Si sufres rinitis alérgica es muy probable que sus síntomas te produzcan más que cansancio: picazón, congestión, estornudos… Multitud de partículas de polen y otras sustancias suspendidas en el aire son las responsables de que muchas personas se encuentren así, pero, ¿se puede combatir la rinitis? A continuación te contamos en qué consiste y cómo podemos reducir sus efectos.
Rinitis alérgica: cómo se manifiesta
La rinitis alérgica no se considera una enfermedad grave, pero sí es una afección respiratoria importante en cuanto a cómo afecta a nuestra calidad de vida, además de constituir un factor de riesgo para el desarrollo del asma, o de otros problemas como otitis, sinusitis o alteraciones del sueño.
Las manifestaciones de la rinitis se producen porque existe una reacción exagerada de nuestro sistema inmunológico frente a algo que en principio es totalmente inocuo para el resto de la gente. Esto deriva en una inflamación de las membranas que recubren la nariz, mediada por los anticuerpos Inmunoglobulina E, que desencadena en algunos de los siguientes síntomas alérgicos o en todos a la vez:
- Goteos nasales
- Estornudos
- Congestión nasal
- Picazón de ojos, garganta, oídos y/o nariz
- Tos
- Dificultad para respirar
- Hinchazón
- Ojos llorosos
Se puede clasificar como rinitis leve, moderada o grave, en función de cómo altere el buen funcionamiento de nuestras actividades diarias. Si tenemos en cuenta su frecuencia hablaremos de rinitis intermitente, con síntomas en menos de cuatro días a la semana o menos de cuatro semanas, o rinitis persistente, si se sufren más de cuatro días a la semana o más de cuatro semanas.
Ante todo calma y ayuda profesional
La rinitis alérgica es irritante, molesta y en algunas ocasiones nos hace perder los nervios, pero es importante que intentemos mantener la calma ya que el estrés altera nuestro sistema inmunológico y puede empeorar todavía más sus manifestaciones.
Seguir un tratamiento adecuado también es vital para notar alguna mejora, y para ello debemos contar la ayuda de un especialista (alergólogo u otorrinolaringólogo) que se encargará de darnos el diagnóstico correcto y las soluciones más adecuadas. Tal como contamos en el post sobre alergia primaveral hay diferentes alternativas, desde la inmunoterapia hasta la administración de medicamentos antihistamínicos.
También podemos hacer uso de los lavados nasales con solución salina, para despejar las vías respiratorias y es recomendable la aplicación de un bálsamo reparador, para nariz y labios, con el fin de evitar la irritación y sequedad en la piel que hacen todavía más molesto el momento de sonarnos con el pañuelo.
Mantener el polen bajo control
Una vez ya hemos confirmado que nuestra rinitis es de origen alérgico, y sabemos a qué polen o pólenes tenemos alergia, controlar su concentración en la zona en la que nos encontramos o a la que nos vamos a desplazar es una buena medida de prevención, para saber cuándo es más o menos adecuado salir.
En general, en la época de polinización, que variará según la planta o el árbol, no es aconsejable practicar deporte al aire libre, ni pasar mucho tiempo fuera o con las ventanas abiertas. Los días soleados o de viento son los que más afectan a las personas con rinitis alérgica.
En casa prescindir de alfombras y moquetas y usar aire acondicionado con filtros contribuye a que nos encontremos mejor, así como que no tender la ropa al aire libre y cambiarnos y darnos una ducha al volver de la calle.
Una buena forma de darnos un descanso es planificar las vacaciones en época de polinización y visitar un lugar que esté libre de los pólenes que nos afectan. Para el resto del año seguir las indicaciones del médico, tomar medidas para reducir el estrés y llevar unos hábitos de vida saludables, son las mejores pautas para reducir los síntomas de la rinitis alérgica. Un tema que no podemos descuidar, ya no solo por las molestias que conlleva, sino por sus posibles complicaciones que afectan al aparato respiratorio.
maria sandoval