Lucia Mi Pediatra, Padres

La gastroenteritis infantil

¿Cuántas diarreas o episodios de estreñimiento pasarán nuestros hijos a lo largo de su infancia? Os garantizo que unos cuantos.

 

Los niños pueden comer de todo desde el mismo momento en el que empiezan con la gastroenteritis. Pero… ¿de todo, de todo? preguntan las madres una y otra vez. Casi de todo, sí, de hecho la mucosa intestinal se recupera antes cuando antes empiecen a comer. Hay que desterrar de una vez el mito del agua de arroz, la patata cocida y el pescado hervido. Las últimas recomendaciones nos indican que cuanto más variada sea la dieta, antes se recuperarán.

Y de todo es de todo: ¿Hay un pollo al horno para comer? Pues le damos unas mollitas. ¿Hay sopa de cocido? Pues un par de cucharadas. ¿Se va detrás del dulce? (Ojo, quizá su cuerpo necesite azúcar), dale azucares naturales: un trozo de pera, de plátano evitando en todo momento azúcares refinados que podrían empeorar su diarrea. ¿Que se va hacia el salado? Ofrécele un trocito de pan con aceite y sal, por ejemplo; de todo, eso sí, en pequeñas cantidades y muy despacio.

¿Y un zumito de manzana?
No es lo ideal. Hay que evitar zumos envasados, batidos, azúcares y por supuesto refrescos. Aquello de darnos coca cola a sorbitos cuando éramos pequeños también debemos abandonarlo. Los líquidos o alimentos ricos en azúcares durante una diarrea lo que producen es un empeoramiento de la misma, un fenómeno que llamamos “diarrea osmótica”. Al tomar un líquido altamente concentrado en azúcar nuestro cuerpo, en un intento de compensar las concentraciones y diluirlo, empuja el agua de nuestro organismo hacia el tubo digestivo y con ello la diarrea empeora.

¿Entonces, qué le doy?
Agua o si la diarrea o los vómitos son muy intensos, suero oral. El suero oral tiene todas las sales y azucares que necesita nuestro cuerpo cuando tenemos pérdidas vía digestiva. Si está comiendo, con que le des sorbitos de agua es suficiente. Si no come nada sólido, tendremos que insistir con el suero oral. Ni bebidas para deportistas ni zumo, recuerda.

¿Y cómo se lo doy si no para de vomitar?
Muy despacito, poco a poco. 5 ml cada 15 minutos. Si les damos de beber mucha cantidad, la vomitarán inmediatamente. Hay que hidratarles poco a poco, cada 15 minutos un sorbito de agua, 15 minutos de pausa y un sorbito de suero y así… y entre medias alternaremos con pequeñas cantidades de comida: un poco de yogur, un trozo de pan con aceite, un trocito de pollo, una cucharada de fideos… Si hiciésemos esto nos ahorraríamos la mayoría de las visitas a urgencias.

¿Le cambio a una leche sin lactosa?
La respuesta es no. Solo está indicado retirar la lactosa en pacientes intolerantes o cuando la diarrea se prolonga más allá de los 15 días y siempre pautado por su pediatra. Si retiramos la lactosa el primer día, nuestra enzima natural llamada lactasa deja de funcionar y cuando reintroduzcamos de nuevo la leche con lactosa, tendremos una diarrea de rebote.

¿Y jarabes para cortar los vómitos?
Se daban antiguamente, pero ahora en los niños pocas veces los utilizamos. Muchos de ellos tienen efectos secundarios y con estas recomendaciones, no suele ser necesarios.

La deshidratación

“Me asusta mucha la deshidratación ¿Cómo sé que se está deshidratando?” Los niños cuanto más pequeños más rápido se deshidratan; durante los primeros días son pocas cosas las que has de vigilar pero que sí has de conocer.

  • Desasosiego, tendencia al sueño, irritabilidad.
  • Piel fría o sudorosa.
  • Tristón, deja de jugar, debilidad o inestabilidad.
  • Ausencia de lágrimas al llorar.
  • Boca y/o lengua secas y pegajosas.
  • Ojos hundidos, ojeroso.
  • Si hace menos pipí de lo habitual y observas que en las últimas 8-12 horas no ha hecho.

Y eso es todo. La próxima vez que tu hijo tenga una gastroenteritis no tendrás dudas de cómo actuar.

Pero, si te surge alguna, recuerda que Sanitas te las resuelve de la forma más cómoda con blua, porque con su servicio de videoconsulta podrás ponerte en contacto conmigo o con cualquier otro pediatra blua, estés donde estés. Tan fácil como pulsar un botón. Incluso para urgencias, las 24 horas del día y sin cita previa. Así, tanto tú como tu hijo os quedaréis más tranquilos.

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