Entre el 10 y el 15% de los niños de todo el mundo padece dislexia: un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural. Esto no quiere decir que los niños que padecen dislexia sean menos inteligentes, sino que solamente sufren un trastorno de origen neurológico relacionado con la lectura y la escritura.
Es muy importante detectar la dislexia desde una edad temprana para poder así ayudar a los niños a superar las dificultades que se les puedan presentar, sobre todo en el ámbito escolar. Así es como podemos detectar la dislexia y estos son los tratamientos que tenemos a nuestro alcance.
Cómo detectar la dislexia: síntomas y causas
Sabemos que la dislexia aparece por una alteración en el neurodesarrollo, si bien pueden existir también factores hereditarios que predispongan al niño a sufrirla. A día de hoy no podemos estar seguros sobre cómo intervienen las causas genéticas, las dificultades en el embarazo y en el parto, o las lesiones cerebrales en el desarrollo de este trastorno.
La detección precoz cuando hablamos de dislexia es realmente esencial para prevenir las secuelas emocionales, la desmotivación y el fracaso escolar: sentirse frustrado por no alcanzar los estándares educativos (sin saber que esto se debe a un trastorno del aprendizaje), pensar que el niño es menos inteligente que los demás (cuando los niños que sufren dislexia suelen tener un coeficiente intelectual normal o alto) y tener una baja autoestima debido a los factores anteriores, son consecuencias que pueden evitarse gracias a la detección temprana del trastorno.
Para poder detectar la dislexia desde una edad temprana existen una serie de protocolos conocidos como PRODISLEX: se trata de protocolos de detección realizados por la asociación Disfam y expertos de la Universidad de las Islas Baleares que pueden ayudar en el proceso de detección del trastorno. En caso de que el niño cumpla con muchos de los síntomas descritos en estos protocolos, es necesario derivar el caso a un médico especialista que elaborará un diagnóstico adecuado.
Otra de las herramientas que tenemos a nuestro alcance para favorecer la detección temprana de la dislexia es la aplicación para Android ‘Dytective’, desarrollada por Samsung en colaboración con la organización ‘change Dyslexia’. Esta aplicación integra juegos lingüísticos para una detección precoz del riesgo de dislexia, realizando un análisis basado en redes neuronales y datos estructurados, para elaborar un porcentaje lo más preciso posible sobre la capacidad cognitiva de los niños analizados, y así reconocer las posibles dificultades en el aprendizaje que pudieran sufrir.
Los síntomas que suelen aparecer en los niños que sufren dislexia lo hacen en torno a los cuatro u ocho años, cuando los niños comienzan su etapa de aprendizaje escolar. En esta edad los síntomas más comunes son los problemas de vocalización con las palabras nuevas, la mezcla en el orden de las letras al escribir o el hecho de no poder recordar detalles de aquello que acaban de leer, pues necesitan una mayor concentración y atención. Debido al esfuerzo extra que necesitan realizar para llevar a cabo estas tareas de lectoescritura, los niños con dislexia suelen distraerse, mostrar desinterés o incluso rechazar estas tareas.
Cómo influye la detección temprana de la dislexia: tratamientos y soluciones
La detección temprana de la dislexia es muy importante para comprender al niño que la sufre y también para aportar soluciones que puedan ayudarle en su desarrollo educativo, social y personal. Saber que un niño sufre de dislexia es de gran ayuda tanto para los padres como para los profesores, que podrán entender de una mejor manera los desafíos a los que se ve sometido el niño y buscar soluciones a sus necesidades personales.
La doctora Ana Sebastián García, psicóloga infantil, nos habla de la importancia de la detección precoz de la dislexia en los niños:
La dislexia es un problema de aprendizaje que afecta a muchos escolares actualmente, y es fundamental ofrecer desde el primer momento una respuesta educativa adecuada al contexto y a la situación, de cada alumno y de cada profesor, implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La importancia de la detección temprana es evitar aumentar la distancia de retraso, es recomendable incluso empezar a trabajar según se detecten los primeros fallos, a esperar el diagnóstico completo.
El principal escollo a salvar es que la dislexia es incompatible con el sistema educativo actual, ya la mayoría de actividades requieren de la lectura y escritura (los exámenes por ejemplo), algo que deja en evidencia el modelo de aprendizaje de muchos colegios.
Como dice Juan de Dios Gálvez, profesor asociado de la Universidad de Granada:
El término actualizado ya no es dificultades de aprendizaje, quizás la nueva terminología debería ser situaciones de aprendizaje del alumno/a que generan dificultades de enseñanza, y el diagnóstico que se necesita es para determinar las medidas para responder a las dificultades de enseñanza que se plantean al profesorado, no para etiquetar.
Debemos tener en cuenta que no todos los tratamientos y soluciones sirven para todos los niños que sufren dislexia: el trabajo con un terapeuta educativo, el uso de las nuevas tecnologías, el aprendizaje en el hogar… Son muchos los recursos que tenemos a nuestro alcance para poder ayudar a un niño disléxico, pero no todos van a responder igual ante el mismo tratamiento.
Es importante que, además de intentar mejorar en el ámbito educativo, no olvidemos el desarrollo emocional del niño: es muy posible que un niño con dislexia pueda sufrir de baja autoestima o tenga dificultades en las relaciones sociales, algo que desde la familia y los especialistas también debe trabajarse. El apoyo emocional, tanto en casa como en la escuela, es básico para que el niño con dislexia se sienta seguro y desarrolle la confianza en él mismo.
Sobre este tema, Ana Sebastián García apunta lo siguiente:
La dislexia no sólo afecta a la capacidad de leer o escribir. Es un problema que abarca a más: cansancio, hastío, problemas de comportamiento… resultado de la incomprensión y de la dificultad a la hora de resolver tareas y ejercicios que el resto de compañeros/as ejecutan aceptablemente. De ahí que la coordinación colegio-familia sea fundamental para motivar, animar y facilitar el camino con las adaptaciones necesarias para conseguir desarrollar el talento individual al servicio comunitario.
Así, es muy importante la colaboración entre la escuela y las familias en las que hay niños disléxicos: esta alianza entre familia y profesores puede ayudar en el momento de desarrollar un método de aprendizaje más personalizado tanto dentro como fuera de la escuela.
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