Por regla general, los calambres musculares no son graves, pero sí pueden resultan muy dolorosos. No obstante, conviene estar atentos a su aparición y evolución porque a veces pueden ser indicativos de enfermedades nerviosas o metabólicas.
¿Qué es un calambre muscular?
Los calambres musculares son espasmos involuntarios, bastante dolorosos, que se producen normalmente cuando estamos haciendo ejercicio, alguna actividad física intensa o cuando hemos acabado de entrenar.
Los calambres ligados a la actividad física o a un sobreesfuerzo generalmente se producen en la musculatura de las piernas: cuádriceps (parte delantera del muslo), isquiotibiales (parte trasera del muslo) o pantorrillas (gemelos y gastrocnemio). La zona acalambrada se contrae y se endurece de forma llamativa e incluso visible; apreciándose un bulto bajo la piel que no cede a la palpación. No obstante, también son frecuentes los calambres musculares en reposo, concretamente durante el sueño. Generalmente, afectan a los gemelos o a los dedos de los pies.
Las personas mayores son más propensas a sufrirlos debido al deterioro de la masa muscular asociada al paso de los años. Además de ellos, las embarazadas, ciertos pacientes crónicos o la gente muy deportista también los sufren con cierta asiduidad.
Cómo actuar ante un calambre muscular
Lo más efectivo suele ser masajear y estirar el grupo muscular afectado. En ocasiones, puede ser necesario que alguien nos ayude en esta tarea sosteniendo y estirando la zona afectada. La aplicación de calor contribuye a relajar y a estirar la musculatura que se ha tensado y en los casos más severos puede ser necesario el frío local para mitigar el dolor.
Dado que frecuentemente los calambres musculares están relacionados con la deshidratación, se recomienda incrementar el aporte de líquidos y tener este punto en cuenta de cara a futuros esfuerzos físicos.
Para evitar los calambres musculares, los especialistas recomiendan no saltarse los estiramientos antes y después de hacer ejercicio. Asimismo, especifican que es conveniente trabajar la elasticidad de forma regular para reducir la posibilidad de sufrir estos espasmos.
Las personas que hacen mucho deporte deben tener la precaución de reponer líquidos y sales minerales con bebidas que aporten electrolitos, especialmente cuando entrenan en días muy calurosos. También es conveniente tomar algo de fruta para asegurarse un aporte rápido de hidratos de carbono. Para la población general suele ser suficiente con tomar agua.
¿Por qué tenemos calambres?
Por regla general, los calambres se producen cuando tensamos o sobrecargamos un músculo, bien por hacer deporte de forma intensa, bien por llevar a cabo un esfuerzo físico intenso al que no estamos acostumbrados. No obstante, los calambres también se dan en situaciones de deshidratación o por falta de sales minerales (magnesio, potasio o calcio).
Finalmente, algunos trastornos de salud pueden ocasionar calambres, como estar en diálisis, sufrir alguna compresión nerviosa secundaria a una lesión medular, desarrollar complicaciones vasculares, pinzamientos en el cuello o la espalda o estar en tratamiento con ciertos fármacos.
En cualquier caso, las personas que sufren calambres musculares frecuentes sin relación con ninguna de las causas más habituales, deben consultar con un especialista, sobre todo si los calambres duran mucho tiempo, causan mucho dolor o debilidad muscular y están acompañados de hinchazón, sensación de ardor o calor en la zona afectada o la piel se pone roja.
En esos casos, el especialista puede prescribir algunas pruebas para averiguar el origen de los calambres o los diferenciará de la claudicación y las distonías, otras alteraciones relacionadas con el tono muscular que no tienen nada que ver con los calambres musculares convencionales.
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