Todos conocemos el concepto de edad biológica: los años, meses y días que han pasado desde el momento en que naciste. Pero pocos son los que conocen el de edad metabólica que, sin embargo, es un parámetro de gran importancia a la hora de evaluar nuestra condición física y bienestar corporal en general.
Seguro que en alguna ocasión habéis oído o incluso dicho «tiene 90 años, pero se siente como alguien de 25». Bien, pues la edad metabólica es la edad que tu propio cuerpo cree que tiene, y es lo que puede diferenciar los cuerpos de dos personas que biológicamente tiene la misma edad. ¿Llevas unos hábitos de vida saludables? ¡Enhorabuena! Es muy posible que tu edad metabólica sea más baja que la que tienes realmente.
¿Qué factores influyen en nuestra edad metabólica?
Antes de empezar a hacer deporte es necesario realizar algunas pruebas previas en un reconocimiento médico deportivo. Una de esas pruebas será la bioimpedancia, que se realiza con una báscula especial: esta báscula, además de decirnos cuánto pesamos, nos ofrece otro tipo de datos interesantes como son nuestro porcentaje de grasa corporal, el nivel de grasa visceral, el porcentaje de masa muscular, la densidad ósea, la cantidad de agua en nuestro cuerpo y otros.
Todos estos datos, además de otros marcadores metabólicos del envejecimiento que se obtienen mediante otras pruebas como la presión arterial, el nivel del colesterol o los niveles hormonales, determinan cuál es nuestra edad metabólica. Es decir: según tus hábitos de vida y cómo se reflejan en tu cuerpo, tu organismo cree que tiene una edad concreta.
La buena noticia es que todos estos factores que influyen en nuestra edad metabólica son susceptibles de mejorar a través de la reeducación de nuestros hábitos. Nosotros mismos, mediante una dieta sana, el ejercicio realizado de forma regular y un descanso adecuado, somos capaces de influir en factores de gran importancia a la hora de medir nuestra edad metabólica. Modificando estos factores, aunque sea con pequeños cambios pero siempre aplicados en nuestro día a día con constancia (no solo en ocasiones puntuales) conseguiremos que nuestra edad metabólica se encuentre más cerca de una edad joven y seamos, por tanto, más saludables.
¿Cuál es mi edad metabólica ideal?
Una buena edad metabólica es aquella en la que nuestro cuerpo cree que tiene menos años de los que en realidad tiene. Si llevas un estilo de vida saludable, entrenas o realizas actividad física de forma regular, te alimentas de forma adecuada y descansas bien, seguramente tu edad metabólica sea menor a los años que tienes realmente.
Si, por el contrario, tu edad metabólica es superior a tu edad biológica, puede ser una señal de alarma para que comiences a cambiar tus hábitos por otros más saludables. No tienes que cambiar todo a la vez, sino ir incorporando buenos hábitos y desterrando los viejos poco a poco: sal a caminar cada día 30 minutos, incluye una pieza de fruta en cada comida, coge las escaleras en lugar del ascensor… Pasadas unas semanas vuelve a hacer la prueba y verás cómo tu marcador de edad metabólica ha mejorado.
La clave para mejorar tu edad metabólica es, sin duda, la constancia: te proponemos que escojas uno de esos buenos hábitos que quieres incluir en tu día a día a partir de ahora y que lo practiques a diario durante al menos 21 días. Tras esas tres semanas tu cuerpo lo habrá asimilado como un nuevo hábito y lo llevará a cabo de manera casi automática, por lo que no te costará ningún esfuerzo extra y podrás comenzar de nuevo con otro hábito diferente. Marca el primer día de tu nuevo hábito en el calendario y ve tachando cada día que lo realices hasta llegar a los 21 días. ¡Un buen reto para comenzar el año!
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