La baja visión es aquella que se produce cuando se pierde la capacidad de ver por uno o los dos ojos y esto genera problemas para realizar las actividades de la vida diaria. Lo importante es intentar mantener la mayor autonomía posible para que se pueda continuar con las actividades habituales sin necesidad de recurrir a los demás y no ver disminuida la calidad de vida.
Así, debemos acudir a oftalmólogo cuando empecemos a tener dificultades para
- Leer sin problemas
- Escribir
- Ver la televisión
- Leer los letreros de la calle
- Conducir
- Ver bien los rostros de las personas
- Distinguir los colores
- Utilizar el teléfono móvil
Existen varias patologías que pueden provocar la baja visión, como el . o la degeneración macular. Aunque, en líneas generales, estas enfermedades son más comunes en personas mayores, el envejecimiento del ojo en sí mismo no tiene porque causar baja visión. Además de las mencionadas, entre las enfermedades oculares que puede producir baja visión están:
- Las altas miopías o miopía magna. Cuando se superan las ocho dioptrías.
- Las cataratas. Se produce pérdida de transparencia en el cristalino
- Retinosis pigmentaria. Aparece cuando hay problemas para adaptarse a la falta de luz y se pierde campo de visión hasta tener lo que se conoce como visión en túnel.
- Retinopatía diabética. Los problemas vasculares de la diabetes afectan a los vasos sanguíneos de la retina.
Para hacer frente a la pérdida de visión hay diferentes soluciones, pero es muy importante ponerse en manos de un equipo especializado ante los primeros síntomas.
Lo primero que va a hacer este equipo será un diagnostico oftalmológico completo con el fin de localizar la causa que produce la baja visión. Una vez que tengan el diagnostico, nos podrán en manos del especialista en baja visión y técnico de rehabilitación visual para empezar a resolver la situación, donde además podrán a nuestra disposición los medios necesarios para seguir el plan de rehabilitación marcado. Durante todo el proceso tendremos un seguimiento continuado por parte de nuestro equipo de especialistas, que nos acompañará en todas nuestras revisiones e irá evaluando los objetivos marcados.
Las ayudas para el manejo de la baja visión se dividen en:
- No ópticas. Como son los atriles, la iluminación, macrotipos…, es decir, las que van más allá de la pura corrección de los ojos.
- Ópticas. Se trata de lentes que se emplean para mejorar lo que queda de visión. Hay varios tipos, como las que aumentan hasta 16 veces el tamaño; una amplia variedad de lupas; los filtros para ganar confort, contraste y protección de los ojos, y los telescopios, que se pueden adaptar a las gafas.
- Electrónicas. Aquí se sitúan las lupas electrónicas, donde las lupas-televisión pueden adaptarse a diferentes dispositivos electrónicos.
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