Deporte, Niños

10 juegos para niños al aire libre

Aprovechar los espacios al aire libre para jugar con los niños es importante para que estos puedan estar en contacto con la naturaleza y compartir momentos.

Jugar en el exterior ayuda a los más pequeños a mejorar sus habilidades sociales, ya que al estar en contacto con otros niños deben aprender a relacionarse, compartir, negociar y, en definitiva, a interactuar con los demás. En este sentido, jugar con otros niños también implica la necesidad de desarrollar las habilidades de liderazgo y cooperación, entre ellas, aprender a dirigir pero también a ceder, algo que será muy valioso para el futuro.

Hoy en día, la mayoría de las actividades que realizan los pequeños tienen lugar en espacios cerrados. Ver la televisión, jugar con videojuegos o estudiar ocupan la mayor parte de su tiempo y les priva de llevar una vida más activa, en contacto con el exterior.

Las actividades al aire libre no sólo desarrollan mejores capacidades físicas, gracias a la práctica de deporte, sino que también implican otras habilidades beneficiosas: los niños ganan confianza en sí mismos porque fomentan sus capacidades y vencen sus miedos.

Jugar al aire libre estimula la imaginación y la creatividad de los niños, ya que es un escenario idóneo para inventar juegos e imaginar situaciones. Las oportunidades de aprendizaje son numerosas al tener la posibilidad y la libertad de observar, explorar y experimentar por sí mismos.

Juegos para niños al aire libre

En este post recogemos un conjunto de 10 juegos al aire libre que suponen un estímulo, sociabilidad y ejercicio para impulsar el desarrollo saludable de los más pequeños:

1. El gato y el ratón: Juego de cuerda por equipos. Dos niños con la cuerda van dándole vueltas mientras que el gato persigue al ratón saltando la cuerda. Se desarrolla la capacidad motora y de coordinación físico-visual.

2. Relevos: Se forman varios equipos con el mismo número de jugadores. Los equipos se colocan alineados en paralelo y a lo largo de una línea de salida. Se trata de un juego competitivo.

3. Atrapa tesoros: Juego de coordinación psicomotriz para niños de infantil. Se dispersan por el terreno muchos objetos pequeños (el tesoro) que los niños, por parejas o en equipos, deberán atrapar lanzando un aro hacia los objetos.

4. El oso hormiguero: Juego cooperativo para niños pequeños, todos juntos. Se elige a un niño en el papel de oso hormiguero y el resto son hormigas que corren por el terreno de juego evitando ser tocados por la nariz del oso hormiguero.

niños jugando

5. Pisa el globo: Es un juego de destreza y coordinación. Tan sólo se necesitan globos y un poco de cuerda para atar los globos al tobillo de cada participante. El objetivo es intentar pisar el globo del contrincante evitando que pisen el nuestro.

6. Carreras de sacos: Es un clásico de los juegos infantiles al aire libre para hacer ejercicio. Sólo requiere unas bolsas de basura grandes y estar dispuestos a correr.

7. El pañuelo: Se hacen dos equipos y a cada integrante se le asigna un número igual que a otro niño del equipo contrario. El adulto se pone en medio sujetando un pañuelo y dice uno de los números asignados. A quienes corresponda esa cifra, uno por cada equipo, deberán ir corriendo en busca del pañuelo y regresar a la fila con su equipo antes de que el contrincante le pille o le arrebate el pañuelo.

8. El teléfono escacharrado: Juego de sociabilidad. Colocamos a todos los pequeños en círculo. Un niño al azar susurrará al oído del siguiente una palabra, frase o trabalenguas. El último del círculo dirá lo que ha entendido en voz alta.

9. El balón prisionero: Juego de estrategia. Se divide el terreno en dos campos, se hacen dos equipos con el número de personas igualado y se utiliza una pelota. A sorteo se decide qué equipo empieza a jugar con la pelota. Esta se tira hacia los integrantes del otro campo y si les da estarán muertos. Ganará el equipo que más gente mate del equipo contrario y más estrategias tenga para no ser dados con el balón.

10. El bosque parlanchín: Juego para descubrir la naturaleza. Tumbados en el suelo con los ojos cerrados se les pide a los niños que escuchen los sonidos de la naturaleza: el canto de un pájaro, el rumor de las hojas, el murmullo del agua, el silencio…