Poco a poco se acercan las vacaciones y seguro que muchos de vosotros tenéis planeado algún viaje largo en avión. La perspectiva de pasar un montón de horas en un avión, seguramente encogidos en el asiento, no suele ser muy halagüeña, pero hay una serie de ejercicios que podemos hacer sin movernos mucho para despertar a nuestros músculos y para mejorar la circulación sanguínea. Te contamos cuáles son a continuación.
Los peligros de los viajes de larga distancia
El peligro más importante relacionado con los viajes de larga distancia es sin duda el llamado «síndrome de la clase turista», que surge relacionado con los estrechos espacios que se ven obligados a ocupar los pasajeros de los vuelos, sobre todo en el caso de las compañías de viajes low-cost, y que obligan a permanecer a los mismos inmóviles e incluso encogidos durante largos períodos de tiempo. Este síndrome puede suponer un riesgo grave para nuestro sistema cardiovascular en concreto, y para nuestra salud en general.
El síndrome de la clase turista cursa con la formación de trombos o coágulos en las venas de las extremidades inferiores causados por una mala circulación sanguínea. El riesgo más grande surge cuando estos trombos o coágulos se extienden y llegan hasta las arterias pulmonares.
Las personas más expuestas a los riesgos del síndrome de la clase turista son las mujeres mayores de cuarenta años que se encuentran utilizando algún método anticonceptivo, que tienen obesidad, que están embarazadas o que son fumadoras. También se encuentran en riesgo de sufrir el síndrome de la clase turista las personas que ya hayan sufrido previamente episodios de trombosis o que cuenten con antecedentes en su familia y las personas que sufran una enfermedad oncológica.
Para la población general, las personas que no tienen problemas graves de salud, el riesgo de sufrir el síndrome de la clase turista es bajo.
Por qué tenemos que movernos durante un viaje de larga distancia en avión
Movernos cada poco tiempo o realizar algún tipo de ejercicio o movimiento durante los viajes largos en avión, siempre y cuando esté permitido, activará la circulación sanguínea de nuestras piernas, que puede verse dificultada debido al hecho de permanecer muchas horas sentados en la misma posición. Además, de esta manera desentumeceremos los músculos, activando del mismo modo el riego sanguíneo a todo nuestro cuerpo.
Trucos, recomendaciones y consejos para tener un viaje cómodo
Lo primero que se recomienda en los viajes largos es que llevemos ropa cómoda y que evitemos la ropa ajustada que dificulta la circulación. Así, la ropa amplia y que transpira fácilmente será la más adecuada para un largo viaje en avión. Mantener una buena postura en la medida de lo posible mientras nos encontramos sentados, y salir a pasear al pasillo, aunque solo sean unos pasos arriba y abajo, siempre que podamos hacerlo, también será beneficioso.
También existen recomendaciones en cuanto a la alimentación e hidratación: evitar las comidas copiosas antes y durante el vuelo hará nuestro viaje más confortable. Y mantener una buena hidratación tanto antes como durante y después del viaje es primordial para nuestra comodidad y salud.
¿Qué ejercicios podemos hacer durante el vuelo?
Algunos de los ejercicios que podemos hacer en nuestro asiento durante un vuelo largo son los siguientes:
- Sentados, con las piernas juntas, podemos ponernos de puntillas en el suelo durante unos segundos para relajar la musculatura después.
- Dibujar círculos con los tobillos hacia ambos lados para mejorar la movilidad de las articulaciones.
- Flexionar y extender nuestros tobillos, colocando los pies en posición de punta y de flex.
- Colocar un objeto pequeño entre nuestras rodillas, como una almohada o una pequeña pelota, mientras elevamos y bajamos ligeramente las piernas.
- Sentados y con las piernas juntas, elevar las piernas separando los pies del suelo unos centímetros y aguantar unos segundos en esa posición. Este es un trabajo de abdomen exigente pero muy sencillo de llevar a cabo.
- También podemos realizar un suave masaje ascendente con nuestras manos, yendo desde los tobillos hacia las rodillas, para estimular la circulación de toda la zona.
Con estos sencillos ejercicios y un pequeño paseo por el pasillo del avión cuando sea posible, podremos mantenernos a salvo del síndrome de la clase turista en los vuelos de larga duración.
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