Las altas temperaturas, el cambio de hábitat y los baños en zonas no adecuadas pueden producir infecciones en el tracto urinario. Estas infecciones son más comunes de lo que pensamos y es importante saber prevenirlas y detectarlas a tiempo.
Las infecciones urinarias son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, puesto que las estructuras del suelo pelviano femenino, como la uretra, vejiga, útero y recto, están en un espacio muy pequeño. Además, la uretra de la mujer es mucho más corta que la del hombre y se encuentra ubicada más cerca del ano. Es a través de ésta por donde entran los microbios, bacterias, virus, hongos o parásitos que están en las estructuras vecinas.
Se estima que el 50% de las mujeres ha tenido una infección urinaria en algún momento de su vida y que el 30% de éstas son repetidas.
Entre las principales infecciones urinarias figuran la cistitis, que es la inflamación de la vejiga; la uretritis, inflamación de la uretra; y la pielonefritis de los riñones. Este tipo de infecciones producen, por lo general, síntomas muy desagradables:
– Dolor o ardor al orinar
– Necesidad de orinar con mucha frecuencia
– Orina turbia y con mal olor
– Urgencia para orinar
Algunas veces se acompaña además de fiebre y sangre en la orina.
El aguantar durante varias horas las ganas de orinar favorece que las bacterias que puedan subir a través de la uretra colonicen la vejiga favoreciendo la infección urinaria en la mujer.
Es fundamental cumplir el tratamiento prescrito por un médico. Aunque se considera normal la aparición ocasional de infecciones de orina en la mujer (menos de una al año), los síntomas deben ser evaluados por el médico, sobre todo, cuando son recurrentes y están acompañados de fiebre.
Evitar la ropa ceñida
Las personas que utilizan ropa ajustada tienen mayor probabilidades de padecer una infección urinaria. Siguiendo los cánones de la moda actual, es más frecuente la utilización de ropa ceñida en la mujer, pero este tipo de prendas favorece la acumulación de sudor y el aumento de la temperatura a nivel local, produciendo un incremento bacteriano.
Por otro lado, durante las relaciones sexuales se puede producir inflamación e irritación de la zona vaginal con el intercambio de secreciones, que favorece la dispersión de bacterias sobre la zona. La inflamación local, así como retrasar la higiene después de las relaciones sexuales, puede favorecer la infección urinaria en la mujer.
Además, la utilización recurrente de duchas vaginales y excesos de lavado de la zona genital con productos no homologados pueden provocar alteraciones de la flora vaginal aumentando el riesgo de padecer infección urinaria.
Por lo tanto, para evitar las infecciones de orina y las molestias derivadas de las mismas debemos empezar por tomar abundancia de líquidos para mantener limpio el aparato urinario y evitar acumular bacterias. Para esto es importante desocupar la vejiga nada más tener ganas de orinar. Aguantar la orina es muy perjudicial, ya que está formada por sustancias de deshecho que lo único que pueden hacer es contaminar nuestro cuerpo.
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