Una de las opciones más habituales, tanto en niños como en adultos, a la hora de hidratarnos, son las bebidas isotónicas. Este tipo de bebidas, que contienen hidratos de carbono, agua y minerales, están especÃficamente diseñadas para la reposición de lÃquidos y sales minerales después del ejercicio intenso. Sin embargo, se encuentran a la venta en las grandes superficies (no solo en tiendas especializadas en deporte) y es la opción favorita de muchas personas, incluso sedentarias, debido a sus reclamos saludables y a su sabor dulce.
Este tipo de bebidas isotónicas, en el caso de que realicemos un consumo por encima de lo normal o cuando no son realmente necesarias, puede llevar no solo a no ofrecernos un beneficio fÃsico, sino a poner en juego nuestra salud, especialmente nuestra salud dental. ¿Cómo afectan las bebidas isotónicas a la salud de nuestros dientes?
Bebidas con un PH muy bajo que atacan el esmalte
Uno de los componentes de estas bebidas isotónicas, además de los carbohidratos, agua y minerales, es el ácido cÃtrico. Este ácido podemos encontrarlo de forma reducida en muchos alimentos, como por ejemplo los limones, limas, arándanos, fresas y grosellas, pero en las bebidas isotónicas lo encontramos en una mayor cantidad. Esto hace que el PH de las bebidas llegue a ser muy bajo, más bajo que el de un limón, y esto puede afectar a la salud de nuestros dientes.
¿Cómo nos afecta este ácido cÃtrico? El ácido ataca directamente al esmalte de nuestros dientes: un tejido más duro que el de los huesos que recubre la corona de cada pieza dental. Primero actúa llevando a cabo una desmineralización del esmalte para pasar después al desgaste. Esto lleva a la exposición al aire de la dentina: la parte del diente donde se encuentran las terminaciones nerviosas. Esta exposición de la dentina es la que hace que podamos sufrir hipersensibilidad dental, sobre todo ante alimentos o bebidas muy frÃos o muy calientes.
Normalmente podemos neutralizar la acidez del ácido cÃtrico presente en los alimentos de manera natural a través de la acción de la saliva, pero esto solo ocurre cuando estamos ingiriendo una cantidad moderada de ácido. Cuando aumentamos esa cantidad, como puede darse con el consumo exagerado de bebidas isotónicas, la saliva no es capaz de neutralizarlo y es cuando puede afectar al esmalte dental.
Son bebidas azucaradas, no refrescos saludables
Por otro lado, otro de los componentes habituales de estas bebidas es el azúcar en una buena cantidad. Las bebidas isotónicas están especialmente formuladas para deportistas que acaban de realizar un esfuerzo grande, por lo que es necesario para ellos reponer carbohidratos (azúcares) además de sales minerales y agua.
El problema radica en que muchas personas utilizan este tipo de bebidas como una fuente de hidratación más en su dÃa a dÃa, en el lugar de los refrescos o incluso del agua. No debemos olvidar que las bebidas isotónicas son bebidas azucaradas, no un refresco saludable ni una fuente de hidratación adecuada para la vida diaria, mucho menos para los niños.
Las bebidas isotónicas, debido a su alta cantidad de azúcar, se han identificado como la causa de la aparición de caries en algunos deportistas: solo son recomendables en ocasiones especiales en las cuales necesitemos reponer azúcar y lÃquidos de forma rápida.
Debido a su sabor dulce, son las preferidas por muchos niños para acompañar comidas o para hidratarse entre horas: el hecho de que se encuentren a su alcance en cualquier gran superficie hace más difÃcil el control del consumo de estas bebidas por parte de los menores. En una época en que muchos tienen serios problemas dentales, y muchos tienen ya sobrepeso u obesidad, debemos evitar en la medida de lo posible que los tomen.
A la hora de hidratarnos, lo mejor es el agua
Tanto para acompañar las comidas principales como para hidratarnos a lo largo del dÃa, nuestra opción principal debe ser siempre el agua. Ni los refrescos (cargados de azúcar), ni los zumos (que eliminan la fibra de la fruta y pueden causar picos de azúcar en sangre), ni las bebidas isotónicas deben ser la fuente fundamental para nuestra hidratación.
Si beber agua se nos hace difÃcil, siempre podemos saborizarla con hojas de menta o pequeños trozos de fruta; incluso consumirla en forma de infusión (sin azucarar). Preparar nuestra propia agua saborizada y guardar siempre una botella en la nevera, lista para tomar, es un pequeño gesto que puede ayudarnos a mejorar nuestra salud.
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