La evolución del sistema sanitario en los países desarrollados ha provocado la aparición de un nuevo concepto de prevención, la prevención cuaternaria, cuya finalidad es contener la medicalización excesiva de la población.
La búsqueda de una vida más larga y sana ha supuesto que muchas personas acudan de forma recurrente a los servicios médicos y al sobrediagnóstico en situaciones que no es necesario. La medicalización excesiva e inadecuada conlleva malas decisiones terapéuticas y despilfarro económico al extenderse los límites de la definición de enfermedad y dedicar recursos para incluir, por ejemplo, los problemas personales como problemas de salud. Por este motivo, la prevención cuaternaria está ligada al fenómeno de ‘disease mongering’, o también llamado la mercantilización de las enfermedades.
Para potenciar este tipo de prevención y frenar las consecuencias del ‘disease mongering’, es necesario desarrollar todo el potencial institucional de la prevención y al mismo tiempo concienciar a la población de la limitación de los recursos públicos y el coste social sanitario. De esta forma, la prevención cuaternaria busca identificar al paciente expuesto al riesgo de medicalización excesiva para eliminar las intervenciones médicas innecesarias y sustituirlas por otras éticamente aceptables.
La prevención cuaternaria surge para disminuir la medicalización excesiva de la vida diaria puesto que, en parte, dicha medicalización no responde a aspectos médicos, sino que tiene raíces sociales, culturales y psicológicas.
Cambio de paradigma en el concepto de enfermedad
Para entender la realidad de la enfermedad, hay que tener en cuenta el cambio de paradigma que se ha producido a lo largo de la historia en lo que significa “enfermedad”, un concepto que se ha ido extendiendo en la sociedad y que actualmente lleva a reflexionar sobre lo que es la normalidad en salud y la necesidad de adoptar una actitud médica prudente de forma sistemática.
Debido a esta expansión, la prevención cuaternaria trata de evitar o paliar la medicalización de la vida diaria como una forma de disminuir la incidencia de iatrogenia, es decir, los daños en la salud provocados por un acto médico.
La capacidad del sistema sanitario de generar efectos adversos es notoria. Como contrapunto, la prevención cuaternaria busca que los profesionales sanitarios sean conscientes de las consecuencias de sus decisiones e incluyan intervenciones en su práctica diaria con los pacientes para prevenir la medicalización excesiva.
La prevención cuaternaria pretende disminuir la iatrogenia evitando las intervenciones médicas innecesarias y revirtiendo los efectos adversos de las intervenciones sanitarias necesarias.
Los daños iatrogénicos pueden ser de tres tipos: predecibles, accidentales y por negligencia. Los daños predecibles van ligados a un efecto primario, como es la administración de medicamentos; los accidentales son aquellos que se presentan de manera excepcional; y por negligencia son las adversidades propiamente derivadas de la ineptitud o incapacidad médica, es decir, los errores de conducta por mala praxis.
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