Los mensajes publicitarios, las modas, los consejos por parte de gente no cualificada… muchas veces nos empujan a adoptar hábitos que tienen perjuicios para la salud, aunque en realidad no nos hacen ningún bien. Los tres más frecuentes son:
Saltarse comidas
Irse a la cama sin cenar, no desayunar o saltarse comidas son hábitos que a menudo se ponen en práctica entendiendo que así se va a perder más peso o se va a adelgazar rápidamente, pero no es así.
Dejar de comer durante un largo periodo de tiempo tiene consecuencias sobre la liberación de insulina y los niveles de glucosa en sangre, provocando picos y oscilaciones bruscas que repercuten, precisamente, en todo lo contrario: la acumulación de grasa y la ganancia de peso.
Por otro lado, estar muchas horas sin comer hace que lleguemos a la siguiente comida con más hambre, lo que multiplica las probabilidades de que acabemos ingiriendo más cantidad de comida, que comamos más deprisa y que nos decantemos por productos poco saludables, tres factores que implican un mayor aporte calórico y, por tanto, un mayor riesgo de sobrepeso.
Los especialistas en endocrinología y nutrición advierten de que si estas conductas de ayuno sin control se repiten habitualmente, el metabolismo de la glucosa acaba alterándose, lo que favorece la aparición de diabetes tipo 2.
Evitar el gluten sin ser celiaco
De un tiempo a esta parte, el gluten (una proteína presente en buena parte de los cereales responsable de la sintomatología propia de la celiaquía) ha sido demonizado hasta el punto de que muchas personas lo han eliminado de la dieta sin haber recibido previamente un diagnóstico de ser celiacos.
Los especialistas en nutrición se muestran contrarios a seguir estas pautas dietéticas porque, en primer lugar, no existe justificación clínica y, por otro, eliminar un grupo tan extenso de alimentos de un plumazo y sin supervisión especializada puede acarrear deficiencias para la salud.
Por su parte, especialistas de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona emitieron un informe al respecto en el que concluían que: “Las dietas sin gluten están recomendadas en personas que presentan enfermedad celiaca o enfermedades asociadas con su consumo”. Con respecto a eliminarlo de la dieta sin ser celiaco para obtener supuestos beneficios para la salud, los científicos creen que no hay suficientes estudios sobre esta cuestión y los que hay son de poca envergadura, de manera que por el momento “en ningún caso pueden establecer una relación causa-efecto entre el consumo de alimentos sin gluten y beneficios para la salud”.
Tomar solo productos light
La idea de consumir productos light con la esperanza de que sean más saludables persiste en muchas personas; sin embargo, es uno de los errores más habituales cuando se habla de nutrición.
El hecho de que un producto exhiba en su etiquetado el término light lo único que indica es que tiene, como mínimo, un 30 % menos de calorías que su versión convencional, bien porque han reducido su contenido en grasa, bien porque le han añadido menos cantidad de azúcar.
No obstante, eso por sí solo no es suficiente para transformar el producto en cuestión en un alimento o bebida saludable por muchos motivos. Por un lado, que el aporte calórico sea menor no quiere decir que las calorías totales de dicho producto no sean excesivas. Asimismo, un producto puede ser bajo en grasas y azúcares, pero llevar otros ingredientes que lo hagan poco recomendable.
Por otra parte, reducir el contenido en grasa no sirve de mucho si el alimento lleva exceso de azúcares añadidos o al revés. Finalmente, si las raciones de dichos productos ligeros son demasiado grandes, el supuesto beneficio de contener menos calorías quedaría anulado.
Los expertos afirman que antes de implantar cualquier hábito nutricional hay que acudir a un especialista para que paute lo mejor para el paciente, ya que en la nutrición reside una parte fundamental de nuestra salud.
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