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Diverticulitis, qué es y cómo se trata

Una dieta pobre en fibra y un estilo de vida sedentario eleva el riesgo de sufrir esta patología gastrointestinal que, en función de su gravedad, tiene diversos tratamientos

Los divertículos son una especie de bolsitas que se forman en zonas debilitadas de la pared intestinal, generalmente en el tramo inferior del intestino grueso. Normalmente, no generan problemas, de manera que aunque es bastante frecuente tenerlos en la edad adulta (se calcula que alrededor de la mitad de la población los tiene en torno a los 60 años), suelen pasar desapercibidos.

El verdadero problema ocurre cuando estos pequeños sacos se inflaman o se infectan a causa de un desgarro. La inflamación de los divertículos se produce por la retención de materia fecal en su interior. Esta materia se acaba endureciendo y erosiona la pared del divertículo que, además, puede sufrir la infección por las bacterias del colon. Es entonces cuando hablamos de diverticulitis.

Cuáles son los síntomas de la diverticulitis

La diverticulitis se manifiesta con un dolor abdominal agudo y muy intenso que empeora con la palpación. Generalmente, se localiza en la parte inferior izquierda del abdomen, pero no siempre. Asimismo, la patología cursa con fiebre, náuseas y vómitos además de con un marcado cambio de los hábitos intestinales; es decir, los pacientes pueden sufrir tanto diarrea como estreñimiento.

En ocasiones, estos síntomas pueden ir acompañados de sangrado o presencia de sangre en las heces.

Diverticulitis

Factores de riesgo

El paso de los años es un factor de riesgo para la diverticulitis. Buena parte de la población mayor de 40 años empieza a tener divertículos, aunque no todo el mundo acaba sufriendo diverticulitis.

Asimismo, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y los malos hábitos nutricionales (exceso de grasas y productos animales, escasez de verdura, fruta y fibra, fundamentalmente) incrementan el riesgo de sufrir esta patología.

Finalmente, se ha establecido la relación entre el consumo de ciertos medicamentos y un mayor riesgo de sufrir diverticulitis. Entre estos fármacos figuran los antiinflamatorios no esteroideos, el ibuprofeno, el naproxeno y algunos opiáceos.

De esta forma, llevar una dieta saludable rica en fibra, semillas, productos integrales y vegetales, hacer ejercicio con regularidad, no abusar del tabaco y del alcohol y beber mucho líquido se asocia a una probabilidad mucho menor de sufrir esta dolorosa patología.

Tratamiento

Normalmente, la diverticulitis leve remite únicamente con reposo, cambios en la dieta para mejorar el tránsito intestinal (tomar más fibra, verduras y agua, por ejemplo) y seguir un tratamiento con antibióticos en caso de que haya infección.

No obstante, los casos más severos requieren de cirugía. En ese caso, el cirujano limpia la zona, extrae las acumulaciones de pus (si las hay) y repara los desgarros y fístulas. Algunos pacientes que sufren diverticulitis recurrente pueden ser candidatos a una resección de colon, que consiste en quitar el segmento de intestino afectado por los divertículos y unir posteriormente los dos extremos sanos.

La diverticulitis se puede complicar con abscesos, por la acumulación de pus en los divertículos, obstrucciones intestinales, adherencias de tejido cicatrizal en las paredes del intestino, fístulas o peritonitis, que sucede cuando alguno de los divertículos infectados se rasga y se produce la salida del contenido intestinal a la cavidad abdominal.

En caso de peritonitis, es necesario llevar a cabo una cirugía de urgencia para limpiar toda la infección y llevar a cabo una resección de la parte afectada.