencia de una cirugía abdominal. Las vísceras, en este caso, salen a través de la cicatriz dejada tras la intervención.
Hernia y deporte: no es incompatible
Tener una hernia no tiene por qué incapacitar al paciente para el deporte. Tras un chequeo médico y con las precauciones debidas, cualquier persona puede practicar ejercicio. Es de vital importancia conocer el estado de salud antes de comenzar con cualquier rutina de ejercicio para asegurarnos de salir ganando con su práctica, especialmente si tenemos algún problema de salud o dolencia previa que queramos atajar.
Lo ideal es que, tras dicha consulta con el médico, se comience por ejercicios suaves como caminar, hacer bicicleta estática o elíptica. Estos ejercicios están recomendados para mejorar la capacidad cardiovascular y trabajar todo el cuerpo siempre y cuando la hernia no duela. Si esto sucediera, se debe cesar el ejercicio y consultar al médico, pues la postura o estado de la lesión puede haber empeorado y sería necesario intervenir.
En cuanto al trabajo con peso y máquinas, lo ideal es comenzar acondicionando los músculos con ejercicios en los que se involucre solamente el peso corporal o un peso bajo. Una vez que se haya mejorado la resistencia y la fuerza, se puede proceder a aumentar el peso o las repeticiones, siempre y cuando sea un esfuerzo moderado.
Deportes de bajo impacto como la natación, el pilates o el yoga, siempre y cuando el instructor conozca la lesión, pueden ayudar a cuidar de nuestra salud física, mejorar nuestra flexibilidad y resistencia sin perjudicar la hernia.
¿Cómo prevenir las hernias?
El sobrepeso y los esfuerzos físicos repentinos y exagerados son algunos de los causantes de los diferentes tipos de hernias. Para evitar su aparición, nuestro aliado será el deporte acompañado siempre de una alimentación saludable. Ejercicios como los abdominales hipopresivos pueden ayudar a prevenir las hernias que se producen en la zona abdominal mediante el fortalecimiento de los músculos de esta zona.
Del mismo modo, practicar ejercicio físico de manera regular preparará el cuerpo para cualquier esfuerzo extra, minimizando el riesgo de padecer una hernia por este motivo.
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