Hablamos hoy de tratamientos existentes para la obesidad. Pero, en realidad, de lo primero que hay que hablar es de que la prevención es lo más importante para frenar el avance de la epidemia más grave del siglo XXI y, a la sazón, enfermedad silente que trae consigo más enfermedades silentes para el ser humano.
Porque está comprobado: la prevención, la educación y unos hábitos de vida y alimentarios saludables desde pequeños y sobre todo en y desde las familias, harán que nuestros niños sean adultos sanos y saludables.
Comenzamos: ¿qué hay que tener en cuenta sobre los tratamientos para paliar la obesidad?
La obesidad es una enfermedad crónica y por tanto no es de rápida resolución. Cualquier intento de tratamiento siempre tiene que estar controlado por profesionales sanitarios. Aparte de que la obesidad pueda tener un componente genético, básicamente se trata de modificar hábitos adquiridos durante mucho tiempo y eso requiere constancia, seguridad y confianza en uno mismo. Y, por supuesto, mucha fuerza de voluntad y tomarse en serio las pautas sanitarias, porque no se trata de una cuestión de imagen y estética, sino de salud, de vivir más y mejor.
Así pues, los tratamientos pasan por modificar los hábitos alimentarios disminuyendo la ingesta calórica que nos ayude a consumir nuestras reservas de glucógeno y proteínas.
También deberemos aumentar el ejercicio físico, todo ello siguiendo un plan trazado por un equipo multidisciplinar de profesionales entre los que se deberían incluir endocrinos, dietistas, enfermeras, psicólogos,…
Los tratamientos farmacológicos para obesidad se pautan sólo en determinados casos y según prescripción facultativa. Y lo mismo ocurre con la cirugía para obesidad, que sólo se realiza en casos de obesidad mórbida y no en todos, pues para decidir someter a una persona a una cirugía de este tipo es necesario tener en cuenta sus factores personales, psicológicos y de estado de salud general.
Cirugía bariátrica
Son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de tratar a una persona de obesidad mórbida y muchos los estudios realizados por equipos de expertos. Traemos hasta aquí uno de ellos, realizado por profesionales sanitarios de Albacete, que está relacionado directamente con la salud mental de los pacientes obesos mórbidos y que concluye que «los pacientes diagnosticados de obesidad mórbida y con enfermedades psiquiátricas previas que son sometidos a cirugía bariátrica tienden a recuperar más peso y a presentar más complicaciones tras la cirugía que los que no presentan problemas de salud mental».
Sobre las técnicas quirúrgicas relacionadas con la cirugía bariátrica, comentar que hay varias y que dependiendo del estado del paciente se recomiendan unas u otras: gastroplastias, bandas gástricas, balón intragástrico, by-pass gástrico, derivación biliopancreática… son sólo algunas de ellas. Los equipos multidisciplinares para tratar a estos pacientes, de los que también forman parte los cirujanos, establecen qué técnica es la más adecuada para cada paciente.
Tras la cirugía, habitualmente por laparoscopia porque repercute en una mejor recuperación del paciente, y seguimientos y controles exhaustivos, se consigue una pérdida de peso y grasa corporal notable.
Algunas patologías asociadas a la obesidad mórbida como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, las insuficiencias cardiorrespiratorias, las apneas del sueño, la infertilidad, las enfermedades de las articulaciones o problemas psicosociales mejoran considerablemente. El paciente gana autonomía y seguridad, así como sensación de control sobre su cuerpo.
Por último, nos queda por reseñar sólo que hay que tener cuidado con las pérdidas de peso rápidas, pues se ha comprobado que las personas con un peso corporal fluctuante son más propensas a sufrir cardiopatías e, incluso, muertes prematuras. Recordemos que se trata de adelgazar a un ritmo sostenido en el tiempo y constante, siempre bajo control médico.
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