La hiperlaxitud articular o Síndrome de Hipermovilidad Benigno se presenta en el 10-15% de la población. Es mayor en mujeres que en hombres y también se manifiesta en mayor medida durante la infancia, decreciendo con la edad adulta.
Qué es la hiperlaxitud articular
Las articulaciones son hiperlaxas cuando su rango de movimiento es mayor del habitual debido a un aumento de la «laxitud» de los ligamentos en las articulaciones, por lo que las personas que la padecen presentan una mayor elasticidad.
El diagnóstico de la hiperlaxitud de las articulaciones es muy fácil de realizar y se lleva a cabo con las Maniobras o el Test de Beighton en el cual se comprueban 5 posiciones donde las articulaciones de ambos miembros se llevan al límite de rango, mientras se valoran 9 puntos.
Se considera que una persona adulta presenta hiperlaxitud articular cuando el test es positivo en 5 puntos o más. En caso de los niños, se considerará que existe hipermovilidad articular en el caso de obtener 6 puntos o más sobre el total de 9.
Causas
Las causas que provocan que determinadas personas padezcan hiperlaxitud articular no son del todo conocidas, pero se han detectado anomalías de origen genético en el tejido conectivo y en las proteínas de este tejido (como son las fibras de colágeno que proporcionan la resistencia a los tejidos) que están relacionadas con su aparición.
Los músculos, tendones y ligamentos tienen 2 propiedades fundamentales: la elasticidad, que es la capacidad de estirarse y volver a su forma; y la plasticidad, que es la capacidad de deformarse y adoptar una forma nueva.
El colágeno y la elastina son las proteínas que forman nuestros tejidos encargadas de aportar ambas propiedades. Cuando existe más elastina que colágeno, los ligamentos, tendones y músculos se vuelven más elásticos.
Al volverse más elásticos, los ligamentos también se vuelven también más frágiles, lo que puede traer como consecuencia lesiones en el sistema músculo esquelético.
Síntomas de la hiperlaxitud articular
Por lo general, las personas con hiperlaxitud articular o hipermovilidad sufren frecuentes dolores en músculos y articulaciones, y «chasquidos» articulares. Las complicaciones o lesiones más frecuentes asociadas a la hiperlaxitud articular son tanto físicas como psicológicas:
- Luxaciones articulares.
- Mayor incidencia de tendinitis y capsulitis.
- Alta probabilidad de sufrir esguinces.
- Lumbalgias.
- Escoliosis.
- Varices.
- Pie plano.
- Artrosis de rodilla.
- Hernias.
- Ansiedad y depresión.
Sin embargo, las personas que padecen hiperlaxitud o hipermovilidad articular también se benefician de determinados aspectos positivos relacionados con esta como pueden ser una mayor agilidad para las actividades físicas como la danza, el ballet, la gimnasia y la acrobacia; o una mayor habilidad para tocar instrumentos para los que se precisa una gran flexibilidad en los dedos como pueden ser el violín, la flauta o el piano.
No obstante, la mayor habilidad de las personas con hiperlaxitud que practican dichas actividades no las exime de sufrir las mismas lesiones que aquellas personas que no la padecen. De hecho, es frecuente que las personas hiperlaxas sufran constantes molestias en las articulaciones.
Tratamiento
La hiperlaxitud articular no tiene tratamiento farmacológico causal. En los casos en los que la hiperlaxitud genera molestias graves y está localizada exclusivamente en algunas articulaciones, no de forma general, el tratamiento se orienta a potenciar la musculatura para favorecer la autorreducción de la hipermovilidad articular (ejercicios isométricos) y a recomendaciones para evitar el desplazamiento de la articulación más allá de su cápsula articular normal.
Las recomendaciones generales para las personas aquejadas de hiperlaxitud son:
- Huir del sedentarismo.
- Los ejercicios de relajación como el yoga resultan muy beneficiosos.
- No practicar deportes extremos o de contacto directo.
- Estirar la musculatura.
- Evitar la sobrecarga de las articulaciones.
- Ejercicios de fortalecimiento muscular con poca carga y de preferencia isométricos.
Por otra parte, el tratamiento en fisioterapia de este síndrome se aborda teniendo en cuenta la inestabilidad articular de los pacientes por su grado de laxitud.
Cómo el deporte puede ayudar
El ejercicio físico regular ayuda a evitar problemas en los músculos y el esqueleto. También aporta toda una serie de ventajas a las personas con hiperlaxitud articular, de entre las que cabe destacar:
- Más energía para soportar las actividades diarias.
- Mejora en la postura corporal.
- Aumento de la fuerza y el tono muscular.
- Fortalece la capacidad para afrontar el estrés y el dolor.
- Mejora el estado de ánimo.
- Recuperación más rápida de las enfermedades y las lesiones.
- Fortalece la salud ósea.
Por otra parte, para mejorar su estado físico y disminuir sus dolencias, el programa de ejercicios debe ser integral. Los ejercicios han de ser específicos para sus necesidades concretas. El programa de ejercicios debería modificarse y controlarse en forma regular y debería realizarse al menos 2 o 3 veces por semana para que resultase verdaderamente efectivo. Un programa de ejercicios completo para personas con síndrome de hiperlaxitud articular debe incluir:
- Una guía de higiene postural.
- Acondicionamiento aeróbico.
- Ejercicios para mejorar la fuerza muscular, la resistencia y la estabilización central.
- Actividades para aumentar la fuerza abdominal y pélvica.
- Estiramientos para mejorar la movilidad y trabajar la flexibilidad.
- Ejercicios de respiración.
Deportes como caminar, montar en bici, correr, nadar o realizar ejercicios en el agua suelen dar óptimos resultados. También el Yoga y Pilates, practicados de forma regular y mantenida en el tiempo, son ejercicios especialmente beneficiosos para las personas con hiperlaxitud.
Los ejercicios de coordinación y conciencia del cuerpo (propiocepción y cinestesia) ayudan a mejorar el reconocimiento de la ubicación del cuerpo en el espacio y de la forma en que se mueve, algo en lo que muy frecuentemente las personas con síndrome de hiperlaxitud tienen dificultades.
Los ejercicios en esta categoría ayudan a sincronizar los movimientos del tronco y las extremidades, reduciendo el riesgo de dislocaciones, subluxaciones y lesiones por “tropiezos”. Algunos de los ejercicios físicos que incluyen estas ventajas son: pilates, footing, running, hidroterapia, ejercicios en tablas de equilibrio y tablas de balanceo, ejercicios con medios cilindros (half rolls) y pelotas suizas.
En cualquier caso, la persona más adecuada para aconsejar sobre un programa de ejercicios concreto es un médico, fisioterapeuta o rehabilitador que tenga conocimiento de la enfermedad y pueda valorar las características particulares de cada paciente en concreto, así como el grado de su hiperlaxitud, su cuadro médico general y la edad y estilo de vida del paciente.
Una actitud positiva y una dieta equilibrada también son factores importantes a la hora de combatir las molestias características de la hiperlaxitud. Las clases grupales pueden resultar muy motivadoras y existen grupos específicos de ejercicio para personas con enfermedades crónicas, que suelen ser dirigidos por especialistas.
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