Innovación, Salud

La epilepsia tiene un nuevo aliado: la música

Un nuevo estudio sugiere que la música podría ser útil para el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso como la epilepsia.

La música produce una gran variedad de cambios neurofisiológicos en nuestro organismo, muchos de los cuales todavía no se conocen con profundidad (desde hace tiempo se conoce el efecto positivo de la música en el estado de ánimo a través de la musicoterapia), y ahora se ha visto que puede ayudar a las personas que padecen epilepsia.

La música suave y sosegada, la música ambiental, por ejemplo, produce más cantidad de sustancias que fortalecen el sistema inmunitario que el silencio, según un estudio de Charnetski y Brennan de 1998. Pero el efecto de los distintos tipos de música varía. Se considera que la favorita de cada cual produce un impacto mayor, mientras que el ruido puede hacer descender dichas sustancias.

Según un estudio presentado en la Conferencia Anual de la Sociedad Británica de Psicología por Alexandra Lamont, escuchar tus canciones favoritas cuando practicas un deporte competitivo mejora tu rendimiento y favorece la motivación para entrenar.

Pero la música es capaz de obrar muchos más cambios, tal y como indica el neurólogo Anthony Smith en su libro La mente:

Aparentemente, la música puede: incrementar el metabolismo del organismo, alterar la energía muscular, acelerar la frecuencia respiratoria y convertirla en menos regular, reducir el umbral para diversos estímulos sensoriales, afectar a la presión arterial, y con ello a la circulación sanguínea.

La música también aporta grandes beneficios a nivel sanitario. Según un estudio de la Universidad Estatal de Ohio, escuchar sus piezas de música conocidas o favoritas reduce los niveles de ansiedad de los pacientes de la UCI.

Otra investigación publicada en The Journal of Surgery Cardiothoraic concluye que escuchar música clásica u ópera tras un trasplante de corazón reduce la ansiedad, el dolor y las nauseas.

La música también disminuye la ansiedad de los pacientes de cáncer, tal y como han demostrado investigadores de la Universidad Drexel.

Después de un derrame cerebral la música también permite una mejor recuperación, como también se concluyó en un estudio publicado en 2008 en la revista Brain, que comparaba la memoria verbal de los pacientes que habían escuchado música con la de aquellos que escuchaban audiolibros o que no escuchaban nada.

Ahora un nuevo estudio que ha sido publicado en la revista de la American Psychological Association sugiere, incluso, que la música puede mejorar los tratamientos contra la epilepsia.

El sistema nervioso y la música

La epilepsia es un trastorno cerebral en el cual una persona tiene crisis epilépticas repetidas durante un tiempo, es decir, episodios de actividad descontrolada y anormal de las neuronas que puede causar cambios en la atención o el comportamiento, como por ejemplo convulsiones repetitivas e impredecibles.

Dado que la corteza auditiva y estas convulsiones causadas por la epilepsia se originan en la misma zona del cerebro, el lóbulo temporal, los investigadores quisieron comprobar hasta qué punto el cerebro de los epilépticos reacciona de forma distinta a los estímulos musicales.

Tras comprobar el procesamiento musical de los cerebros de 21 participantes con y sin epilepsia mediante un electroencefalograma, registrando los patrones de ondas cerebrales mientras estos escuchaban periodos de silencio y periodos de piezas musicales como la sonata en Re mayor de Mozart o “My Favorite Things” de John Coltrane, descubrieron que los cerebros de las personas con epilepsia mostraban ondas cerebrales más activas y, además, que se sincronizaban con la música.

Tal y como explica Christine Charyton, del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio y líder del estudio:

Nos sorprendieron los resultados. Nuestra hipótesis era que la música sería procesada en el cerebro de manera diferente que el silencio, pero no sabíamos si esto sería diferente para las personas con epilepsia. Creemos que la música podría ser utilizada para ayudar a las personas con epilepsia.

Este tipo de musicoterapia no podrá reemplazar los tratamientos actuales para la epilepsia, pero quizá ofrezca un nuevo método para usar junto a los tradicionales para contribuir a prevenir las convulsiones. Por el momento, habrá que esperar un tiempo hasta que estas conclusiones puedan articularse en alguna nueva terapia.

En España, el Día Nacional de la Epilepsia se celebra (a partir del 2006) el 24 de mayo. En el mundo, desde 2015, se ha instaurado el día 9 de febrero como el Día Internacional de la Epilepsia.

La musicoterapia, una vieja conocida

Musicoterapia

Quizás hayáis oído hablar de la musicoterapia en otros escenarios o con otras indicaciones. Es lógico, pues hace ya mucho tiempo que se está empleando con niños, mayores, con discapacitados o con personas sin patologías, incluso, como ayuda a la socialización, comunicación, expresión corporal, etc. Y es que a la música se le atribuye la capacidad de ayudar a desarrollar o potenciar la coordinación motriz mediante el baile (el equilibrio, la marcha, etc.), al desarrollo de destrezas y medios de expresión corporales, de la locución y la expresión oral a través del canto y a controlar la respiración, entre otras bondades.

De igual modo, a nivel social, ayuda a reforzar la autoestima y la personalidad a través de los logros conseguidos, a liberar tensiones y estrés, a buscar un equilibrio personal a través del ritmo, a modificar emociones según la música que se esté escuchando y a desarrollar capacidades del intelecto.

Algunos ejemplos sobre canciones concretas son: Las cuatro estaciones de Vivaldi resulta idóneo para despertar conexiones en el hemisferio cerebral izquierdo. Los valses de Strauss y las polonesas de Chopin estimulan el pensamiento creativo. Elvis Presley es ideal para el hipotálamo y sus emociones asociadas. Like a virgin de Madonna induce a la socialización y la simpatía. Cuando la psicóloga Paula Niedenthal, de la Universidad de Indiana, necesitaba que los sujetos de sus experimentos se sintieran felices, seleccionaban piezas de Vivaldi y Mozart. Cuando necesitaba que se sintieran tristes, escogía a Mahler o Rachmaninov. «Cuando escucho a Wagner, me entran ganas de invadir Polonia», llegó a decir Woody Allen con su particular sentido del humor.

Así pues, no nos extraña que pueda utilizarse como ayuda para las personas que sufren epilepsia como no nos extrañaría que en el futuro forme parte, cada vez, de más tratamientos para más enfermedades o trastornos.