Casi desde que se levantan hasta que se acuestan los niños no paran un minuto, el colegio, los juegos, el deporte… Necesitan energía y para asegurarla es esencial empezar el día con un buen desayuno. A continuación te damos las claves para prepararlo de forma sencilla, garantizando el aporte energético y nutricional imprescindible tanto para su rendimiento diario, como para su crecimiento.
Cómo se consigue un desayuno completo
El desayuno de nuestros pequeños debe cubrir entre el 20 y el 25% de sus necesidades nutricionales e incluir los siguientes elementos para que sea equilibrado:
- Hidratos de carbono: Los encontramos en el pan, las galletas, los cereales… En su versión integral aportan más nutrientes y al ser de absorción lenta les proporcionan energía durante más tiempo, aunque al principio es recomendable darles a probar los alimentos integrales en cantidades pequeñas para asegurarnos de que los digieren sin problemas.
- Proteínas: Las obtendremos incluyendo lácteos (leche, queso, yogur…), huevo, unas lonchas de pavo cocido o jamón.
- Vitaminas y minerales: También están presentes en los otros alimentos, pero sobre todo en frutas y verduras, como el popular zumo de naranja o unas rodajas de tomate para acompañar el pan.
- Grasas saludables: Están en el aceite de oliva, los frutos secos o los aguacates, y son beneficiosas para su salud.
Muchos de los productos pensados para niños contienen azúcar: el cacao, los cereales azucarados, la mermelada, las galletas… una buena forma de no darles azúcar en exceso es incluir como máximo solo uno de ellos cada vez.
Mejor si aprenden a disfrutarlo
El desayuno es de las comidas más importantes del día. Para hacer de él un hábito es recomendable sentarnos con nuestros hijos a desayunar, dedicando al menos unos 20 minutos a este momento. Vale la pena poner el despertador un poquito antes para evitar las prisas, y que los niños puedan comer tranquilamente y sin agobios.
Tener siempre alimentos saludables en la mesa contribuye a que los conozcan y se interesen más por ellos, si además se los presentamos de vez en cuando de forma divertida, será más fácil que se sientan atraídos y con ganas de probarlos. Frutas como los arándanos son perfectas para crear dibujos sobre las tostadas y además también cuidan sus dientes.
Si les animamos a que participen en la preparación del desayuno, no solo estarán aprendiendo nuevas habilidades, también estimularán su apetito. La variedad también es clave para que no se aburran y desayunen con más ganas. Podemos alternar días de desayunos dulces con salados, tomar las piezas de fruta unos días enteras y otras en zumos y batidos o cambiar de vez en cuando la leche de todas las mañanas por otras alternativas vegetales, como la leche de almendras.
Un desayuno saludable y fácil de preparar
Excepto el fin de semana, de lunes a viernes tampoco solemos disponer de mucho tiempo para realizar grandes preparaciones, es preferible que podamos estar un rato juntos, desayunando tranquilos, a que lo gastemos en la cocina.
Estos son algunos ejemplos sencillos, pero que incluyen todo lo necesario para cubrir su gasto energético durante la mañana, y se salen un poco de las clásicas tostadas con mantequilla y mermelada o la bollería, que es mejor que consuman de forma esporádica.
- Yogur con cereales, un kiwi y un mini con aceite de oliva y una loncha de pavo
- Un batido hecho con un vaso de leche, medio plátano, un puñado de almendras y 2 galletas.
- Zumo de naranja, vaso de leche con cacao y una tostada con aguacate untado y medio huevo duro picado (que podemos dejar cocido la noche anterior).
- Bizcocho casero y un batido de leche de avena, fresas y un puñado de nueces.
Por último, no hay que olvidar que una buena alimentación empieza por un buen desayuno, y para fomentarlo nada mejor que predicar con el ejemplo. Desayuna tú también con ellos en la mesa todas las mañanas y estarás educando a tus hijos para la salud.
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Pedro