De esta manera, hay que ceñirse lo máximo posible a las pautas de la Dieta Mediterránea, que en principio es lo más sano para ambos y tomar legumbres, cereales integrales, semillas, carne magra, lácteos, frutas y verduras, así como evitar al máximo las grasas saturadas, los alimentos poco nutritivos, tales como refrescos azucarados, chucherías, snacks poco saludables y alimentos ultraprocesados (precocinados, envasados, embutidos…).
Asimismo, existen algunas restricciones alimentarias que conviene tener muy en cuenta para evitar problemas durante la gestación, tanto para la mamá como para el bebé.
- Carnes poco cocinadas. Si la prueba de la toxoplasmosis que se hace al comienzo del embarazo mediante un análisis de sangre ha dado negativa, quiere decir que la mamá no ha pasado esta enfermedad y debe extremar las precauciones para no contraerla durante la gestación. Esta infección está causada por un parásito que suelen transmitir los gatos. Mucha gente la sufre sin darse apenas cuenta al confundirla con un catarro o una gripe, pero si un feto resulta infectado a través de su madre puede sufrir complicaciones muy severas. Por ello, las gestantes han de tener especial cuidado en que la carne que ingieren está bien hecha. Hay que evitar preparaciones en crudo y las maceraciones (tartar, carpaccio…) y abstenerse de tomar embutidos y preparaciones cárnicas tipo paté.
- Embutido. Las mujeres embarazadas pueden tomar fiambre cocido bajo en grasa (jamón cocido, pavo…) pero deberían controlar el embutido curado, ya que no está cocinado con calor y, por lo tanto, puede ser fuente de toxoplasmosis, especialmente los productos derivados de las matanzas de particulares que no salen al circuito normal de venta. Si una mujer embarazada no puede resistir el capricho de comerlo, debe congelarlo previamente al menos durante 48 horas si su congelador alcanza temperaturas de 20 º bajo cero; si no es así, harán falta más días de congelación.
- Pescado y marisco crudo. En este caso, el riesgo reside en el anisakis, un parásito que provoca una gran reacción alérgica. Hay que asegurarse de que el pescado y marisco que se consume durante el embarazo está bien cocinado o, en su defecto, que ha estado congelado durante al menos 48 horas a 20 º bajo cero. Si el congelador doméstico no guarda estas condiciones será necesario que la congelación dure al menos 5 días. Para el pescado de consumo doméstico, hay que asegurarse de limpiar el pescado muy bien antes de consumirlo y de que el punto de cocción sea el adecuado.
- Fruta y verdura cruda. Hay que lavarla concienzudamente con agua, a la que se pueden añadir unas gotitas de lejía apta para uso alimentario. Fuera de casa es mejor abstenerse de tomar estos productos si no tenemos la garantía de que están bien lavados.
- Queso y leche sin pasteurizar. Es conveniente renunciar a los lácteos que no hayan pasado por este proceso para evitar el riesgo de contraer listeriosis, una enfermedad poco común, pero muy grave.
- Mayonesa casera o huevos crudos. Una salmonelosis durante el embarazo puede acarrear serios problemas, tanto a la madre como al bebé.
- Otros. Conviene controlar el consumo de cafeína (no tomar más de una o dos tazas de café o té al día) y de refrescos con gas. De esta manera se evita el insomnio, los problemas gástricos y la mala absorción del calcio. También es necesario moderar el uso de sal para mantener a raya la tensión arterial.
Por lo demás, los especialistas insisten en la necesidad de extremar las medidas básicas de seguridad alimentaria en la preparación de los platos, así como en los procesos de conservación, congelación, descongelación y cocinado. De esta manera, se deben respetar las fechas de caducidad de los alimentos, que tienen que guardarse bien tapados en la nevera, lavarse correctamente. Dentro de estas precauciones entra la limpieza extrema de tablas de cortar, cuchillos, recipientes y encimeras que vayan a entrar en contacto con nuestros alimentos.
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