Bienestar, Envejecimiento

Los mayores no son niños: no deberíamos tratarlos igual

Tener una edad avanzada no implica dejar de ser adulto, ni tampoco que se pierdan derechos o se tenga que recibir un trato diferente. Respetar a nuestros mayores es vital para su bienestar.

Muchas veces oímos decir que los mayores son como niños. La pérdida de memoria, de capacidades o algunos de sus comportamientos pueden llevarnos a pensar así, pero detrás de un anciano hay toda una vida de experiencia y conocimiento, mientras que la de un pequeño recién empieza. Ni la etapa del ciclo vital, ni las necesidades son las mismas, por lo que tampoco debemos tratarlos igual.

Cómo tratar a las personas mayores

Los ancianos son adultos, esto es algo que no podemos olvidar cuando nos dirijamos a ellos, y aunque todos, grandes y pequeños, merecemos ser tratados con cariño y respeto, a un niño lo estamos educando y apoyando en su desarrollo, mientras que un anciano requiere otro tipo de ayudas.

La disminución de ciertas aptitudes o habilidades físicas es frecuente a partir de cierta edad, pero envejecer no es sinónimo de pérdida de autonomía o de capacidad de tomar decisiones, y esto es algo que debe tenerse en cuenta en el trato, evitando en nuestras relaciones con los mayores prácticas como las siguientes:

  • No tener en cuenta sus opiniones.
  • Intentar modificar conductas aplicando castigos.
  • Hablarles como si fueran niños.
  • Elevar el tono de voz (no todos tienen problemas auditivos).
  • Hablar de ellos con otras personas en su presencia, como si no estuvieran.

Respetar su intimidad y su dignidad, así como reforzar su independencia, son las pautas a seguir en el cuidado de las personas mayores. Aunque en ocasiones quizá necesitemos tener algo más de paciencia y comprensión que en el resto de relaciones.

Riesgos de infantilizar a los ancianos

Hay muchos estereotipos y prejuicios relacionados con la vejez. Se asocia con enfermedad, dependencia, fragilidad… Y esto hace que a veces en un afán de protección de los mayores, aunque todavía puedan valerse por sí mismos, se les infantilice, en lugar de motivarles a seguir disfrutando de una vida plena.

Tratar a un anciano de forma continua como un sujeto débil o incluso inútil, puede acabar convirtiéndole en una persona pasiva y dependiente, en un periodo en el que tiene que afrontar muchos temores como la soledad o, precisamente, el miedo a no poder valerse por sí mismo.

La sensación de vulnerabilidad ante la falta de control, unida a las limitaciones físicas, pérdida de seres queridos y otras dificultades propias de la edad se reflejan en una falta de ánimo y motivaciones, que puede acabar en depresión, uno de los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en la tercera edad.

Personas mayores

Apoyo sí, pero el adecuado

Detrás de este trato infantil hay muchas veces una intención de ayudar al anciano, pero mantener o mejorar su calidad de vida requiere otro tipo de acciones que fomenten la competencia personal y la adaptación a las nuevas circunstancias.

Promover un envejecimiento activo, que abarque la salud, la estimulación cognitiva y la participación social, es clave para fomentar la autoestima y el bienestar emocional de las personas mayores. Esto es algo que podemos hacer tanto en el entorno familiar, como contando con la ayuda de cuidadores y especialistas.

También es conveniente aprovechar sus conocimientos y experiencia, así como su mayor disponibilidad de tiempo libre manteniendo una relación de apoyo mutuo. Quizá un día necesitan una mano para cargar la compra, si esta es muy pesada, pero eso no les impide de vez en cuando cocinar un delicioso guiso para toda la familia, aunque sea un poquito más despacio que años atrás.

Reconocer sus fortalezas y competencias reales, escucharles, mostrar empatía y aprender a negociar con ellos cuando es necesario, son prácticas basadas en el respeto que reforzarán los vínculos que nos unen. A ningún adulto le gusta que le traten como a un niño, aunque por otra parte, las relaciones con los más pequeños, como el cuidado puntual que realizan los abuelos de los nietos, sí pueden ser muy beneficiosas.

Seguir sintiéndose una parte activa de la sociedad es muy importante para que nuestros mayores puedan disfrutar de esta nueva etapa de su vida con plenitud, aprovechando todas sus capacidades físicas y mentales.