Si bien el estrés o la ansiedad constituyen reacciones naturales de nuestro organismo que nos permiten permanecer alerta en situaciones límite, en muchas personas acaba convirtiéndose en un estado crónico que dificulta su vida diaria y propicia la aparición de enfermedades, haciendo disminuir nuestra esperanza de vida.
En ese sentido, el trabajo puede ser una fuente importante de estrés, y por eso es habitual hablar de estrés laboral. Las causas más comunes de estrés laboral son los salarios bajos, el volumen elevado o sobrecarga de trabajo o la falta de oportunidades de promoción. Según la encuesta Regus Business Tracker, el 58% de los trabajadores españoles afirman haber sufrido un incremento del nivel de estrés laboral durante la crisis económica.
Cómo nos afecta el estrés laboral
El estrés puede llegar a ser muy peligroso para nuestra salud. Tarani Chandola, epidemiólogo del University College de Londres, por ejemplo, ha liderado un estudio que sugiere que el estrés crónico incluso puede conducir a la muerte, y que lo hace en muchas ocasiones, pues aumenta en un 68% el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias.
Según un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet, el estrés laboral aumenta un 23% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. El estudio fue realizado con 200.000 personas de siete países europeos y según Mika Kivimäki, del University College de Londres, quien dirigió la investigación:
La puesta en común de estudios publicados y no publicados nos ha permitido investigar la asociación entre la cardiopatía coronaria (CC) y la exposición al estrés laboral (definida por altas demandas laborales y el bajo control de decisión) con la mayor precisión conseguida hasta el momento.
Para evitar estas causas de estrés laboral, pues, debemos seguir una serie de consejos tanto en el entorno laboral como fuera de él.
Pautas a seguir para evitar el estrés laboral
Localizar la fuente del estrés: una buena recomendación es mantener un diario o tomar nota rutinariamente durante un par de semanas escribiendo todas aquellas situaciones que nos generan más estrés y cómo respondemos a las mismas.
Cuantos más detalles aportemos al contexto, lo que sentimos y las personas que nos rodean, más completa será la identificación de las fuentes principales del estrés. También es importante apuntar cómo reaccionamos ante esas situaciones estresantes y evaluar qué reacciones son las que más han contribuido a reducirlo, como por ejemplo salir a dar un paseo al aire libre.
Darse caprichos saludables: En muchas ocasiones, frente al estrés solemos reaccionar dándonos caprichos poco saludables, como la ingesta excesiva de calorías, darnos un atracón de algún alimento muy azucarado o graso (como helado), beber alcohol en exceso, etc. Sin embargo, estas soluciones, además de ser nocivas para nuestra salud, a largo plazo no solucionan el problema que origina el estrés y, también, favorecen la ansiedad o los altibajos emocionales.
Debemos sustituir esas soluciones por otras más saludables y eficaces, como hacer ejercicio al aire libre, practicar yoga o dormir más horas. En ese sentido, el deporte en general produce la liberación de endorfinas y causa un efecto relajante inmediato.
Aprender a delegar: Hemos de asumir que no podemos asumir siempre todas las tareas, que la vida no solo es trabajo, que es importante para nuestra salud a largo plazo y, por extensión, nuestro rendimiento, compaginar adecuadamente el trabajo y la vida personal. En ese sentido es importante saber desconectarse de los dispositivos que nos mantienen disponibles las 24 horas al día los siete días a la semana. Es importante implementar pautas en las que, por ejemplo, decidimos no consultar nuestro correo electrónico en todo el día, o solo una vez a primera hora y otra vez a última hora.
Fijar límites claros entre la vida laboral y personal también reduce el estrés asociado a los posibles conflictos de conciliación.
Tiempo para descansar: Este proceso de recuperación requiere ‘desconectar’ de la actividad laboral cuando no se está trabajando. También es importante desconectar totalmente durante el período de vacaciones.
Aprender a relajarse: las técnicas como la meditación, los ejercicios de respiración profunda y la conciencia plena pueden ayudar a liberar estrés y conseguir, junto con los otros puntos, una vida un poco más feliz y menos dedicada, a todas horas, a pensar en el trabajo.
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