Envejecimiento, Lesiones

La electroestimulación como método alternativo en la rehabilitación de rodilla

La aplicación de corrientes eléctricas reduce el dolor y la inflamación, acortando los tiempos de recuperación.

La rodilla es una de las articulaciones corporales que más sufre por su función de carga dinámica. La sobrecarga por movimientos repetitivos, como los que se realizan en muchos deportes, las paradas o giros bruscos y los golpes directos en esta articulación biomecánicamente compleja son las principales causas de lesiones. Además, la edad provoca un desgaste evidente en las articulaciones, y la rodilla es una de la que más sufre.

Uno de los problemas más importantes que acarrean las lesiones de rodilla de larga evolución, y el mencionado desgaste, es que el dolor limita la movilidad de la articulación, produciéndose una atrofia muscular que debilita la rodilla. Es por ello que, en la actualidad, es recomendable movilizarla cuanto antes, incluso si se ha tratado quirúrgicamente.

Con objeto de reducir el dolor al mover la articulación y la inflamación, la electroestimulación juega un papel clave, especialmente en las primeras fases, permitiendo acortar los tiempos de recuperación de forma sustancial.

¿Qué es el TENS?

Actualmente, los fisioterapeutas utilizan un aparato al que se conoce como TENS (estimulación eléctrica transcutánea del sistema nervioso), que, a través de unos parches que se adhieren a la piel sobre el músculo, el ligamento o el tendón lesionados, generan una serie de impulsos eléctricos que estimulan los músculos y los nervios de la zona. De esta forma, se ponen en marcha una serie de mecanismos naturales de nuestro cuerpo para reducir o eliminar el dolor.

Más específicamente, los mecanismos que se activan inhiben la interleucina-1, la principal responsable de las respuestas inflamatorias por parte del cerebro. La electroestimulación también provoca la liberación de endorfinas, actuando sobre los receptores del dolor y, por lo tanto, reduciéndolo o incluso eliminándolo.

Este aparato dispone de varios programas que determinan la frecuencia e intensidad con que se dan los impulsos eléctricos, que suelen aplicarse entre 10 y 15 minutos en cada sesión de fisioterapia.

Electroestimulación y Rodilla

EMS, estimulación eléctrica del músculo

En el mismo aparato suele haber otra opción de electroestimulación, a la que se denomina EMS (electroestimulación muscular), cuyo objetivo es fortalecer músculos, ligamentos y tendones, así como acelerar el restablecimiento de la movilidad y la recuperación del tono muscular. La corriente eléctrica generada desde el dispositivo EMS estimula al músculo para expandirse y contraerse. Esto fortalece la fibra muscular y aumenta la circulación de la sangre a los músculos, haciendo que estos obtengan más nutrientes y, por lo tanto, se recuperen más rápidamente.

Al eliminar o reducir el dolor con la aplicación del TENS, se elimina una barrera esencial para mover la articulación con una mayor extensión, lo que permitirá fortalecerla. El EMS, por su parte, refuerza el tono muscular y, consecuentemente, la estabilidad de la rodilla, lo que contribuye también a reducir gradualmente la presencia de dolor y a favorecer el que se pueda volver a caminar con confianza.

Gracias al equipo TENS, los fisioterapeutas son capaces de aliviar rápidamente el dolor de sus pacientes, sobre todo los de origen traumático, de manera poco invasiva, respetando su salud integral y sin efectos adversos, si bien su uso está contraindicado en algunos casos, como en el de las mujeres embarazadas o las personas portadoras de marcapasos.

Frente a otros métodos de tratamiento más convencionales con los que en ocasiones no se obtiene una clara mejoría, la electroterapia se erige como una alternativa eficaz para la recuperación de las lesiones de rodilla, y para aquellos casos en que el fortalecimiento de la rodilla parece no ser suficiente.