El estrés, la mala alimentación y la falta de descanso influyen de forma directa en la salud de nuestro corazón. Por eso, tras superar un infarto, debemos adquirir nuevos hábitos de vida más saludables como dejar de fumar, hacer ejercicio físico suave y cambiar nuestra forma de alimentarnos. Tras un infarto, el paciente debe respetar las restricciones establecidas por su médico para recuperarse y mantener un estado saludable.
Qué comer tras un infarto
Frutas, verduras y cereales
El colesterol se encuentra solamente en productos de origen animal, así que este grupo de alimentos representarán aproximadamente el 55% de las calorías totales de nuestra dieta tras un infarto.
Para lograr llevar una dieta equilibrada y sin excesos, es fundamental aumentar el consumo de frutas, verduras y cereales (mejor integrales, como la avena o la cebada). Al menos cinco raciones diarias deben provenir del grupo de frutas y verduras.
El aguacate, en concreto, es una fuente rica en grasas monoinsaturadas y fibra, dos de los nutrientes principales que colaboran a disminuir el colesterol total y los triglicéridos.
Proteínas
Aportarán alrededor del 15% de las calorías totales de nuestra dieta. Están presentes en carnes, pescados, huevos, aves, legumbres y lácteos. Estos últimos han de ser siempre desnatados y conviene evitar la mantequilla y los quesos madurados.
Las legumbres poseen una cantidad importante de fibra, minerales y proteínas, que posibilitan sustituir de la dieta las carnes procesadas y otras grasas animales. De esta forma, se reduce el riesgo de enfermedades cardíacas.
Por su parte, los pescados grasos como el salmón, la caballa y la trucha, son excelentes fuentes de ácidos grasos omega 3, que contribuyen a mejorar la salud de nuestro corazón y reducen de las posibilidades de padecer un accidente cerebrovascular.
Aceite de Oliva Virgen Extra
El aceite de oliva tiene importantes beneficios para la salud. Cuatro cucharadas de aceite de oliva diarias, acompañadas de una dieta mediterránea sana y equilibrada disminuyen las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o una apoplejía.
Frutos secos
Los frutos secos son una fuente excepcional de nutrientes saludables y poseen una gran cantidad de grasas monoinsaturadas. Las nueces, particularmente, son además ricas en omega 3, una grasa polinsaturada directamente vinculada a la salud del corazón. También cuentan con L-arginina (un aminoácido que ayuda a producir óxido nítrico, que a su vez ayuda a regular la presión arterial) y fitosteroles (compuestos vegetales que ayudan a reducir el colesterol bloqueando su absorción en el intestino).
Té
Todos los tipos de té poseen catequina, un elemento que ayuda a mantener una presión arterial saludable, inhibiendo la síntesis de colesterol y previniendo coágulos de sangre, y quercetina, que mejora las funcionalidades de los vasos sanguíneos.
Qué alimentos evitar tras un infarto
Sal
Si has sufrido un infarto, debes disminuir el consumo de sal en la dieta de forma considerable. Es posible dar sabor a tus comidas de otra forma, por ejemplo: sustituyendo la sal al cocinar por especias, hierbas aromáticas y otros condimentos como el ajo, el cebollino, el apio o la cebolla.
Alimentos altos en grasa
Como los embutidos, los snacks, los productos enlatados, la comida rápida y las sopas en polvo, entre otros. Estos alimentos apenas aportan nutrientes al organismo y, en cambio, contienen altos niveles de grasas saturadas directamente vinculadas con las enfermedades del corazón. Por el mismo motivo, también es conveniente limitar el consumo de carnes rojas y carnes procesadas. Es preferible optar siempre por la proteína de animal magra, como el pollo, el pavo y el pescado frescos.
Por otra parte, evita a toda costa las grasas trans, que siguen estando presentes en gran cantidad de alimentos, como los productos horneados e incluso la margarina. Estos ácidos grasos, baratos y capaces de hacer que los alimentos duren más tiempo, incrementan el LDL (conocido también como el colesterol malo,) y reducen los niveles de colesterol bueno (HDL).
Por último, no tomes comida frita y acostúmbrate a cocinar a la plancha, al horno, al grill, hervidos o al vapor.
Pizza
Un solo pedazo de esta delicia italiana contiene por sí solo dos tercios de la dosis máxima de grasa saturada que se recomienda comer en un día. Además, contiene alimentos procesados. Si quieres darte un capricho un día, mejor prepara una pizza vegetal en casa. Preferiblemente, de masa fina.
Salsas
Las salsas, sobre todo las preparadas, contienen mantequilla, crema, queso, harina e incluso jamón. Es decir, grandes cantidades de grasas saturadas. Evita los platos de pasta con salsa y los guisos. En su lugar, procura preparar versiones más saludables con leche descremada, sin harina y con un chorrito de aceite de oliva.
Gaseosas
Consumir este tipo de bebidas produce sobrepeso y obesidad, uno de los principales factores de riesgo en el desarrollo de enfermedades coronarias. Las personas que toman una bebida azucarada diaria tienen un 20% más de posibilidades de sufrir un ataque cardíaco.
También es recomendable evitar las ingestas copiosas de alimentos. Tras sufrir un infarto, se debe procurar comer siempre con moderación y hacer cinco comidas ligeras al día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), en lugar de tres comidas demasiado abundantes. Asimismo, la cena siempre debe ser ligera y tener lugar al menos dos horas antes de ir a dormir para permitir al estómago hacer bien la digestión.
Por otra parte, es importante que, tras cualquier comida, se haga una breve sobremesa de unos 10 minutos para ayudar al organismo a iniciar la digestión de forma adecuada. No es recomendable practicar ejercicio o actividades de esfuerzo inmediatamente después de comer.
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Luis Mª Revilla Alayza
Rafael garcilopez