En la Unión Europea, todos los días, 15.000 ancianos sufren una lesión suficientemente grave para solicitar tratamiento médico; de ellos, 5.500 acuden al hospital y 275 acaban falleciendo, mientras que varios centenares nunca vuelven a casa porque ingresan en unidades de larga estancia. Las personas de más edad tienen una mayor mortalidad no sólo porque tienen más probabilidades de caerse, sino porque también son más débiles.
Factores que aumentan el riesgo de caídas
En las caídas influyen varios factores, no sólo el estado de salud de los huesos secundario a la osteoporosis que pueda padecer, sino también a la mejor o peor adaptación del entorno donde se mueva y del grado de movilidad que posea. Así por ejemplo, son factores de riesgo de caídas en ancianos la edad, ser mujer, vivir sola, utilizar psicofármacos y polifarmacoterapia, las alteraciones en la movilidad y la marcha, demencia, problemas visuales (cataratas, glaucoma, etc.), etc. En cuanto a factores de riesgo derivados del entorno, que incluye las casas, las calles y los centros de mayores, tenemos la poca iluminación, suelos resbaladizos, superficies irregulares, escaleras, etc.
Cómo ayudarles a evitar las caídas
Las lesiones provocadas por las caídas en los ancianos generan unos costes sanitarios elevados, sobre todo por las fracturas de cadera; además porque los que sufren una caída tienen dos o tres veces más probabilidades de caerse de nuevo en el plazo de un año. Por todo ello debemos centrar todos nuestros esfuerzos, desde todos los ámbitos, en la prevención de las caídas en las personas mayores.
Para ello, se considera que el primer eslabón en la prevención es que la propia persona mayor intente estar en la mejor forma posible, tarea esta que debe ser supervisada por sus familiares directos, en caso de que ellos no sean capaces de hacerlo por sí solos:
- Manteniéndose en buena forma haciendo ejercicio con regularidad ya que éste fortalece y mejora su equilibrio y coordinación. Además es muy importante no recluirse en casa, participe en actividades sociales que mejorarán su calidad de vida evitando la soledad.
- No descuidando su dieta que debe contener calcio y vitamina D para disminuir el riesgo de fracturas óseas; de esta forma la leche, el queso, el yogur y pescados grasos, como la sardina y el atún, así como la yema de huevo, verduras de hoja verde oscura, batata, harina de avena, aceites vegetales, perejil, etc. serán importantes incluirlos en la dieta. Además, tomar el sol con moderación ya que la vitamina D también se produce por la luz solar.
- En casa elimine los obstáculos, manteniendo todo lo que utiliza habitualmente, a mano, sin tener que utilizar escaleras. Elimine los suelos rotas o desgastados, o los dobleces en las alfombras. Tenga los números de emergencia en letras grandes cerca de cada teléfono. Utilice un teléfono portátil y tenga cerca los números de emergencia. Ponga un teléfono cerca del suelo por si se cae y no puede levantarse.
- En el cuarto de baño mantenga el suelo seco después de ducharse. Si es posible, coloque una esterilla, pero asegúrela con firmeza para disminuir las posibilidades de dar un traspié. Instale barandillas de seguridad. Si tiene inestabilidad, use una silla de ducha y un accesorio manual para la ducha. No cierre la puerta del cuarto de baño. Coloque un teléfono en el cuarto de baño. Instale una manguera larga de ducha manual.
Pero, además, los profesionales que cuidan de las personas mayores y los responsables de políticas sociales deben:
- Realizar una evaluación del riesgo de caídas en todos los pacientes de edad avanzada.
- Elaborar protocolos para revisar los factores de riesgo de las personas de alto riesgo de caídas.
- Formar instructores especializados en ejercicio con vistas a una prevención eficaz de las caídas.
- Promover actividades de ocio en las que los mayores tengan que moverse, apropiadas a su edad.
- Facilitar el funcionamiento de los servicios de fisioterapia para la rehabilitación de los pacientes que han sufrido una caída.
En resumen, que la reducción de las lesiones por caídas podría evitar muchas muertes, para ello las intervenciones eficaces consisten en una combinación de la concienciación del riesgo de caída, seguida de la modificación del entorno, además de la promoción de la actividad física y del entrenamiento del equilibrio. La propia persona mayor y sus familiares, además de los responsables sanitarios necesitan trabajar conjuntamente en este campo y llegar a poder reducir aún más la carga sanitaria y social que provocan las caídas.
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