Organizar un pícnic es uno de los planes más divertidos para disfrutar de una jornada al aire libre con amigos y familia. Aunque muchas veces estas salidas se convierten en una excusa perfecta para comer demasiado y desequilibrar la dieta, lo cierto es que existen montones de alternativas para hacer que un pícnic sea rico y, además, saludable.
No obstante, el hecho de cocinar y manipular alimentos en el exterior obliga a observar una serie de pautas para evitar accidentes e intoxicaciones alimentarias que pueden arruinar hasta el pícnic más perfecto.
Alimentos para un pícnic sano
Bocadillos y ensaladas son el recurso más socorrido en estas ocasiones. Para hacer que estas alternativas sean saludables, los bocadillos deben estar hechos con pan de barra, preferiblemente integral. Lechuga, pechuga de pavo, jamón de York, huevo duro, tomate, sardinas en lata… son algunas alternativas para el relleno del sándwich o bocadillo en lugar de repetir siempre el embutido.
En cuanto a las ensaladas, las combinaciones que existen son infinitas. Hay que primar las variedades de lechugas y vegetales, bien crudos, bien asados. Es conveniente llevar el aliño aparte para que las hojas no se pongan mustias y optar por combinaciones sencillas a base de aceite de oliva, vinagre, especias, limón, pimienta… y poca sal. Las ensaladas pueden llevar pollo, atún, pasta o arroz para que sean más nutritivas.
Algunos tentempiés o acompañamientos saludables pueden ser bastones de verduras para mojarlos en hummus o salsa de yogur, tomates cherry, fruta fresca…
Los alimentos clásicos del pícnic, tales como tortilla de patatas, croquetas, empanadillas… pueden llevarse para consumir como acompañamiento en lugar de como alimentos principales. Son productos más calóricos, pero perfectamente aptos para darse un capricho en estas ocasiones. Por otro lado, las barbacoas pueden equilibrarse con carnes magras, verduras a la brasa y pescado.
Para beber, las mejores opciones son el agua, las infusiones frías sin edulcorar, la limonada casera y las bebidas sin azúcar. Cuanto menos gas y menos alcohol tengan… mucho mejor.
Seguridad por encima de todo.
- Conservar la cadena del frío. Lleva los productos en una nevera portátil con enfriadores en bloque que habrás congelado previamente. Si vas a usar bolsas de hielo procura que el agua derretida no entre en contacto con los alimentos. Prepara la nevera justo antes de salir de casa y cuando llegues al lugar del pícnic déjala a la sombra. Ten cuidado de cerrarla cada vez que saques algo.
- Cómo conservar los alimentos. Hasta justo antes de salir, los alimentos para el pícnic deben estar en la nevera (salvo las conservas y similares). Si llevas tortilla procura que esté bien cuajada y guárdala en la nevera portátil antes de salir. Evita las preparaciones y salsas con huevo crudo. Usa fiambreras herméticas para guardar los alimentos para impedir que se derramen y que se contaminen. La fruta y la verdura es mejor llevarla lavada de casa. Finalmente, no pongas juntos los alimentos crudos y los que ya están cocinados.
- En el lugar del pícnic. Ten previsto que te tienes que lavar las manos antes de ponerte a cocinar y manipular los alimentos, preferiblemente con agua y jabón. Lleva una botella de agua a tal efecto por si no hay una fuente de agua potable cerca de donde vas a hacer el pícnic.
- Antelación justa. Saca los alimentos crudos justo en el momento en el que los vayas a cocinar y procura no juntarlos con los ya cocinados en tablas de cortar, bandejas… y cuida de no usar los mismos utensilios para cortarlos, cogerlos o servirlos.
Si se trata de una barbacoa, hay que hacerla con carbón específico para este fin. Si vas a usar madera, cuida de que no tenga restos de barniz o pintura. Cuidado con quemar demasiado la comida para evitar el exceso de acrilamida, un compuesto potencialmente tóxico.
Parrilladas, pícnics, barbacoas… son perfectas para pasar un día al aire libre, pero sobre todo en los días de calor hay que tener cuidado para evitar la proliferación de bacterias en los alimentos y utensilios de cocina. Los especialistas aconsejan, no obstante, desechar el alimento si albergamos la más mínima duda de que puede no está en condiciones óptimas para su consumo.
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