Tras la vuelta de las vacaciones de Navidad y la cuesta de enero, retomar los hábitos saludables no siempre resulta fácil. Y si bien a la hora de hacer dieta o, sencillamente, comer de forma más saludable, intervienen pocos factores externos; no ocurre lo mismo con el deporte. Sí, porque el frío puede llegar a condicionarnos tremendamente, en especial si practicamos modalidades al aire libre como el running.

Y no nos estamos refiriendo solo al equipamiento, sino a la pérdida de la motivación y a la entrada en escena de la terrible pereza. Para evitarla será imprescindible poner en marcha una serie de consejos, desde abrigarse correctamente hasta optar por el calentamiento en interiores. Pero estos son solo algunos de ellos.

La alimentación, clave

Antes de entrar en mayores vicisitudes y puesto que ya nos hemos referido a ella hace unas líneas, cabe comentar que la alimentación cobra gran interés para aquellos que se ven obligados a luchar contra las inclemencias del tiempo para salir a disfrutar de su entrenamiento. Efectivamente, porque hacerlo de la manera apropiada para contar con la energía necesaria para hacerlo, resulta clave.

Así, optaremos por ingredientes como los frutos secos –que incluso podemos llevar con nosotros y de gran aporte energético- y prestaremos especial atención a los pescados, carnes y legumbres, los principales encargados de ofrecernos proteínas. Estas son básicas en la formación de tejido y, por tanto, en la recuperación muscular y la prevención de lesiones, que pueden verse agravadas por el frío. La vitamina C, por su parte, te mantendrá alejado de las carencias y en consecuencia de los resfriados y, si aumentas la ingesta de minerales y ácidos grasos saludables, tanto mejor.

Aquí el objetivo radica en que nos encontramos bien físicamente, algo que incidirá directamente en nuestro estado de ánimo. De hecho, existen alimentos capaces de ayudarnos a segregar endorfinas y que repercuten más allá de nuestro cuerpo.

Cómo abrigarse para el frío

La sensación de frío –por no hablar de las consecuencias aparejadas, como resfriados y demás- es otra de las razones por las que podrías acabar dejando a un lado los entrenamientos invernales. Por fortuna, existe un modo de abrigarte para evitarlo: como una cebolla.

Un símil con el que nos referimos a las múltiples capas con las que cuenta este vegetal y que se traduce en la presencia de una camiseta interior transpirable, quizás térmica, un jersey un poco gordito, y en una chaqueta preferentemente impermeable y capaz de aislarte del viento y similares.

Para evitar el roce de la tela, hazte con vaselinas específicas y cuida tu piel en general. Usa un bálsamo para los labios, exfolia tu cara una vez a la semana, y no dejes de lado el protector solar. La hidratación será también fundamental para mantenerla en buen estado.

Cómo calentar con frío

Como sabes, calentar adecuadamente y durante el tiempo necesario antes de hacer ejercicio es también crucial. Una etapa que podemos llegar a obviar si hace mucho frío. Una alternativa es hacerlo en interiores, en una cinta o incluso bajando y subiendo las escaleras de casa varias veces. Te ayudará a coger el ritmo y no implica coste alguno. Además, no te verás obligado a enfrentarte a las inclemencias desde el primer momento.

En todo caso, no pierdas de vista que un buen calentamiento debería incluir ejercicios de movilidad articular, actividades que eleven el ritmo cardíaco, algunos estiramientos y movimientos relacionados con la actividad física que estás a punto de realizar. Su finalidad es la de favorecer la comunicación entre el sistema nervioso central y los músculos.

Estiramientos para recuperar con frío

Tampoco olvides estirar al finalizar el entrenamiento. Unos ejercicios estáticos que tendrían que durar al menos diez minutos y que deberías realizar ya dentro del portal o en casa para evitar que los músculos se agarroten por las bajas temperaturas. Un paso fundamental en invierno, cuando estos se enfrían muy rápido y los calambres y espasmos musculares resulta más frecuentes.

Prescinde de las prisas y los tirones rápidos o movimientos balísticos; y recuerda mantener cada posición unos 20 segundos. Ve con cierto cuidado si notas los miembros entumecidos por el frío, algunas sensaciones podrían llegar a camuflarse. Repetimos: nada como alejarte de las lesiones para mantener el ánimo en su punto más álgido.

Valora las ventajas pero no te excedas

Asimismo, y en caso de que el frío esté a punto de hacerte desistir, recuerda las ventajas que implica hacer ejercicio en estas condiciones. Entre ellas, destacamos el incremento del gasto calórico y la aceleración del metabolismo (hasta en un 30%), el aumento de la resistencia, y el fortalecimiento del sistema inmune –gracias a la aceleración del flujo sanguíneo y la producción de adrenalina-.

No obstante, tampoco conviene excederse, sobre todo si acabas de retomar la rutina o estás empezando. Hazlo con calma, el sobre-entrenamiento podría acabar en una lesión y, consecuentemente, acabar con tus buenas intenciones. Y recuerda: más vale calidad frente a cantidad. Márcate objetivos realistas y sé constante, pero aprende a descansar y a prestar atención a tus sensaciones.

Otros consejos

Al margen de lo comentado, otros consejos que te ayudarán a mantener en tu punto más álgido tienen que ver con, por ejemplo, el uso de apps y wearables específicos que te permitan estar al tanto de tus progresos e incluso compartir esos progresos y objetivos con tus amigos. Una forma sana de incentivar la competitividad que te animará a seguir adelante.

Hacerlo acompañado, de hecho, es otra buena idea. Puedes hacerlo con tu familia y amigos pero también con tu fiel amigo. De hecho, el conocido como canicross es una modalidad de carrera que cuenta también con múltiples beneficios para tu mascota y que, además, favorecerá la creación de nuevos vínculos afectivos. Incluso es posible apuntarse a competiciones específicas; algo también muy motivador aplicable a otras disciplinas como el ciclismo y demás.

Si, por el contrario, prefieres la soledad, una buena selección musical también puede amenizar la actividad. No dejes tampoco de escuchar siempre a tu cuerpo y prestar atención a tus sensaciones corporales y, en caso de que te encuentres en un territorio absolutamente gélido, no te obsesiones y piensa que siempre podrás optar por ejercitarte en el interior o combinar ambos entrenamientos.