No es sencillo beber todo el agua que necesitamos al día, aunque sepamos de sobra que hay que beber. Pero ¿sabes realmente cuánto agua debes beber en tu jornada y cuándo es mejor beberla? Te damos las claves para que mantengas una buena hidratación.
¿Cuánto agua tengo que beber al día?
La recomendación general para toda la población siempre ha sido la de beber dos litros de agua diarios, pero ¿se puede aplicar a todo el mundo? La verdad es que estos dos litros son solo una aproximación, eso sí, bastante acertada. Otras fórmulas que podemos utilizar para conocer nuestras necesidades de agua a lo largo del día son las siguientes:
Requerimiento diario de agua: 35 ml x kilogramos de peso
Requerimiento diario de agua: 1 ml x caloría gastada
Para una persona de aproximadamente 70 kilos de peso, su requerimiento diario de agua según la primera ecuación sería de unos dos litros y medio, lo cual no anda desencaminado de la recomendación general. La dieta media de manteniemiento para una mujer suele ser de 2000 calorías; según la segunda ecuación, su consumo de agua debería ser de dos litros. La de un hombre es algo mayor, alrededor de 2500, por lo que el consumo diario de agua también debería ser superior. Pero siempre andamos rondando los dos litros o dos litros y medio al día.
¿Cuándo debo beber?
Es una de las preguntas más importantes a la hora de plantearnos si estamos bien hidratados: no se trata solo de saber cuánto bebemos, sino también de saber cuándo debemos beber. Existen algunos falsos mitos alrededor de la hidratación, como el de que no se debe beber durante las comidas porque puede producir retención de líquidos o puede hacer que engordemos (es falso: el agua siempre tiene 0 calorías, la tomes a la hora que la tomes) o que beber agua antes de comer puede hacernos adelgazar (verdad… a medias: beber antes de comer nos da sensación de estar llenos, lo cual nos puede llevar a comer una menor cantidad, pero no nos hace adelgazar por sí mismo).
La recomendación para mantenernos correctamente hidratados es que bebamos siempre antes de tener sed: la sed es el mecanismo que alerta a nuestro cuerpo de que ya ha entrado en situación de deshidratación, por lo que es muy recomendable beber antes de llegar a esto. Tener una botella de agua fresca siempre a mano y a la vista puede facilitarnos esta tarea.
¿Solo vale beber agua?
La mejor forma de hidratarnos, desde luego, es con agua. Pero también hay alimentos en los que podemos encontrar ese aporte de líquidos que nos hacen falta: la fruta, las verduras, los caldos, las sopas frías o las infusiones son buenas opciones a la hora de introducir más líquidos en nuestra alimentación.
Por el contrario, también existen otras opciones que, a pesar de ser líquidas nos deshidratan, como por ejemplo las bebidas con alcohol. En el caso de las bebidas con cafeína, como sodas o café, su consumo es seguro mientras nos mantengamos dentro de dosis moderadas, aunque sí pueden causar deshidratación a dosis altas en colectivos como el de personas sedentarias o en el de personas de avanzada edad.
Otra buena opción para mantener los niveles óptimos de hidratación son los zumos de frutas: mejor no elegir los industriales, que suelen llevar una gran cantidad de azúcares añadidos. Si los hacemos nosotros mismos en casa pueden ser una buena manera de hidratarnos y refrescarnos en verano, aunque debemos priorizar el consumo de fruta fresca por encima de los zumos. También podemos optar por los smoothies o batidos de frutas y verduras de temporada y con bases líquidas como agua de coco, leche de almendras o leche de arroz, manteniendo siempre bajo control su aporte calórico.
Los beneficios de una buena hidratación
Una buena hidratación trae consigo multitud de beneficios, tanto a nivel estético como a nivel de salud. Estéticamente mejora de forma visible el estado de nuestra piel, que se vuelve más suave y más brillante, y a su vez mejoran también otro tejidos, como por ejemplo el cabello. También previene la aparición de celulitis, y combinado con ejercicios de fuerza y masajes manuales es una de las tres claves para mejorar el estado de la misma.
A nivel de salud, la hidratación reduce el riesgo de sufrir retención de líquidos y ayuda al buen funcionamiento de todos los sistemas de nuestro cuerpo. Siempre y cuando nos hidratemos de modo responsable y no caigamos en la trampa de un consumo excesivo de agua al día, que puede ser contraproducente para el organismo.
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