Envejecimiento, Salud

Sujeciones y medicación en residencias: ¿pueden evitarse?

La aplicación de sujeciones física y/o químicas en los ancianos que reciben cuidados en las residencias de la tercera edad, con el fin de disminuir supuestos riesgos, cuenta con no pocos detractores, como la Confederación de Organizaciones de Mayores (Ceoma), que busca erradicar estas prácticas.

Porque, si bien el uso de sujeciones físicas y tratamientos farmacológicos pueden ser pertinentes en algunos casos de manera temporal y por motivos únicamente clínicos, lo cierto es que en la mayoría no lo son y deben establecerse protocolos para retirarlas.

Las sujeciones físicas

Antonio Burgueño, médico y director del programa Desatar al anciano y al enfermo de alzhéimer de Ceoma, ha señalado que la tasa de utilización de estas técnicas en Italia, Suiza y Alemania se encuentra alrededor del 15%, que en Reino Unido está en el 4% y en Dinamarca en el 2%. En España, sin embargo, el porcentaje se eleva al 23%.

Las sujeciones suelen utilizarse erróneamente para prevenir accidentes en personas con riesgo de caerse, sobre todo en casos en los que el residente sufre algún tipo de demencia, o puede hacer daño a terceros. Si la sujeción se ha empleado de modo excepcional, se debería vigilar al usuario cada hora durante las primeras 48 horas. Sin embargo, la mayoría de las veces pueden sustituirse las sujeciones por otra clase de actuaciones que revistan más cariño y comprensión.

Representantes de Ceoma, el Imserso, la Confederación de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzhéimer (Ceafa) y la Fiscalía General del Estado coinciden en que estas prácticas favorecen la aparición de úlceras por presión, pérdida del tono muscular, estreñimiento y disminución del apetito, entre otros inconvenientes. A nivel psicológico, puede darse apatía, ira, vergüenza o depresión.

Es por ello que ya empiezan a proliferar residencias libres de sujeciones. Ceoma ya ha acreditado en España algunos centros que se rigen por esa filosofía. El método de trabajo empieza con la valoración personalizada de cada residente con sujeción. En caso de retirar las sujeciones, se lleva a cabo un seguimiento para evaluar si la persona necesita ayudas adicionales, como fisioterapia personalizada, o la adquisición de recursos técnicos, como sensores de movimiento o caídas.

Residencias

Las sujeciones químicas (medicación)

La otra estrategia que se suele utilizar para prevenir las caídas son las llamadas sujeciones químicas, es decir, el uso de fármacos específicos para provocar un estado de sedación en la persona.

Sin embargo, el exceso de medicación (sedación) también ha sido una lacra en muchas residencias de mayores, y afortunadamente se está erradicando a favor de terapias no farmacológicas. La razón de abogar por un menor control farmacológico de la persona es que muchos tratamientos químicos aspiran a sustituir las sujeciones físicas, pero, en realidad, pueden acabar usándose con fines tan restrictivos que también producen riesgo de caídas graves, lo que desemboca en acabar usando sujeciones físicas igualmente, a diario.

Para reducir el exceso de medicación también debe llevarse a cabo un seguimiento farmacoterapéutico: el control y la mejora en la prescripción, así como la preparación individualizada de los medicamentos por el farmacéutico.

Finalmente, se deben tomar medidas adicionales en el programa de medicación que incluyan procedimientos para efectuar la prescripción electrónica, la formación de los profesionales de los centros sociales y la inclusión progresiva de mecanismos de control de calidad en la atención global de la persona.