La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anuncia la llegada de la primera ola de calor del verano con temperaturas que sobrepasarán los 40 grados. Con este panorama a la vista, resulta clave saber cómo hay que afrontar las olas de calor.
Se trata de un problema que no sólo afecta a España, sino que también está azotando a otras partes del mundo. Por ello, hay que tener especial cuidado cuando se viaja a otros países, sobre todo a climas muy cálidos y húmedos. Muchos investigadores presienten una «saharización» de Europa y un estudio publicado en 2017 en ‘Nature Climate Change’ calculó que el 74 por ciento de la población mundial estará expuesta a olas de calor para el año 2100 si continúan creciendo las emisiones de gas carbónico al ritmo actual.
El cuerpo humano funciona a temperaturas corporales en torno a los 37ºC, por lo que sobrepasar estos límites puede llevar a riesgos para la salud. Esto puede suceder cuando se producen olas de calor, en las cuales las temperaturas ambientales llevan a un incremento del calor corporal, una situación que se agrava cuando hay una humedad elevada.
Enfermedades que genera el exceso de calor corporal
Cuando los sistemas que regulan la evacuación del calor del cuerpo tienen problemas para mantener la temperatura normal puede desencadenar en distintas enfermedades que se engloban bajo el nombre de hipertermia. Según el Instituto Nacional sobre Envejecimiento de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos los distintos tipos de hipertermia son:
- Síncope de calor: es un leve mareo repentino que se puede producir cuando se realiza actividad en climas calientes. Se suele pasar bebiendo agua, colocando hacia arriba las piernas y descansando en un lugar fresco.
- Calambres por calor: los músculos del estómago, los brazos o las piernas se contraen de manera dolorosa por el trabajo o ejercicio intenso, aunque la temperatura corporal esté normal y el pulso se mantenga en niveles correctos. La piel húmeda y fría son las señales de alarma.
- Edema por calor: se trata de una hinchazón de los tobillos y los pies por acaloramiento de la persona. Normalmente, se soluciona bebiendo líquidos y poniendo los pies en alto.
- Agotamiento por calor: sentir sed, mareos, debilidad, falta de coordinación, náuseas o sudoración excesiva son las vías que utiliza el cuerpo para alertar de que ya no puede continuar manteniéndose fresco, a pesar de que la temperatura sea normal. Este evento puede progresar a golpe de calor, por lo que hay que descansar y tomar muchos líquidos.
- Golpe de calor: se trata de una situación en la que la vida del afectado puede correr peligro, por lo que se requiere asistencia médica.
Síntomas de un golpe de calor. Cómo actuar
Como los golpes de calor ponen en riesgo la vida de quienes los sufren, es muy importante reconocer sus síntomas para actuar con la mayor celeridad posible:
- temperatura corporal superior a 40ºC
- mareo o desmayo
- dolor de cabeza
- confusión, mal humor, tambaleos
- aceleración de los latidos del corazón
- orinar poco
- piel seca, caliente y enrojecida
- debilidad muscular o calambres
- náuseas o vómitos
- sensación de preocupación
- sensación de ahogo o falta de aire
Cuando se detecta que una persona sufre un golpe de calor o se percibe que lo está sufriendo uno mismo, conviene protegerse del calor lo antes posible, acudiendo a un lugar fresco -lo mejor es un sitio con aire acondicionado- o que esté a la sombra; beber mucha agua y muchos líquidos, pero en ningún caso ingerir alcohol o cafeína -pueden agravar el evento-; darse una ducha, un baño o refrescarse con una esponja; acostarse y descansar. Si la situación no mejora en media hora, hay que reclamar atención médica urgente.
Principales afectados
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) alerta de que los mayores de 65 años son un grupo de alto riesgo cuando se producen situaciones de temperaturas elevadas y olas de calor. Según explican estos especialistas, es un colectivo de personas que ante el aumento de calor se protegen menos que el resto de la población de distintas edades porque tienen una menor percepción del calor y de la sensación de sed.
Dentro de las personas mayores, tiene especial riesgo por la subida de los termómetros aquellos con patologías que pueden agravarse con la deshidratación y las temperaturas elevadas, como los enfermos cardíacos. Las olas de calor también suelen afectar con mayor frecuencia a los niños, entre otras cosas porque se deshidratan más fácilmente, así como las embarazadas, ya que están en un periodo en el que se incrementa su necesidad de líquidos.
El día a día con altas temperaturas
Como el mundo no puede detenerse por el aumento de las temperaturas y las personas tienen que seguir trabajando y con sus actividades diarias, lo mejor es saber cómo deben realizarse en caso de olas de calor con el fin de prevenir las posibles consecuencias. Aquí van algunas recomendaciones para afrontar la subida de los termómetros:
- Tomar muchos líquidos, unos ocho vasos cada día, aunque no se tenga sensación de sed.
- Evitar consumir alcohol, cafeína y bebidas con azúcar que pueden hacer perder más líquido del cuerpo.
- Comer ligero.
- Intentar mantener la casa fresca como se pueda, cerrando persianas, cortinas o estores en las horas centrales del día y abriendo las ventanas por la noche. Limitar el uso de aparatos que emiten calor, como el horno o la plancha.
- Si nuestra casa no tiene aire acondicionado y está caliente, ir por lo menos dos horas a medio día a algún lugar con aire acondicionado, como el cine, un restaurante, un centro comercial o la casa de un amigo.
- Vestirse de manera adecuada según el clima, con ropa clara, holgada y que transpire cuando hace calor.
- Evitar hacer ejercicio o realizar una gran cantidad de actividades en el exterior cuando hace calor, sobre todo en las horas centrales del día (de 12 a 17 horas).
- No ir a sitios con mucha gente cuando hace calor afuera.
- Planear los viajes durante las horas de menos tráfico y menos calor.
- Realizar descansos de unos 15 minutos cuando se trabaja en el exterior con calor excesivo.
- No dejar a nadie en un vehículo estacionado y cerrado.
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