Siempre que se habla del cuidado del medio ambiente se piensa en grandes políticas internacionales o en el papel que tienen los países en el rumbo de la preservación ambiental. Sin embargo, cada ciudadano puede poner en marcha pequeños gestos en su vida diaria que, sumados, pueden tener un gran efecto positivo en el mundo que nos rodea.
Separar la basura y depositarla en el contenedor correcto
Cada vez más Ayuntamientos se preocupan de facilitar a los ciudadanos la no siempre fácil tarea de separar y reciclar correctamente la basura y los residuos que se generan a diario en el hogar. De esta forma, hay contenedores específicos para los desperdicios orgánicos (de color marrón), el vidrio (color verde), los envases de plástico, bricks y madera (contenedor amarillo), el papel y el cartón (color azul) y el resto de desperdicios que no encajan en ninguna de las categorías anteriores, como pañales, compresas, maquinillas de afeitar, arena de gato, porcelana y cerámica, polvo de barrer, bombillas no fluorescentes… (naranja).
Buscar los puntos limpios
En esta misma línea y dependiendo del volumen y la naturaleza de los desperdicios, existen contenedores y recintos especiales, llamados puntos limpios, para recoger muebles, pilas y residuos peligrosos como medicamentos, radiografías, aerosoles, cables, baterías de teléfonos móviles… Además, hay puntos limpios destinados a dejar equipos electrónicos, electrodomésticos y aparatos eléctricos, así como contenedores para fluorescentes, aceites minerales y de cocina, termómetros…
Por otro lado, muchas ONG y marcas de ropa disponen de contenedores y programas de aprovechamiento de ropa y calzado para darles un nuevo uso en manos de personas que lo necesiten o convertirlos en residuos para evitar que se reciclen de manera deficiente en casa.
Cada día en casa
Reutiliza. Reduce al máximo o completamente si es posible la cantidad de productos de un solo uso doméstico, tales como servilletas de papel, mopas para el polvo, pañuelos de papel, discos desmaquillantes de algodón, papel de cocina… todos ellos tienen variantes de tela o fibras textiles que se pueden usar repetidamente con solo lavarlas.
Cuestión de luces. Además de acordarte de apagar las luces cada vez que salgas de una habitación, procura usar únicamente la iluminación necesaria para ver bien, pero sin extralimitarte. Instala bombillas de bajo consumo y reguladores en los interruptores para bajar la intensidad de la luz cuando sea posible; a corto plazo es más caro que los sistemas convencionales, pero a la larga resultan más económicos y más amigables con respecto al medio ambiente. Aprovecha al máximo la luz natural manteniendo las persianas subidas. Instala cortinas y visillos ligeros que dejen pasar la luz exterior.
Ahorra agua. Cierra el grifo mientras te enjabonas en la ducha o te cepillas los dientes. Para la higiene corporal, usa la cantidad justa de jabón y reduce el tiempo que estás bajo el chorro de agua. Reduce al máximo el número de baños y decántate preferiblemente por la ducha. Revisa periódicamente la instalación para arreglar fugas, grifos que gotean, cisternas que pierden agua… y aprovecha el agua de cocción para regar plantas o fregar.
Usa termostato. Vigilar el aislamiento de puertas y ventanas, así como instalar un termostato para regular el funcionamiento de los sistemas de calefacción no solo representa un ahorro para el bolsillo; además, cuida el entorno natural. Además puedes revisar el tipo de ropa que usas para estar en casa para analizar si quizá puedes bajar un grado o dos la temperatura de la calefacción a cambio de ponerte una bata o un jersey.
Con respecto al aire acondicionado, las recomendaciones son similares. No encenderlo por rutina si no hace verdadero calor, apagarlo a intervalos cuando el ambiente esté suficientemente frío, refrescar las habitaciones bajando las persianas para reducir la necesidad de climatización eléctrica…
Transporte público. Siempre que sea posible, usa el transporte público para tus desplazamientos y prueba nuevas vías de locomoción como la bicicleta, los coches eléctricos de alquiler… y plantéate la posibilidad de compartir coche para ir al trabajo o realizar viajes. De este modo ayudarás al medioambiente y harás ejercicio.
Nada de plástico. Evita comprar fruta y verdura envasada en bandejas o en bolsas de plástico. Lleva tus propias bolsas o un carrito de la compra al supermercado y procurar no usar botellas de plástico, sobre todo para almacenar o llevar agua contigo y decántate por opciones más respetuosas con el medio ambiente, como botellas de aluminio, cristal o polímeros limpios.
Cuanto menos papel, mejor. Siempre que sea posible, pide que te manden las facturas, recibos y extractos bancarios por correo electrónico en lugar de por correo ordinario. Recicla los folletos publicitarios y cógelos solo si los necesitas.
No tires el aceite por el fregadero. Verter el aceite sobrante de la cocina por el fregadero implica emplear más detergentes y productos para depurar el agua. Los especialistas recomiendan meter el aceite usado en un bote de cristal y depositarlo en el contenedor específico.
Consumo responsable. Busca en el etiquetado que los productos que adquieres cumplan con unas normas básicas con respecto a los métodos de cultivo o captura. No compres especies en peligro o que no reúnan la talla correcta y procura que la cadena de producción no use recursos agresivos con el medio ambiente.
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