El nervio ciático es el nervio más grueso del cuerpo humano, teniendo su inicio en la columna vertebral y extendiéndose a través de los glúteos, la parte posterior de los muslos y las piernas hasta los pies, dando ramas sensitivas y motoras en todo su trayecto.
Una presión o daño a dicho nervio puede suponer dolor, hormigueo, pinchazos y/o entumecimiento en las diferentes zonas afectadas. El dolor en la espalda no resulta tan incapacitante como el de las piernas o los pies, ya que la mujer embarazada puede llegar a sentirse débil, e incluso incapaz de caminar.
El embarazo es una etapa de la vida de una mujer que supone muchos cambios corporales, entre ellos el incremento del volumen y cambios en la postura, sobre todo en la segunda mitad de la gestación. Debido al tamaño y peso del abdomen la curvatura lumbar tiende a incrementarse. A esto se añade que el equilibrio se ve comprometido, teniendo la necesidad de aumentar la base de sustentación del cuerpo, lo que supone que las piernas tienden a estar más abiertas y las puntas de los pies orientadas hacia afuera.
Estos cambios pueden comprometer el nervio ciático en su salida en las últimas vértebras lumbares y/o por la contractura del músculo piramidal de la pélvis (situado en la región glútea).
Hay un alto porcentaje de casos, pero siendo el nervio la misma estructura afectada, debemos diferenciar donde está el origen de la compresión. Podemos intuir que si el dolor no pasa de la rodilla, normalmente se debe a la compresión del músculo y se llama falsa ciática o pseudo-ciática y si se extiende más abajo, ciática o si también hay dolor lumbar lumbo-ciática. Esto es solo una orientación y siempre es recomendable acudir a su médico para poder hacer un mejor diagnóstico diferencial.
Normalmente el dolor ciático afecta en mayor medida a la pierna dominante, siendo la pierna derecha la más perjudicada para las mujeres diestras y la pierna izquierda para las zurdas.
El dolor puede empeorar, siendo mínimo al principio y empeorando con el tiempo. Esto puede suceder debido a diversas razones: al caminar demasiado, reír o toser con brusquedad, hacer algún movimiento que requiera doblar el cuerpo hacia atrás…
¿Qué hacer para combatir el dolor ciático en el embarazo?
El ejercicio físico siempre ha sido una gran herramienta para aliviar los problemas múculo-esqueléticos, dado que cuanto más fuertes y flexibles estén lo músculos mejor sostienen la estructura. Por eso, llegar al momento de embarazo en una correcta forma permitirá tener una gestación más amable.
Durante el embarazo, se recomienda practicar yoga, natación o pilates, siempre de manos de un profesional cualificado. Sin embargo, antes de ejecutar cualquier ejercicio, es crucial acudir al médico y escuchar su opinión.
Acudir al fisioterapeuta también ayudará a disminuir el compromiso del nervio, mediante terapia manual, calor suave, estiramiento y ejercicios orientados.
Un plan de ejercicios domiciliario adecuado a cada paciente ayudarán a mitigar los dolores y caminar con más facilidad.
Si el dolor es muy agudo, existe la posibilidad de que se recomiende reposo en cama durante unos días antes de ejercitar la zona afectada, por lo tanto no es aconsejable comenzar a ejercitar por nuestra cuenta, ya que el dolor podría empeorar.
Se recomienda no abusar de las posiciones fijas (estar mucho tiempo sentada en una silla o un sillón) o no usar asientos sin respaldo como los taburetes. Es conveniente evitar realizar tareas que suponga levantar los brazos por encima de los hombros, cargar pesos o llevar una vida demasiado sedentaria.
Por último, es necesario recordar que el dolor ciático normalmente mejora y desaparece tras el parto, pero hasta entonces tiene la ayuda de su médico y fisioterapeuta.
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