Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los cuidadores de las personas mayores es saber atenderse a sí mismos. La salud física, emocional y mental de un cuidador es vital para el bienestar de la persona mayor que depende de él. Para ser un buen cuidador, antes hay que ser capaz de cuidarse uno mismo.
Cómo debe cuidarse un cuidador
Cuidar a una persona mayor dependiente o con una enfermedad crónica a menudo es una gran responsabilidad que conlleva grandes niveles de tensión y exigencia para su cuidador. Por este motivo, los cuidadores pueden experimentar períodos de agotamiento, estrés, ansiedad, alteración del sueño, depresión y frustración.
Para evitar que su salud física y emocional se deteriore, es fundamental que el cuidador preste atención a los siguientes factores y recomendaciones:
- Buscar apoyo. Cuando el peso de las circunstancias afecta el cuidador, es frecuente que éste se sienta enfadado, culpable, solo, temeroso o triste. Hablar con otras personas en la misma situación puede ayudarle a sobrellevarlo.
- Reconocer los síntomas de estrés. El agotamiento constante, los problemas para dormir, la irritabilidad, los despistes, la impaciencia, la incapacidad de disfrutar de sus cosas y actividades favoritas y la necesidad de aislarse socialmente son claros síntomas de estrés que deben consultarse con un médico para poder frenarlos a tiempo.
- Obtener ayuda. A veces es necesario pedir a otro familiar que eche una mano o contratar a una persona para que ayude al cuidador durante unas horas al día o a la semana. También puede resultar útil pedir ayuda o contratar a persona que le descargue de las tareas domésticas, los recados o el cuidado de los niños para que el cuidador pueda disponer de algún tiempo libre.
- Disfrutar de tiempo libre y cuidar sus aficiones. Pasar tiempo libre haciendo algo de lo que disfruta puede darle al cuidador un respiro muy necesitado y un nuevo estímulo para seguir adelante. A veces es necesario desconectar para poder resultar más eficaz.
- Mantener las relaciones sociales. Pasar tiempo con las personas que quiere y le importan, como amigos y familiares es vital para el bienestar del cuidador. Asimismo, salir a comer con un grupo de amigos, ir al cine o disfrutar de un tranquilo paseo al aire libre puede tener importantes beneficios positivos en su estado de ánimo.
- Ser consciente de las propias limitaciones. Muchos cuidadores tienen sentimientos ocasionales de enojo o frustración y luego se sienten culpables por ello, cayendo de esta forma en un círculo vicioso y autodestructivo. Para evitarlo, lo mejor que pueden hacer es tratar de encontrar maneras positivas de gestionar y canalizar las emociones difíciles como hablar con amigos que lo apoyen, hacer ejercicio o llevar un diario personal.
- Practicar deporte y mantener hábitos de vida saludables. Una dieta sana y variada y la práctica regular de algún tipo de ejercicio físico así como dormir el tiempo necesario reducirá considerablemente las posibilidades de sufrir estrés, ansiedad o depresión. El cuidador debe evitar a toda costa hábitos perjudiciales para su salud como fumar, beber alcohol o utilizar indebidamente medicamentos recetados.
A menudo la necesidad de buscar tiempo para uno mismo o atender sus propias necesidades conlleva un sentimiento de culpabilidad en el cuidador. Sin embargo, éste debe recordarse a sí mismo que si no antepone su propio bienestar de vez en cuando, a la larga le resultará del todo imposible prolongar los cuidados a la persona mayor que tiene a su cargo.
Cuándo buscar ayuda profesional
Es importante que los cuidadores presten especial atención a su salud emocional. Varios estudios han demostrado que las personas cuidadores se encuentran en mayor riesgo de sufrir depresión y ansiedad. Reconocer los síntomas a tiempo es un aspecto clave para poder acudir a un profesional médico o un especialista que le ayude sobrellevar sus emociones.
Síntomas de depresión
Los síntomas de depresión incluyen sentimientos de tristeza y desesperanza que interfieren significativamente en las actividades diarias. Otros signos de alerta son:
- Pérdida de apetito o alimentación excesiva.
- Insomnio o problemas para dormir.
- Agotamiento.
- Apatía.
- Problemas para concentrarse y tomar decisiones.
- Irritabilidad.
- Inquietud.
- Llanto excesivo.
- Dolores de cabeza u otros dolores constantes o intermitentes y sin motivo.
- Beber demasiado alcohol.
Síntomas de ansiedad
La ansiedad es una respuesta a una situación estresante, como cuidar a una persona mayor. Sin embargo, demasiada ansiedad puede ocasionar problemas de salud e interferir en la vida cotidiana. Los síntomas más claros de la ansiedad son:
- Dificultades para resolver problemas y tomar decisiones.
- Pérdida de concentración.
- Nerviosismo e impaciencia.
- Tensión muscular.
- Dolores de cabeza.
- Enojo o irritabilidad constantes y sin motivo.
- Insomnio o problemas para dormir.
- Hiperventilación.
- Preocupación constante.
- Taquicardia.
Además de buscar ayuda profesional, es importante que el cuidador se enfrente a estos síntomas planificando actividades placenteras con familiares y amigos, uniéndose a grupos de apoyo para cuidadores, participar en actividades que lo hagan sentir feliz y/o practique técnicas de relajación, como meditación y yoga.
Asimismo, es importante que durante el tiempo que necesite para reponerse, se recuerde a sí mismo que cuidar su salud emocional y sus necesidades físicas le convierten en un cuidador más eficiente, lo cual, en definitiva, ayuda a la persona mayor que tiene a su cargo.
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