La infestación por piojos, o pediculosis, es una de las afecciones dermatológicas más frecuentes en la infancia. Se produce cuando los piojos, pequeños insectos de entre dos y tres milímetros de color pardo, colonizan el cuero cabelludo del huésped para alimentarse de su sangre.
El piojo adulto vive de 3 a 4 semanas llegando a poner hasta 7 huevos al día que se harán adultos en 7-8 días. Los huevos (liendres) se adhieren a la base del pelo con una especie de cemento que dificulta su retirada.
Preferiblemente los ponen en la zona de detrás de las orejas y la nuca, pero colonizan toda la cabeza. Las liendres tienen forma ovalada, son de color blanquecino o perlado y del tamaño de la cabeza de un alfiler.
Los piojos no vuelan ni saltan. Pasan de una cabeza a otra por contacto directo, es decir, caminando sobre sus seis patas. La transmisión a través de objetos (peines, gorros, capuchas…) que los niños comparten, es mucho más rara aunque no imposible. Los piojos no sobreviven más de 48 horas fuera de su medio que es la cabeza.
El síntoma más evidente de que un niño tiene piojos es el picor intenso que manifiesta rascándose la cabeza de manera insistente. Cuando el rascado es muy frecuente y agresivo, los niños pueden provocarse pequeñas heridas en el cuero cabelludo, aunque estas erosiones no son síntoma específico de la infestación por piojos. El diagnóstico de seguridad de la infestación por piojos es la observación del piojo vivo.
El tratamiento pediculicida debe iniciarse una vez se ha comprobado que se observan piojos vivos en el cuero cabelludo. Existen diversos preparados para eliminar piojos en forma de cremas o lociones (preferiblemente) con permetrina al 1 %; la permetrina puede usarse a partir de los 2 meses.
El producto se aplica sobre el pelo seco durante un tiempo que oscila entre 10 y 20 minutos tapado con un gorro de plástico. Transcurrido ese tiempo (puede prolongarse en caso de resistencias), hay que aclarar el pelo y peinarlo con una lendrera, un peine de púas duras con muy poco espacio de separación entre ellas que arrastra los piojos muertos y las liendres desprendidas por el pediculicida. Las lendreras se utilizarán con el pelo mojado. No se deben poner suavizantes antes de los pediculicidas porque abrigan y protegen al piojo del mismo.
El ciclo vital del piojo dura unos 28 días y en ese tiempo se multiplica rápidamente. Por eso es necesario repetir el tratamiento íntegro (pediculicida y lendrera) al cabo de los siete y de los veintiún días para abarcar todo el ciclo vital del piojo y eliminar por completo la infestación.
El niño infestado puede volver al colegio al día siguiente de un tratamiento insecticida eficaz.
Lo que sí es eficaz frente a los piojos
- Alternar productos. Es normal que los niños tengan piojos varias veces durante su etapa escolar. Por eso es recomendable alternar tratamientos con diferentes principios activos para evitar las resistencias. Además de la permetrina, hay piretrina y dimeticona.
- Usar suavizantes y acondicionadores sin aclarado. Dificultan que las liendres se adhieran fuertemente al pelo, pero no son pediculicidas. Lo mismo pasa con remedios caseros como la mayonesa, la vaselina o las cremas hidratantes.
- Llevar el pelo recogido o corto.
- Pasar la lendrera a menudo. No todos los pediculicidas son 100 % ovicidas. Es decir, matan los piojos adultos, pero no todos los huevos. Por eso conviene pasar a diario la lendrera una vez completado el tratamiento para asegurarse de que no haya recaídas.
Lo que no sirve para matar piojos
El cepillado normal no desprende las liendres de la base del cabello y tampoco saca todos los piojos de entre el pelo. Hace falta una lendrera.
Usar los tratamientos de forma preventiva. No son eficaces, resultan muy agresivos para el cuero cabelludo e incrementan el riesgo de que aparezcan eccemas y resistencias.
El vinagre. Ablanda el cemento con el que las liendres se adhieren a la raíz del pelo, facilita su extracción pero no mata los huevos y tampoco tiene efecto preventivo.
Aceite de árbol de té. Es uno de los remedios naturales más extendidos frente a los piojos, aunque no hay evidencia científica de su eficacia. En este aspecto, hay que tener en cuenta que los aceites esenciales pueden resultar irritantes e incluso tóxicos para los pequeños si no se usan en las concentraciones adecuadas.
A pesar de que la infestación por piojos es uno de los problemas más habituales en el colegio, lo cierto es que muchas familias aún se resisten a informar de los casos por vergüenza, ya que todavía persiste el mito de que estos parásitos tienen relación con una higiene deficiente. Esto no es cierto. Por el contrario, avisar en el colegio puede ayudar a atajar la infestación en las aulas.
Actualmente no hay ningún comentario sobre este tema.
¡Sé el primero en hacerlo!