Salud, Salud Dental

Las células madre revolucionan la odontología

Los experimentos y ensayos clínicos con células madre de la pulpa dental prometen un futuro radicalmente nuevo para varios tratamientos odontológicos.

La investigación básica sobre las células madre (y el desarrollo de aplicaciones terapéuticas que aprovechen lo que vamos aprendiendo sobre ellas) es uno de los campos de la investigación biomédica que más atención recibe en la opinión pública.

Odontología general

Si has oído hablar de ellas, sabrás que estas células madre (a veces también llamadas “troncales) son multipotenciales: tienen la capacidad de multiplicarse y diferenciarse para producir células especializadas, formando tejidos de diferentes clases.

A través de cultivos en el laboratorio o injertos en el cuerpo, los investigadores buscan aprovechar su potencial regenerativo para que los pacientes puedan recuperar (a partir de sus propias células y sin recurrir a los trasplantes) los tejidos dañados por enfermedades como el cáncer, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.

Los tratamientos dentales del futuro

¿La sorpresa? Las células madre de la pulpa dental (la parte “blanda” del interior del diente) comparten muchas características con las células del mesénquima de la médula ósea, de donde normalmente se extraen las células madre para muchas investigaciones en este área.

Fuera del foco mediático, la terapia celular promete espectaculares avances en el campo de la salud bucodental en un plazo de tiempo muy corto. Tanto, que los expertos consideran que ya estamos muy cerca de una auténtica revolución en los tratamientos dentales. Incluso algunos expertos piensan que las células madre (también denominadas autólogas) de la pulpa, podrían usarse para regenerar tejidos en otros órganos.

¿El fin de las endodoncias? Los nuevos “bioempastes”

Lo que hoy ya es una certeza es que las células madre de la pulpa pueden regenerar la parte viva del diente. En julio de este año, la Royal Society of Chemistry del Reino Unido premiaba al equipo de investigadores de las universidades de Nottingham y Harvard que habían desarrollado “empastes” con un nuevo biomaterial. En contacto directo con la pulpa, este nuevo compuesto estimula sus células madre, que comienzan a dividirse hasta regenerar por completo la parte viva del diente.

La sociedad británica destacaba “el nuevo paradigma que se abría para los tratamientos dentales” con este descubrimiento, que ahora solo necesita el apoyo de una compañía del sector para llegar a los gabinetes de los dentistas. Cuando los “bioempastes” sean una realidad en las clínicas, la era de las obturaciones y las endodoncias para reparar los daños de la caries habrá sido superada.

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Bioinjertos: hueso para cirugías e implantes

Desde hace unos años, otra rama de la investigación con células madre es su capacidad para regenerar tejido óseo. Por ejemplo, en la Medicina General, las terapias celulares servirían para evitar los trasplantes de médula ósea necesarios en los pacientes de varios tipos de leucemia.

Pero en la salud oral también serían de gran utilidad: un grupo de células madres, en teoría, puede usarse para reconstruir la mandíbula o el maxilar de un paciente que ha sufrido un accidente grave. Y sobre todo, evitaría los injertos de hueso que necesita hacerse mucha gente (la mayoría, personas mayores) como paso previo a un implante dental.

Implantes celulares: el futuro del futuro

Aunque ya hemos visto que las aplicaciones más inmediatas de las células madre residen más en la regeneración de los tejidos blandos del diente y de los huesos de la cara, varios grupos de investigación de todo el mundo trabajan para conseguir el siguiente paso: dientes vivos y vascularizados a partir de cultivos celulares en el laboratorio que más tarde puedan implantarse en el paciente.

En el futuro, vaticinan estos investigadores, un odontólogo será capaz de implantar en la encía del paciente (sin necesidad de perforar el hueso) las células que den lugar a un diente vivo, creado a partir de las células madre del propio paciente. No habría otros problemas anatómicos y la alineación del diente podrá controlarse con un tratamiento de ortodoncia como el que todos conocemos.

Este enfoque presenta una serie de ventajas sobre las técnicas implantológicas ya existentes: como un implante dental no puede moverse, la fuerza de los impactos repetidos de la masticación se transmite al hueso que lo rodea, que acaba dañándose con el tiempo, y causando problemas como la periimplantitis.

Si bien aún no se ha probado con seres humanos, los investigadores ya han sido capaces de, a partir de unas cuántas células madre, hacer crecer un diente completo en la encía de un ratón. En caso de que los implantes con células madres se vuelvan una realidad, la periimplantitis, la enfermedad que muchos vaticinan como el problema dental del siglo XXI, tal vez quedaría como una cosa del pasado.