Bienestar, Nutrición, Salud

El estrés psicológico y los complejos vitamínicos

Algunos síntomas que asociamos con el estrés pueden hacernos caer en la tentación de tomar vitaminas: ¿las necesitamos?

¿Quién no ha escuchado alguna vez el consejo de “tomar suplementos vitamínicos en las épocas de más estrés”? Es una de las indicaciones que vemos en la publicidad de los complejos vitamínicos, como si con ello se redujeran o eliminaran los síntomas asociados. ¿Es así? ¿Realmente necesitamos de estas pastillas vitamínicas para afrontar el día?

El sabio consejo de nuestras abuelas “come de todo” es básico para “sobrevivir” en el día a día, en cualquier época del año. Quien no dedica tiempo a una alimentación adecuada, carece de vitaminas básicas para desarrollar su vida con optimismo y energía.

Las vitaminas son substancias químicas que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos y son necesarias para la vida, la salud, la actividad física y para nuestro día a día.
Hay vitaminas vinculadas a componentes grasos de los alimentos y otras vinculadas a los líquidos. Entre las primeras, están las vitaminas A, D, E y K. En el segundo grupo se encuentran las vitaminas B1, B2, B3, B6, B12 y C.

¿Cuál es la función de las vitaminas?

Transforman los alimentos en energía, mantienen en buen estado el sistema nervioso, mantienen el sistema inmune en perfectas condiciones, ayudan a un buen funcionamiento de nuestros neurotransmisores y todos sus componentes, son antioxidantes, mejoran la visión, son antibacterianas, protegen de enfermedades cardiovasculares,… Podríamos seguir así unos cuantos párrafos más, enumerando sus propiedades y beneficios para el sistema y todo con una finalidad: todo nuestro rendimiento físico y mental depende de ellas y, por supuesto, de una buena alimentación.

El ritmo de vida, el estrés y otros factores externos como el tabaco, café, té, alcohol y una determinada manera de cocer los alimentos en exceso, hace que las vitaminas no cumplan su función y pensamos, ante su carencia, que los complejos vitamínicos nos pueden ayudar. Pero ¿es realmente así?

Exceso de vitaminas

Una persona que lleva una alimentación normal o completa nunca presenta carencia o exceso de vitaminas. Nuestro ritmo de vida y haber dejado de lado un poco la archiconocida como ‘dieta mediterránea’ hace que esto no siempre pase, y creamos la necesidad de completar nuestra alimentación con suplementos vitamínicos que, está demostrado científicamente, no nos protegen más de enfermedades cardiovasculares ni tumorales.

La dosis diaria de vitaminas que nuestro cuerpo necesita es de apenas un miligramo. Y como es inteligente, toda aquella dosis extra que no le hace falta, la excreta. Por ejemplo, la vitamina A es buena para la vista o para el crecimiento. Tomada en exceso se convierte en perjudicial, provocando náuseas y dolor de cabeza. Lo mismo ocurre con la vitamina D, buena para la absorción del calcio y formación de huesos, que en exceso puede producir calambres.

Los aportes suplementarios sólo deben estar indicados por un médico y en algunos casos son necesarios. Por ejemplo, la B9 como suplemento de ácido fólico para las mujeres embarazadas, pues ayuda a la formación del sistema nervioso del feto.

¿Quieres mejorar tu estado general?

El estrés psicológico es una consecuencia de un ritmo de vida que no somos capaces de soportar y la solución no pasa por tomar vitaminas, sino por intentar soltar lastre, reduciendo las vivencias o factores que más ansiedad nos provocan. También debemos cuidar el descanso, tratando de llegar a la cama con las menores preocupaciones posibles y con tiempo por delante para dormir las horas que nuestro cuerpo necesita para recuperar la energía.

Además, es vital mejorar nuestra dieta, consumiendo alimentos de todos los grupos en la proporción recomendada (haciendo especial hincapié en las verduras, hortalizas, frutas y legumbres). De hecho, si creemos que nos irían bien algunas vitaminas de más podemos obtenerlas de los alimentos que las contienen. Aquí dejamos una serie de alimentos beneficiosos para el cuerpo y acordes con la época calurosa en la que nos encontramos:

  • Aguacate: rico en vitamina E, cuidará tu piel (más expuesta a los rayos de sol) y un excelente acompañante de ensaladas fresquitas.
  • Sardinas: ¿quién no disfruta en verano con los espetos se esté o no en la playa? Ricos en ácidos omega 3, son cardiosaludables.
  • Frutos secos: como nueces y avellanas, los primeros también ricos en ácidos omega 3 y los segundos en Vitamina E.
  • Sandías y melones: ricos en vitaminas C y A.
  • Tomates: ricos en vitaminas A, B, C, E y K. Uno de los mejores alimentos para el verano, además contiene antioxidantes y carotenoides, protectores del desgaste celular y del corazón.
  • Zanahorias: con antioxidantes y vitamina A, E y K, con abundante betacaroteno que protege tu piel y te ayuda a tener un tono más bonito en verano.

Ya sabes, mejora tu alimentación y mejorarás tu salud.