El verano y sus circunstancias asociadas, calor, sudoración, deshidratación, irritación por cloro o salitre… pero, sobre todo, por el exceso de sol, hacen que nuestra piel pueda llegar al fin de las vacaciones algo perjudicada.
Durante los días de descanso, no solo nos exponemos durante más tiempo a una radiación ultravioleta más intensa que el resto del año, es que además solemos descuidar las rutinas de fotoprotección e hidratación de nuestra piel, además de llevar una vida un poco más desordenada en cuanto a consumo de alcohol, horarios, alimentación… En definitiva, que todos los factores se alían para hacer que a la vuelta del verano haya que plantearse una especie de puesta a punto para recuperar la piel de los excesos veraniegos y para retomar tratamientos que no pueden llevarse a cabo en los meses de verano por diversos motivos.
Cuidados diarios
Con la llegada del otoño no hay que modificar las rutinas de limpieza y cuidado de la piel, pero sí se deben introducir cambios en la formulación de los productos. De esta forma, sigue siendo obligatorio limpiar la piel por la mañana y por la noche con productos específicos según las recomendaciones del dermatólogo en función de nuestro tipo de piel. Debemos recordar que siempre hay que desmaquillarse antes de acostarse.
En cuanto a las cremas de cuidado diario, en otoño se pueden retomar texturas más untuosas que contribuyan a recuperar con mayor celeridad el manto hidrolipídico de la piel (una mezcla de agua y grasas específicas que evita la evaporación del agua de la superficie de la piel y al mismo tiempo nos protege de las agresiones externas que la deshidratan). Es esencial incluir algún sérum o fluido a base de vitamina C y otros antioxidantes para mitigar el daño ocasionado por la radiación solar en verano.
En este sentido, la fotoprotección es un hábito que debe mantenerse en otoño aunque el sol no brille tan intensamente en esta época del año. De esta forma, los especialistas recomiendan usar cremas fotoprotectoras con un factor de protección solar de, al menos, 30 o buscar cosméticos y maquillaje de uso diario que lo lleve ya incorporado.
Rejuvenecimiento facial
Prácticamente todas las técnicas de rejuvenecimiento facial pueden seguir haciéndose durante el verano sin problemas, fundamentalmente porque el sol no interfiere ni en la eficacia de estos tratamientos, ni favorece la aparición de complicaciones. El otoño, sin embargo, es uno de los mejores momentos para hacerlos, ya que suponen un claro impulso para mejorar el estado de la piel después del verano.
Sin embargo, los peelings químicos y los tratamientos con láseres ablativos están desaconsejados en verano. Según los especialistas, lo mejor es postergarlos hasta el otoño e, incluso, el invierno. El motivo no es otro que ambos procedimientos se basan en “pelar” las capas más superficiales de la piel para eliminar pequeñas arruguitas y manchas: mediante los peelings se eliminan distintas capas de la piel con la aplicación de diferentes tipos de ácidos, (ácido glicólico, salicílico, pirúvico…), de forma controlada por el dermatólogo, y en el caso de los diferentes láseres tiene lugar un efecto ablativo y/o de estimulación de la producción de colágeno y elastina.
El resultado es una piel renovada más tersa y luminosa… pero mucho más sensible a la acción de los rayos ultravioleta, uno de los principales responsables del fotoenvejecimiento y de la aparición de pigmentaciones en la piel. Asimismo, el calor y el exceso de sol interfieren en la cicatrización y la renovación de la piel sometida a estos procesos. Por todo ello son técnicas de rejuvenecimiento que se indican después del periodo estival.
Cirugía
La cirugía estética, tanto facial como corporal, puede hacerse durante todo el año. No obstante, el motivo de que los especialistas desaconsejen este tipo de intervenciones en la época estival es, fundamentalmente, la comodidad para el paciente, ya que muchos de los procedimientos exigen llevar fajas y vendajes compresivos después de la operación que ciertamente son incómodos teniendo en cuenta las altas temperaturas veraniegas.
Asimismo, y aunque las técnicas quirúrgicas estéticas apenas dejan cicatrices perceptibles, lo cierto es que para minimizar la posibilidad de que las cicatrices sean demasiado evidentes hay que restringir al máximo la exposición solar, ya que de lo contrario la zona de la cicatriz se hiperpigmenta (se oscurece) y es más visible. Además, estas zonas en fase de cicatrización son más susceptibles a las quemaduras solares. De esta forma, y siempre que sea posible, lo mejor es plantearse pasar por quirófano a la vuelta de las vacaciones.
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