El Yoga es una de las disciplinas preferidas tanto en los gimnasios como en los estudios para ponernos en forma y para reconciliar nuestro cuerpo y nuestra mente. Pero no todos los tipos de Yoga son iguales: algunos están más orientados al trabajo físico, mientras que otros se centran más en la respiración o en la meditación.
Si quieres saber cuál es el tipo de Yoga que más te conviene según tus necesidades y tus objetivos, a continuación te explicamos en qué consisten los diferentes tipos de Yoga y cuáles son sus beneficios.
Cómo elegir tu tipo de Yoga
Antes de comenzar a practicar Yoga tenemos que tener algunas cosas claras, por ejemplo, cuáles son tus objetivos a la hora de practicarlo. ¿Buscas conocer mejor tu cuerpo? ¿Quizás compaginarlo con otros deportes para obtener un mejor rendimiento? ¿Aprender a controlar la energía de tu cuerpo? Sabiendo esto podrás elegir mejor cuál es el tipo de Yoga que te conviene.
Además, es importante saber desde qué punto partes: el Yoga, sin duda, es para todos, ya que las diferentes posturas o asanas pueden adecuarse a todos los niveles. Pero para poder adecuarlas y disfrutar de los beneficios de tus clases de Yoga debes ser consciente de cuáles son tus límites para aprender a superarlos con el tiempo.
Te recomendamos que pruebes distintos tipos de Yoga hasta encontrar el que mejor se adapte a tus necesidades. También puedes probar distintos profesores hasta que encuentres a aquel con el que sientes una conexión especial, que te puede ayudar a mejorar cada día.
Los distintos tipos de Yoga
Algunos de los tipos de Yoga que podemos encontrar en gimnasios y estudios y sus beneficios sobre nuestro organismo son los siguientes.
Hatha Yoga
Ideal si estás comenzando a practicar Yoga y no sabes muy bien qué es lo que tienes que hacer. A través del Hatha Yoga aprenderás las asanas más comunes del Yoga (las posturas que se realizan en cada sesión), las combinarás entre ellas en secuencias más largas, y además también realizarás trabajo mental (no podemos olvidar que una parte importante del Yoga es la meditación). Con este estilo de Yoga aprenderás a controlar tu respiración y trabajarás tu fuerza muscular.
Vinyasa Yoga
Este es el tipo de Yoga que te conviene si lo que buscas es ponerte en forma. El Vinyasa Yoga o Power Yoga explota la vertiente más física de esta disciplina, combinando rápidamente las asanas o posturas, consiguiendo aunar un trabajo de fuerza muscular con la mejora del sistema cardiorrespiratorio. Es un tipo de Yoga muy fluido y bastante exigente a nivel físico.
Kundalini Yoga
También conocido como «Yoga de la energía». Su trabajo se basa en localizar y conocer nuestra propia energía y entender cómo fluye por nuestro cuerpo. Según el Kundalini Yoga, el centro o fuente de nuestra energía se encuentra en la base del coxis, y desde allí fluye hacia arriba a través de los canales o «ríos» y de la columna vertebral.
Un tipo de Yoga revitalizante y energético en el que aprendemos distintos tipos de respiraciones, siendo la más importante de ellas la conocida como «respiración de fuego».
Ashtanga Yoga
Una variación del Yoga más clásico, pero más fluido y dinámico que este último. Se encuentra más centrado en el trabajo físico que en el mental o espiritual, por lo que es una buena opción para combinarlo con otros deportes u otros tipos de entrenamiento. Los cierres energéticos o bandas nos obligan a llevar a cabo un gran trabajo muscular.
Yin Yoga
Si lo que buscas es una práctica más pausada del Yoga, aunque no por ello menos exigente, el Yin Yoga es una de las variantes más indicadas para ti. En este caso, en lugar de ir encadenando una postura tras otra en largas secuencias, como podía suceder en el Vinyasa Yoga, lo que hacemos es mantener cada asana o postura durante un período largo de tiempo, entre dos y cinco minutos. Así conseguimos incidir en el tejido conectivo y trabajar nuestro cuerpo desde un nivel más interno.
Bikram Yoga
El Bikram Yoga es una variante más o menos novedosa del Yoga tradicional que se caracteriza por practicarse en habitaciones a altas temperaturas y con un alto grado de humedad. Con estas condiciones lo que se consigue es que los músculos se encuentren más laxos, de modo que podemos llegar a realizar posturas que nos requieren una gran flexibilidad.
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