Bienestar, Salud

Las ojeras, ¿fruto sólo de una mala noche?

La piel debajo de los ojos es cinco veces más fina que la de la cara, lo que hace más propensa a la aparición de ojeras y bolsas.

Algunas veces, al levantarnos y mirarnos al espejo vemos que la piel de debajo de nuestros ojos está hinchada o que tiene un color oscurecido. Son las antiestéticas bolsas -inflamación- u ojeras -oscurecimiento de la piel- que dan apariencia de cansancio o, incluso, de enfermedad. Pero no siempre o no sólo sucede en esos momentos. Estas alteraciones pueden aparecer por distintos motivos, pero no deben llevar a excesiva preocupación puesto que generalmente tienen remedio y no se trata de nada grave.

Son un problema bastante común porque la piel del contorno de los ojos es muy sensible y fina, con apenas 0,5 milímetros de espesor, es decir, cinco veces más fina que la del resto del rostro, que también es cinco veces más fina que la corporal, según la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Además, es un área en la que los niveles de colágeno son menores y se distiende con facilidad por el continuo movimiento de parpadeo.

¿Qué son las bolsas y las ojeras?

Son trastornos que se producen en la misma zona, el contorno ocular inferior, pero que se trata de diferentes problemas. Según la AEDV, en la formación de estos trastornos bajo los ojos influyen distintos factores:

  • Genéticos.
  • Enfermedad renal.
  • Hipotiroidismo: la tiroides lenta puede ser causa de bolsas en los ojos y afecta a un 2 por ciento de la población.
  • Dieta inadecuada: exceso de sal, de alimentos procesados e ingesta insuficiente de agua.
  • Toxinas.

Ojeras

Principalmente surgen por la falta de sueño -que provoca una dilatación de los vasos sanguíneos- y el paso de los años -el envejecimiento hace que la piel sea cada vez más fina-, pero pueden ser también un trastorno hereditario por la disposición morfológica especial de la vascularización justo debajo que se vislumbra a través de la fina piel de esa área. Es posible que surjan también por falta de hierro, que lleva a una pobre oxigenación de los tejidos y, por consiguiente, la creación de coágulos sanguíneos en esa zona, además de la pérdida de grasa alrededor de los ojos.

Se puede hablar de ojeras:

  • Pigmentadas: aumento de la melanina de la piel de los párpados por herencia genética, por dermatitis atópica o eccemas en la zona.
  • Vasculares: color violáceo por tener la piel muy fina en esa área que permite vislumbrar los vasos sanguíneos que hay debajo.
  • Valle de lágrimas: surco muy marcado que va desde el canto interno del ojo a la mejilla fruto del envejecimiento o por disminución de la grasa.

Bolsas

Generalmente también por cuestiones genéticas, esta hinchazón o profusión bajo los ojos aparece por pérdida de tono muscular y de la epidermis, con la posterior flacidez de esa zona, o por herniación de la grasa orbital del ojo que empuja la piel hacia delante. Cuando aparece al levantarnos, se trata de una retención de líquidos, a veces generada por ingesta de sal en exceso.

Estos trastornos leves pueden darse también en niños, con las ojeras asomándose a edades más tempranas, principalmente por predisposición genética; y las bolsas sin surgir hasta la adolescencia, normalmente.

Inflamación bajo los ojos

Cómo combatirlas desde casa

Como primera opción antes de someterse a un tratamiento médico, cabe probar sencillas pautas que se pueden realizar desde casa. Para reafirmar la piel bajo los ojos, es bueno apoyar los dedos en las sienes, cerrar con fuerza el párpado durante diez segundos, repitiéndolo diez veces con cada ojo, para finalmente cerrar ambos y relajar los rasgos durante un minuto.

A la hora de dormir, se aconseja poner la cabeza más elevada que los pies, con una almohada gruesa, para conseguir una menor hinchazón de los párpados. Aplicar frío sobre los ojos también resulta útil para rebajar la congestión de los ojos, las ojeras y las bolsas. Además, si las ojeras se producen por falta de hierro, es recomendable comer carnes rojas, verduras de hoja, cítricos y yemas de huevo para volver a tener los niveles férricos aconsejables, o reducir la ingesta de sal cuando los ojos se hinchan por esta causa.

Tratamientos médicos

Cada caso debe ser analizado por un especialista, sobre todo cuando nunca se ha tenido ojeras ni bolsas y aparecen de manera repentina, puesto que pueden deberse a problemas renales u de otro tipo que han de valorarse.

En líneas generales, existen distintos tratamientos para cada problema específico:

  • Cremas despigmentantes especiales para la piel delicada del párpado en el caso de las ojeras oscuras.
  • Contornos ricos en vitamina K para las ojeras violáceas o vasculares.
  • Tratamientos tipo ‘peeling‘ o láser para despigmentar las ojeras.
  • Tratamientos de oxigenación para las ojeras violáceas, como la carboxiterapia (inyecciones subcutáneas de dióxido de carbono) para mejorar el flujo sanguíneo de los capilares.
  • Un producto reabsorbible inyectado para rellenar los surcos muy marcados.
  • Cirugía: para las bolsas se suele practicar una intervención llamada blefaroplastia, con la que se elimina la grasa acumulada y el exceso de piel. No siempre se consigue reducir el abultamiento por completo. También pueden emplearse productos drenantes en el caso de retención de líquidos.