Cuando llega el otoño no solo nos damos cuenta de que los días son cada vez más cortos y que el frío empieza a llegar, sino que también observamos con cierto asombro y estupor que el pelo se nos empieza a caer más que en el resto del año. No tiene por qué ser algo muy exagerado, pero sí es habitual ver algún pelo de más en la almohada, en nuestros hombros o en el peine.
Esto puede llegar a preocupar a algunas personas hasta el punto de solicitar ayuda médica, pensando que es un problema que se producirá cada vez con más gravedad, sin saber que en realidad es una situación estacional. Para tratar de quitar hierro al asunto y arrojar un poco de luz hoy vamos a explicar por qué se nos cae más el pelo en otoño.
¿De verdad se cae más el pelo en otoño?
Sí, es verdad. Hay algunos estudios que han llegado a mostrar que esto sucede a finales de verano y principios de otoño, sobre todo, y no hay que asustarse por ello porque es algo que le pasa a todos en mayor o menor medida y que es de lo más normal.
¿Por qué cae más el pelo en otoño?
Porque muchos pelos se quedan en su fase telógena en verano. El pelo tiene tres fases de crecimiento: la fase anágena, la catágena y la telógena. La fase anágena es aquella en que un pelo nace y crece. Es una fase que dura unos 4 a 6 años, aunque muchos no pasan de los 3 años. La catágena es la siguiente, que dura unas 3 semanas, en la que el pelo va dejando de crecer. Finalmente llega la telógena, en la que el pelo ya no crece y queda como «dormido», permaneciendo el folículo intacto.
Pues bien, en verano es cuando más cabellos entran en fase telógena, sin crecer pero aún en la cabeza, y tres meses después todos ellos caen coincidiendo con el otoño. La razón no está muy clara, en realidad, pero la hipótesis más plausible es la que nos equipara con otros mamíferos que van cambiando el pelaje en función de la época del año, para adaptarse a la temperatura.
Podría decirse que en verano se cae poco pelo para protegernos del sol, que luego lo hace en otoño cuando no hace tanto sol y la temperatura es correcta, y que para invierno gran parte de los pelos que han caído están naciendo y creciendo (a un ritmo de unos 3 milímetros por semana o 1,25 cm al mes), para protegernos entonces del frío.
Pero esto es solo una hipótesis de tantas, porque también se sabe que en verano el cuero cabelludo se engrosa para protegernos del sol, y que en otoño vuelve a perder densidad, pudiendo caer más el cabello, o que en otoño estamos más estresados por aquello de volver de las vacaciones y regresar a nuestros trabajos y nuestras obligaciones y responsabilidades, e incluso que en verano el pelo se ve más bien maltratado por el sol, el cloro de las piscinas, con más sesiones de agua, humedad y secado, que podrían dejar el cabello más frágil y caer después.
En definitiva, todo son posibles explicaciones a un fenómeno que sucede de manera generalizada y cuyo proceso ya hemos mencionado: en verano el pelo está en fase telógena y en otoño cae para renovarse.
Si se renueva, ¿no produce calvicie?
Aunque el pelo se caiga más en otoño y primavera, eso no quiere decir que cada año estemos un poco más calvos (o calvas en el caso de las mujeres). Es simplemente un momento en el que el cabello se renueva de una manera más intensa y por eso apreciamos más caída, pero el pelo vuelve a nacer y crecer. Se considera fisiológico (normal) la pérdida de 50 a 100 cabellos diarios (ciclo folicular), que se van renovando constantemente.
En caso de que padezcamos alopecia, por la edad o por el motivo que sea, lo que sucederá en otoño y primavera es algo similar: caerá más pelo.
¿Hay que hacer algo para evitar dicha pérdida?
No hay que hacer nada porque, al tratarse de un proceso natural y normal no hay nada en realidad que podamos hacer. Utilizar un champú especial o alguna loción local no cambiará el momento vital en el que está cada cabello, así que el que tenga que caer, caerá igualmente.
Del mismo modo, tomar suplementos de vitaminas o similar, con la promesa de que así conservaremos el pelo, tendrá el mismo efecto si dicha caída se debe al momento estacional en el que estamos. Diferente sería si habláramos de una caída del pelo anormal secundaria a alguna carencia alimentaria. En tal caso la recomendación es muy clara: llevar una dieta saludable y equilibrada. De ese modo estaremos tomando todas las vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita y el pelo dejará de caer por esa causa. Además, no necesitaremos los suplementos porque los estaremos recibiendo con la comida.
Digamos que, en general, los típicos complejos vitamínicos solo tienen un efecto positivo en nuestro cuerpo si sufrimos carencias. Si no es así, no son necesarios, ni aunque se nos esté cayendo el pelo más de lo previsto. En tal caso, vale más la pena consultar con nuestro médico o dermatólogo, para determinar la causa y, si es posible, pautar una posible solución o, como mínimo, un remedio que frene un poco dicha caída.
Monica