Si bien la llegada del verano implica múltiples beneficios y nos anima a hacer ejercicio al aire libre, también lleva aparejados otros inconvenientes que pueden convertirse en un auténtico incordio a la hora de entrenar. Nos estamos refiriendo a la incidencia de los rayos solares y al incremento de las horas de luz natural que, en muchas ocasiones, nos obligan a calzarnos las zapatillas bajo un astro abrasador.
Tal es así, que protegerse de él apropiadamente será clave para preservar nuestra salud; un punto en el que la crema solar pero también las gafas cobran especial importancia. Pero, ¿cómo podemos escoger estas últimas con conocimiento de causa? ¿En qué deberíamos fijarnos para hacerlo correctamente?
Cómo proteger los ojos al hacer deporte
Existen una serie de factores que debemos tener en cuenta a la hora de inclinarte por un modelo de gafas u otro. Para empezar, tendrá que contar con un filtro UV de, mínimo, 99% -las de gran calidad ofrecen un 100%-, así como un filtro de luz apropiado para la disciplina que vamos a practicar. Este último cuenta con cuatro categorías o niveles que van del cero al cuatro en función de la luz visible que dejan pasar.
La cifra determina lo oscuras que son, pero no la protección que ofrecen (cuanto más alta, más opacas serán). También encontramos vidrios fotocromáticos capaces de cambiar la intensidad del filtro en función de la luz que incida sobre el cristal, aunque no es muy habitual verlos en monturas deportivas.
El tipo de disciplina, si lo practicas en plena montaña, el momento del día, la humedad del ambiente o la ausencia de ella, si implica movimientos bruscos, y el entorno donde lo llevas a cabo serán otros puntos que deberás tener en cuenta y que condicionarán tu elección. Aunque ya incidiremos en estas cuestiones más tarde.
Unas gafas de sol para cada modalidad y entorno
De esta manera, si sales a correr por la montaña, en pleno sol, escoge unas polarizadas, reducen el deslumbramiento del sol, mejoran el contraste y evitan los reflejos que se proyectan sobre la hierba y similares. No hace falta que sean de pantalla, pero sí grandes y que cuenten con la sujeción apropiada para resistir a los vaivenes de tus pies sorteando los obstáculos del terreno.
Decántate por el policarbonato en lugar del cristal, pues este material resulta más ligero y aguantará mejor las posibles caídas. En alta montaña el filtro IR (infrarrojo) es también recomendable.
Para el esquí, el surf o la vela las más idóneas son las lentes gradientes, es decir, las que cuentan con una sombra oscura en la parte superior de la gafa y cuya finalidad es la de reducir el resplandor del cielo. También será fundamental que se adapten bien a tu cara, de esta manera evitarás que se precipiten al agua. El acabado en espejo ayudará a eliminar una cierta cantidad de luz en altas exposiciones.
El color del cristal es otro punto que no puedes dejar de valorar. Por ejemplo, los amarillos aumentan nuestra percepción de la luminosidad, razón por la que deberíamos descartarlos en los deportes como los mencionados (aunque no para el tenis o el pádel, por ejemplo). Sin embargo, los verdes polarizados son muy apropiados para el asfalto y, especialmente, para el ciclismo. Para el esquí y la alta montaña los idóneos son los marrones o grises.
Y, si vas a sudar mucho al exponerte a temperaturas extremas, procura que tengan un puente nasal regulable, evitarás que se empañen con facilidad. Que resulten curvadas será otro aspecto muy de agradecer en las disciplinas acuáticas, en la escalada y similares, pues te protegerán de la luz periférica.
Otros consejos para protegerte del sol
Para acabar, y más allá de las gafas y protector solar, existen otra clase de trucos que te ayudarán a luchar contra el calor y el entrenamiento bajo los rayos del astro rey. Equiparte con las prendas adecuadas, por ejemplo, será clave. Aquí nos estamos refiriendo a cosas tan sencillas como optar por una visera en lugar de por una gorra que caliente toda nuestra cabeza, por camisetas transpirables, y por tejidos que eviten las molestas rozaduras causadas por la adherencia del tejido a la piel húmeda.
Hidratarte correctamente y aplicarte una crema tipo after sun después del ejercicio también serán fundamentales para evitar complicaciones durante y tras la sesión de entrenamiento. Por no hablar de otros trucos y consejos como salir a trotar a primeras y últimas horas del día, examinar tu piel regularmente, etcétera.
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