Nutrición, Salud

Cómo cuidar la nutrición de las personas mayores

La vejez no es una enfermedad, aunque con la edad se van produciendo una serie de cambios en nuestro organismo que pueden hacer que se incremente la susceptibilidad a padecer algunas enfermedades.

Repercusiones de la edad en la nutrición

En primer lugar, decir que conforme avanza la edad se produce un aumento de grasa y una pérdida de musculatura en nuestro organismo, además de alteraciones en el tubo digestivo, disminuyendo su capacidad de absorción de vitaminas y oligoelementos.

Videoconsulta nutrición, pediatria y ginecología

También hay que tener en cuenta que las dificultades en la alimentación de las personas mayores pueden ser debidas a alteraciones de la dentición, la pérdida en la capacidad para oler y saborear los alimentos, problemas de deglución o a un enlentecimiento del vaciamiento gástrico.

Además, masticar los alimentos de forma adecuada es fundamental para poder seguir una dieta sana, por ello es necesario el cuidado de la dentadura, aconsejándose comer alimentos de fácil masticación. Se van perdiendo piezas dentales, generalmente debidas a enfermedades periodontales y a la falta de calcio y vitamina D. Todo ello hace que se intenten evitar alimentos de difícil masticación como frutas y hortalizas, lo que lleva a un menor consumo de fibra y, por tanto, problemas de estreñimiento. Por ello se recomienda la ingesta de fibra para evitar ciertas disfunciones intestinales como la diverticulosis de colon, tener una mejor tolerancia a la glucosa y disminuir los niveles de colesterol.

También cabe citar la pérdida de la capacidad gustativa, fundamentalmente a nivel de las papilas gustativas de la lengua, encargadas de detectar el sabor dulce y salado, lo que hace que disminuya el placer a la hora de comer y el interés por los alimentos

Los huesos también sufren un desgaste progresivo con los años, lo que conlleva a un mayor riesgo de osteoporosis y fracturas. Por ello hay que cuidar la ingesta de calcio con una dieta rica en lácteos y, si es necesario, complementar la dieta con suplementos. Todo esto, además, acompañado del ejercicio físico adecuado a su edad.

Por último, decir que el consumo de medicamentos, tan frecuente en esta edad, puede afectar a la alimentación de muy diversas formas. Por ejemplo, induciendo la pérdida o el estímulo del apetito o actuando sobre la ingesta mediante la alteración del gusto, provocando náuseas o vómitos, lesionando la superficie de absorción intestinal.

Recomendaciones nutritivas

Se debe intentar que las personas mayores, las que puedan, se cocinen su comida y coman con compañía, ya que esto está demostrado que les ayuda a mantener no sólo un mejor estado nutricional, sino que también influye en su estado de ánimo.

No se debe descuidar una buena hidratación en las personas de la tercera edad, sobre todo en verano, cuando muchas veces no se acuerdan de beber agua. No hay que olvidar que con la edad nos hacemos más susceptibles a los daños que pueden provocar en nuestro cuerpo las temperaturas elevadas. Por todo esto es de suma importancia seguir unos hábitos de vida saludables, que incluyen, por supuesto, los alimentarios, consumiendo dietas equilibradas, con una gran variedad de alimentos.

Es muy recomendable en las personas mayores el consumo de frutas y verduras, sin ingerir excesos en proteínas y utilizar el pescado como fuente de omega 3, como inductor de la respuesta defensiva.

El cerebro, para un correcto funcionamiento, requiere no sólo de un aporte suficiente de glucosa sino también de ciertas vitaminas, concretamente del complejo B, por lo que su déficit puede dar lugar a deterioros neurológicos progresivos. Esta es otra de las causas por lo que se recomienda una dieta sana y completa.

Es muy recomendable realizar actividad física de forma moderada diariamente. Hay que olvidar la idea de que la edad es una contraindicación para practicar ejercicio físico. La clave está en realizar el más adecuado en relación a la edad. Tampoco hay que hacer grandes hazañas deportivas, basta desde un simple paseo diario hasta la práctica de algunos deportes como la natación, las caminatas, la bicicleta o la gimnasia, todas ellas realizadas de forma no competitiva. No hay que olvidar que algunas actividades sociales pueden suplir a las actividades deportivas, el ejemplo lo tenemos con el baile.