Alimentos, Nutrición

¿Por qué se reduce el apetito en verano?

Muchas personas sienten que su apetito se reduce en los meses de más calor. Las causas pueden ser diversas, al igual que las formas de combatir la falta de hambre.

Para muchas personas el verano es la estación del año más esperada. Es el momento en el que nos tomamos un descanso de la rutina, y son los meses del año idóneos para disfrutar de actividades al aire libre con los nuestros. Algunas de esas actividades tienen que ver con comer, sin embargo, muchas personas sufren una notoria reducción de su apetito, ¿por qué ocurre esto?

Cuando se reduce el apetito, se tienen menos ganas de comer. Normalmente, los niños y las personas de avanzada edad son quienes padecen más este cambio, sin embargo, puede afectar a personas de todos los grupos de edad. Siempre y cuando no se esté tomando ningún tipo de medicación y no se padezca alguna enfermedad, la reducción de apetito puede deberse a la propia subida de temperaturas.

Causas de la falta de apetito en verano

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La temperatura ambiental afecta a nuestro apetito. Con la llegada del verano, el cuerpo deja de necesitar más energía para regular su temperatura. Lo contrario ocurre en el resto de estaciones del año, sobre todo en otoño e invierno, donde la sensación de hambre se incrementa y eso hace que busquemos alimentos que ayuden a que se produzca la termogénesis (aumento de la temperatura corporal).

Es habitual que la falta de apetito en época estival tenga otra causa. Y es que cuando salimos de vacaciones, rompemos con la rutina y nuestros hábitos. Para la mayoría, esto conlleva que se realicen más comidas fuera de casa, y aunque comer fuera no siempre implica comer rápido y mal, en verano es habitual acudir a chiringuitos donde se consumen comidas altas en calorías como fritos, procesados o incluso alcohol.

Basar la alimentación en estos productos durante las vacaciones hace que el proceso digestivo se ralentice, y si además se realizan comidas copiosas, también puede venir acompañado de malestares que, definitivamente, afectan al apetito.

Hay quien desearía tener el resto del año esa falta de apetito que se tiene en verano, ya que podría ser una oportunidad para comer “de todo” sin sentir remordimiento y saciándose antes de lo habitual para no engordar. Pero no es así, la falta de apetito no siempre va ligada a una reducción de peso si la alimentación no se basa en comidas sanas y nutritivas.

¿Qué hacer para combatir la falta de ganas de comer por el calor?

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Seguramente, quienes ven cómo se reduce su apetito en verano tienen menos ganas de comidas sólidas, y recurren más a los líquidos para refrescarse y nutrirse al mismo tiempo. Si ya el consumo de frutas y verduras es fundamental durante todo el año, esta es la estación perfecta para que se conviertan en un aliado.

Ambos alimentos son una fuente de hidratación por su alto contenido en agua, algo fundamental para combatir la subida de temperaturas. Además, si se consumen enteras, también son bastante saciantes por su contenido en fibra.

Lo más interesante de las frutas es que son bastante versátiles a la hora de consumirlas. Se pueden añadir a las ensaladas, para así darles un toque diferente y un contraste dulzón. Pero además, otra forma de consumirlas junto a las verduras es a través de smoothies y batidos que son perfectos para meter nutrientes en el cuerpo ante la falta de apetito.

Pasar el día fuera de casa no es excusa para dejar en manos del destino lo que vas a comer ese día. Para llevar una alimentación sana y sobre todo, para evitar subidas y bajadas de peso que terminan por perjudicar la salud, es fundamental la organización. Reutilizar un tarro de cristal para transportar una macedonia de frutas o llevar frutos secos encima son opciones que evitarán que compres productos procesados cuando el hambre asome.

En definitiva, la clave de una alimentación sana es que esta se mantenga en el tiempo, independientemente de la época del año en la que se esté. Romper con la rutina es positivo para relajarse, pero es mejor no caer en la trampa de que las vacaciones están para comer insano, aunque se experimente falta de apetito la mayor parte del tiempo. Estés donde estés, alimentarse sano es siempre una opción con recompensa: más salud.