Hasta hace no más de una década, se pensaba que las neuronas estaban poco menos que contadas, de manera que las funciones cerebrales y la actividad cognitiva que se iban deteriorando conforme pasaban los años era inevitable y no tenía vuelta atrás.
Sin embargo, se ha observado que la neuroplasticidad del ser humano es mucho mayor de lo que se creía. Además, diferentes investigaciones empezaron a concluir que las personas con poca formación o que se desenvuelven en entornos poco estimulantes intelectualmente sufren un deterioro cognitivo mucho más rápido y más palpable que aquellos que, de una manera u otra, sí trabajan su mente. Es decir, hay hábitos y conductas que contribuyen a mantener el cerebro en forma.
¿En qué consiste el trabajo mental?
Para responder a esta cuestión debemos enfocar la vista en el concepto de envejecimiento saludable, muy en boga en los últimos años debido a cuestiones sociodemográficas y también económicas. Cada vez hay más población mayor y la cartera de servicios sanitarios es cada vez más cara porque ofrece más prestaciones y son más sofisticadas.
De esta forma, la población tiene que poner en marcha una estrategia encaminada a fomentar la prevención para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. De la misma manera que los especialistas en envejecimiento físico recomiendan la actividad física para ralentizar el deterioro del sistema locomotor, los expertos en neurología aconsejan mantener la mente activa para evitar que el cerebro se atrofie y vaya funcionando cada vez peor.
De esta manera, sugieren que nos hagamos a la idea de que el cerebro funciona como cualquier otro músculo del cuerpo y que para estar fuerte y saludable debe trabajarse y mantenerse en activo. De lo contrario, se irá deteriorando hasta que cumpla su función a duras penas. Asimismo, proponen acumular sinapsis cerebrales para ampliar la reserva cognitiva lo máximo posible antes de la edad de jubilación. De esta manera, el deterioro lógico de la edad será menor y no mermará demasiado el capital atesorado hasta ese momento.
Cómo ampliar nuestra reserva cognitiva
Para mantener el cuerpo en forma no es necesario convertirse en atleta de élite. Así, para ejercitar la mente no hace falta competir con Einstein, basta con buscar actividades estimulantes para el intelecto incluso en las actividades cotidianas aparentemente más simples.
Si ves la televisión… Escoge programas que impliquen algún reto como contestar preguntas, adivinar conceptos, resolver acertijos… y si ves películas procura comentarlas con alguien para asegurarte de que estás pendiente de las tramas y las entiendes.
Juega. El juego no es solo cosa de niños. Hacer puzles, crucigramas, sudokus, sopas de letras, jugar a las cartas o a otros juegos de mesa, colorear, hacer manualidades, tejer… todo lo que obligue a concentrarse y a pensar es bienvenido cuando se trata de trabajar el cerebro. El juego hace que el entrenamiento sea, además, muy divertido y promueve las relaciones sociales, algo que también ayuda a tener un cerebro ágil.
Lee. La lectura no solo es la llave para adquirir conocimiento. Según los neurólogos, leer obliga al cerebro a mantenerse activo, lo que resulta estupendo de cara a tener más capital en nuestra reserva cognitiva. Al leer, obligamos al cerebro a pensar, a ordenar ideas, a seguir las tramas, a relacionar conceptos y personales, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas.
Relaciónate. Organiza reuniones con familia y amigos para conversar, salir al cine o al teatro, dar caminatas, ver exposiciones…
Baila. El baile no solo es bueno para nuestro cerebro porque es una manera de ejercicio físico. Además, requiere concentrarse para seguir el ritmo y marcar los pasos. Además, trabaja la memoria, al aprenderse las coreografías y es un excelente modo de tener un ocio activo y de cultivar un entorno social saludable.
Aprende. No te creas eso de que a ciertas edades no se adquieren nuevos conocimientos o nuevas habilidades. No es verdad y además no tienes prisa. Así que si siempre quisiste aprender a tocar un instrumento, cursar unos determinados estudios, organizar un viaje, hacer una labor de voluntariado… adelante.
Como norma general, y para que sirva como guía, los especialistas sostienen que todo lo que es bueno para tener un corazón sano también lo es para el cerebro. Dejar de fumar cuanto antes, reducir la ingesta de alcohol, apuntarse a la Dieta Mediterránea, huir del sedentarismo y cultivar las relaciones sociales nos mantienen en forma en cuerpo y mente.
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