La enfermedad por el virus del Zika se transmite fundamentalmente a través de la picadura de mosquitos del género Aedes, que resultan infectados cuando se alimentan con sangre de una persona con Zika y pueden transmitir la infección al picar a otras personas. Se trata de los mismos mosquitos culpables del Dengue o el Chikungunya.
El virus del Zika fue descrito por primera vez en 1947 en África y se le dio ese nombre por el bosque Zika, situado en Uganda. Si bien hasta 2007 solo se habían comunicado casos esporádicos en algunos países de África y Asia, el virus se ha expandido en la última década a nuevos territorios y ha dado lugar a brotes epidémicos en varias islas del Pacífico. Desde 2015, se ha detectado transmisión autóctona del virus en varios países de América Latina y el Caribe.
Los síntomas más comunes son fiebre baja o moderada, sarpullido en la piel, conjuntivitis, dolor muscular y articular, cansancio y dolor de cabeza. Unos síntomas que aparecen entre 3 y 12 días después de que la persona resulte infectada. Por lo general, la enfermedad, para la que no existe vacuna ni tratamiento, es leve y se estima que en un 75-80% de los casos no da síntomas, por lo que suele pasar inadvertida.
Las embarazadas, grupo de mayor riesgo
El principal riesgo del Zika recae sobre las mujeres embarazadas y el feto que están gestando, pues durante el embarazo el virus puede causar una grave anomalía neurológica denominada microcefalia, que hace que el cerebro de los fetos no pueda formarse de manera adecuada. La voz de alarma surgió en Brasil al registrarse un aumento importante de casos de microcefalia en bebés nacidos de madres infectadas por Zika.
Aunque la mayoría de las mujeres embarazadas infectadas por el virus dan a luz a bebés sanos, cada vez son más los estudios que confirman la asociación entre malformaciones neurológicas en recién nacidos, y en particular microcefalia, y una infección de la madre por Zika durante el embarazo.
En España solamente se ha detectado la enfermedad en personas que vienen infectadas de países donde hay transmisión del virus (casos importados). La experiencia con otras enfermedades producidas por virus similares y con los mismos mecanismos de transmisión indica que, aunque no es imposible, es poco probable infectarse en nuestro país por Zika (transmisión autóctona), según señala el Ministerio de Sanidad.
Posponer el viaje a zonas endémicas
Entre las medidas de prevención, se recomienda a las mujeres embarazadas que tengan previsto viajar a zonas endémicas -principalmente países del Caribe, América del Sur, América Central y África- que, a ser posible, retrasen el viaje hasta el final del embarazo.
También se aconseja a cualquier persona que haya estado en alguna zona en la que exista el virus posponer 28 días desde su regreso las relaciones sexuales sin protección con mujeres que estén embarazadas o tengan intención de estarlo, para evitar un posible contagio a través del semen y dado el posible riesgo de microcefalia fetal.
Las mujeres embarazadas que hayan viajado a países de riesgo por el virus del Zika se someterán a análisis de sangre y orina si al volver a España presentan alguna sintomatología indicativa de la infección, según el protocolo de seguimiento acordado entre Sanidad y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
En caso de confirmarse la presencia del virus, se realizarán ecografías seriadas para controlar el crecimiento y, sobre todo, la morfología fetal cada dos semanas, siendo imprescindible el concurso de obstetras avanzados en el diagnóstico ecográfico prenatal y en la sospecha diagnóstica de infección fetal.
El 1 de febrero de 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el virus del Zika representaba una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) al reportarse en muchos países y territorios. Ante esta situación, es probable que continúe diseminándose por nuevas áreas.
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